Son tiempos difíciles para la prensa, especialmente la escrita, y la necesidad de supervivencia nos lleva a buscar soluciones en cualquier parte.
Substack, desarrollada por Jairaj Sethi, Chris Best y Hamish McKenzie, ha llamado la atención de los medios y los estudiosos de su actualidad.
Su idea es sencilla: Por medio de una plataforma de Internet, aportan al periodista y, básicamente, a cualquiera interesado en crear un newsletter (correo electrónico que se envía a suscriptores con noticias de interés), las herramientas para elaborarlos y cobrar una suscripción; a cambio piden el 10 por ciento de las ganancias.
En su artículo “Un mejor futuro para las noticias”, Best y McKenzie sostienen que: “creemos que ha llegado nuevamente el momento de que los periodistas prosperen gracias a los pagos de los lectores. (…) un modelo basado en suscripciones puede desencadenar una explosión de publicaciones independientes”.
La plataforma llamó la atención cuando autores como Charlie Warzel del New York Times, Heather Havrilesky del New York Magazine e, incluso, redacciones como la de la plataforma deportiva Deadspin, lanzaron sus propios newsletters… todo con el apoyo de Substack.
Conceptos como “libertad”, “independencia” y, por supuesto, “mayores ingresos”, se repiten en los artículos que detallan el fenómeno de Substack y los newsletters.
No todos han sucumbido ante el brillo de esta plataforma. Patricio Contreras, autor del artículo: “Substack no salvará al periodismo (pero sí a algunos periodistas)” reconoce: “El periodismo tiene muchos futuros posibles. Substack -el modelo que representa- es uno de esos futuros. Pero no es ‘el’ futuro”.
La crítica más fuerte apareció en las páginas del periódico inglés The Guardian, que en un artículo denominado “: ¿el futuro de las noticias o un esquema piramidal mediático?” detalla prácticas cuestionables por parte de la plataforma, como el lanzamiento de una versión Pro, donde ofrecieron hasta 250 mil dólares, además de otros beneficios, a ciertos periodistas para que dejaran sus empleos y se mudaran con ellos.
¿FUNCIONARÍA EN MÉXICO?
Un estudio elaborado en el 2021 por la Asociación Mundial de Editores de Noticias, el Tecnológico de Monterrey y el Facebook Journalism Project, reveló que el 85 por ciento de “personas clave” de 51 medios mexicanos, consideraron que en los próximos tres años sus empresas debían de migrar al modelo de contenidos de pago.
La idea, aunque popular, no ha sido tan exitosa. Jesús Soto Galindo, de El Financiero, reveló que el periódico El Noroeste de Sinaloa, con enorme prestigio, contaba con 5 mil 800 suscriptores luego de tres años de mantener el sistema de paga.
El reporte también revela que en el 2019 el Grupo Reforma, uno de los más influyentes del país, contaba con 100 mil suscriptores. Si esta cifra se mantuviera, quiere decir que las personas pagan 100 pesos (5.24 dls.) al mes por beneficios como “app con alertas personalizadas, notas en audio y periódico impreso en versión digital, newsletter con recomendaciones de los editores y una suscripción digital anual a The Wall Street Journal”, entre otros.
Si se considera que Grupo Reforma cuenta con tres periódicos (El Norte, Reforma y Mural), además del The Wall Street Journal, esto quiere decir que, mensualmente, estos medios reciben 25 pesos (1.31 dls.) por cada suscriptor.
Estos ejemplos demuestran que en México, una plataforma como Substack enfrenta el problema de que a los lectores nacionales no les gusta pagar para informarse.
En julio de 2020 Luminate, un firma de inversiones filantrópicas de apoyo a emprendedores, comisionó la elaboración del estudio: “Oportunidades y Desafíos del Modelo de Suscripción en América Latina”, con 2 mil 453 encuestas entre lectores de noticias mexicanos.
Entre sus principales hallazgos encontró que el 85 por ciento de los entrevistados lee medios digitales y, de ellos, el 71 por ciento lo hace una vez al día.
Sin embargo, solo el 8 por ciento es suscriptor de un medio digital pues: “no encuentran la razón para pagar, ya que puede acceder a las noticias de forma gratuita”.
El estudio señala que: “el precio aceptado oscila entre los 50 y 250 pesos mexicanos (2.62 y 13.09 dls.). A partir de los 200 pesos (10.47 dls.) crece marcadamente el porcentaje de los que creen que es caro”.
Este rango de precios choca con el sistema de Substack, que pide como mínimo una suscripción de 5 dólares al mes (95.51 pesos), una cantidad que ya es considerada onerosa para el lector mexicano.
Las diferencias de consumo entre el público mexicano y estadounidense revelan que una idea de este tipo no sería tan exitosa en tierras aztecas, por lo que los medios debemos seguir buscando las vías que ayuden a compensar el desplome en los ingresos por publicidad.
Parafraseando a Patricio Contreras: en México, Substack no es “el” futuro.
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