Las redes sociales cayeron como anillo al dedo a la carrilla futbolera de media semana.
Nunca antes los aficionados de todos los colores habían encontrado un mejor espacio para sus burlas, reclamos, apoyos y demás manifestaciones hacia su equipo favorito.
Es cierto, estaban los programas de radio chicharroneros, pero acceder a ellos era un logro, una proeza digna de celebrarse.
Hoy, con las redes, todos los técnicos de sillón podemos aventar nuestros análisis y alucinaciones mentales en completa libertad.
Sin embargo, quienes están más contentos con esta democracia que han abierto el feis, twitter e insta, son los difusores de las teorías de conspiración.
En el futbol nacional una de las tradiciones más arraigadas es desconfiar de la honestidad de los árbitros quienes, siempre, tienen la instrucción de alguien “muy arriba” de beneficiar a tal o cual equipo.
Y lo reconozco, la teoría no está del todo equivocada, a lo largo de la historia de nuestro querido panbol se han documentado los oscuros acuerdos entre directivos y nazarenos para darle a una escuadra un triunfo y hasta un título.
Esparcir teorías de conspiración sobre el equipo favorito de la temporada es la carnita que alimenta el apetito de los aficionados a media semana, una especie de botana en lo que llega el plato principal.
Esta práctica también es aprovechada por técnicos como “El Piojo” Herrera, quien ha convertido en un arte el culpar al árbitro cada vez que no tiene los resultados que esperaba.
Desde la temporada pasada, el bicampeón Atlas ha sido señalado como el beneficiario de una enorme conspiración entre televisoras, federación, casas de apuestas y comisión arbitral que le significó ganar dos títulos de manera consecutiva, luego de una de las más patéticas sequías en la historia del deporte profesional.
Televisa fue desplazado por el Grupo Orlegi como el nuevo diablo del balompié nacional.
Hoy que la temporada va bien encarrilada y el Atlas no está consiguiendo los resultados de hace unos meses, no obstante tiene el mismo equipo y hasta el mismo técnico, no puedo sino creer un poco en estas teorías de la conspiración.
Hoy que no hay goles cuestionables, tarjetas perdonadas, jugadas en fuera de lugar admitidas como válidas, el otrora poderoso Atlas marcha en el lugar 16, apenas arriba de Mazatlán y Juárez.
¿Qué pasó? Se preguntan más de dos a lo que los conspiracionistas responden: “se acabó el dinero”.
Ante la evidencia, no me queda más que darle in sorbo de mi café, pues no tengo un solo argumento para tumbar esa acusación.
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