Gerardo Martínez “El Tata” al menos fue sincero cuando, palabras más palabras menos, dijo hace poco tiempo en Argentina que le conmovía mucho que los mexicanos creyeran que su selección nacional podía lograr el Trofeo FIFA en Qatar. Solamente le faltó lanzar una sonora carcajada. Pero quienes hablan del asunto dicen que sí esbozó una sonrisa. Sonrisa irónica o de lástima. Quizá. Por eso se va sin complejos de nuestro país, pues desde antes del Mundial ya había empacado todo su equipaje y llevado sus pertenencia a su país natal. Sin importar los resultados en la cancha, él ya había decidido regresar a Argentina. Sí, se fue probablemente con la dulzura de sus palabras: “Me duele que los mexicanos creyeran que podían ser campeones”. Y ya no escuchó el sonido con que muchos de nuestros paisanos saben desquitarse de lo malo que les hace alguien: “Tata, tatata…”
Pero a Martino, con sus millones de dólares en el banco, lo que menos le duele es lo que le duele a los mexicanos fanatizados por el futbol. Así es que poco le importa que le digan “tata, tatata”. El acuerdo con la Federación Mexicana de Futbol está claro. Ha terminado su relación contraactual. Y ya.
No obstante, siendo justos, el sudamericano no puede cargar con toda la culpa de esta descalificación de un Mundial, como no ocurría desde 1978, en primera fase del torneo, y con dos partidos sin gol, ya que solamente se contabilizó un solo tiro a la portería en los juegos contra Polonia y Argentina, al saltar a la cancha sin un centro delantero titular, de modo que nos extrañó ver un cuadro más chato de la historia en justas como ésta, y con una línea de cinco defensas.
No vale ya el coraje del boxeador “Canelo” Álvarez y de otros millones de mexicanos. Aquel porque creyó que Messi se burló de nuestra bandera nacional, al confundirla con la camiseta que Andrés Guardado le dio en el intercambio después del segundo partido del torneo. Y los del pueblo-pueblo por la frustración de ya no ver a los suyos en la competencia. Por tanto, hay que voltear a ver feo no solamente al “Tata” Martino, porque a él le puede corresponder solamente un veinte por ciento de culpa de tan malos resultados futboleros. El otro veinte por ciento, es lógico, es de los jugadores que no brillaron como se esperaba de ellos, por la razón que sea. Sin embargo, el sesenta por ciento de este desastre deportivo pertenece a los centaveros directivos de la FEMEXFUT que solamente piensan en recuperar y ganar sus millones de dólares en las competencias internacionales, sin tomar en cuenta la promoción de chavos jóvenes, para colmo, desplazados por multitud de extranjeros que no aportan nada a nuestro deporte y sí son parte de la mala política de no dar chance de foguearse y crecer a los de las fuerzas inferiores, como lo hace ahora Pachuca y antes la UNAM.
No es por xenofobia que se reclame a los dirigentes de los clubes y de la FEMEXFUT que llenen de advenedizos las plantillas de la máxima categoría y de la división de ascenso. No. No veamos ese tinte discriminatorio, sin trajeran elementos que dejan escuela y que superan en la competencia a nuestros prospectos. No es por ahí. Es por lo que se sospecha del gran negocio que hacen algunos con esta medida, ya que así lo exhiben a ver a verdaderos bultos traídos de otras partes, lo que no se reclama cuando hacen aquí lo que es un estímulo para que los imiten nuestros chamacos.
Por tanto, quédense nuestros directivos con el sabor del fracaso de ver tanto desastre en nuestras selecciones menores, femeniles y ahora la mayor en un Mundial. Y no pedimos que traigan a Cristiano Ronaldo, como lo pretenden ahora en Arabia ofreciéndole 400 mil millones de pesos mexicanos por temporada, y a sus años. No. Eso es una locura. Pero sí traigan elementos de valía para que desquiten la paga. Y que sean honestos en su trabajo diario. Además de que deben promover más a los elementos de las escuelas de todo México, donde hay materia prima para no dar vergüenza en el siguiente Mundial, porque México no necesita competir para calificar, y habrá que ver cómo se realiza la preparación que permita al país al menos llegar al cuarto partido, aunque habrá que tirarle al quinto por dignidad.
Por lo pronto ya hay que pararle al “tata, tatata” contra Martino. Mejor veamos más hacia arriba para tirarle a los que manejan nuestro futbol profesional por lo que acabamos de pasar con nuestros tricolores en Qatar.
Ahí está el detalle, como diría Cantinflas.