El VAR ya se integró a las polémicas que generan sus decisiones, como una serpiente que se muerde la cola.
El asistente de video de los árbitros ha generado permanente inquietud en el planeta desde que fue usado por vez primera, en la Copa del Mundo del 2018.
Hay que aclarar que el creador del VAR fue uno de los huérfanos que alguna vez dejaron la controversia y la falta de revisión. Su impulsor, el silbante italiano Roberto Rosetti es el que validó aquel gol de la infamia de Carlos Tevez, de Argentina contra México, en clarísimo fuera de juego en el Mundial de Sudáfrica 2010.
Ese mismo año Rosetti se retiró de las canchas, obligado por un trauma que no pudo superar, ante una falla tan flagrante que fácilmente puso haber sido resuelta en la actualidad, por la repetición con ayuda de la cabina de video.
Hay quienes se declaran, ahora, hartos de las correcciones. Se anticipa que se reducirá su uso en la próxima Champions League. Crecen los movimientos a nivel internacional que piden que se use de forma limitada, una o dos veces por partido, pero a solicitud del equipo afectado. Hay quienes, de plano, quieren que se le jubile y se le tome como una fallida incursión de la FIFA a la tecnología.
A favor de la tecnología se le abona la transparencia. A causa de las presiones de aficionados y directivos que sucumben en partidos polémicos, ya se pueden escuchar las conversaciones entre el árbitro y los manipuladores de las imágenes que revisan una y otra vez las jugadas controversiales para llegar a una verdad que muchas veces es resbaladiza e indiscernible.
Las conversaciones solo añaden combustible a la hoguera, pues hay mil formas de interpretar palabras, tonos e intenciones en un intercambio sobre un tema tan caliente y a la carrera. Y no siempre lo que se ve se puede juzgar con corrección. Los árbitros convertidos en influencers especialistas en redes no se ponen de acuerdo, y eso que son los sabios en la materia.
En el pasado Clásico Regio de vuelta, en Cuartos de este Clausura 2024, Jorge Rodríguez metió la pierna y literalmente le rajó la corva y el chamorro a Fernando Gorriarán. Hubo sangre, porque los tacos entraron como púas en la carne. Parecía jugada clara de expulsión. Pero no. Un controlador del VAR, como se escucha en el audio, señaló que el balón fue bien jugado y que la pierna de Gorri se interpuso en el viaje natural de la pierna del Corcho después de que este tocara el balón. Adujo interpretaciones dictadas por la FIFA.
En la ida del Clásico Nacional pasado, de semis, el zaguero de Chivas Fernando González le mete la plancha en el tobillo a Brian Rodríguez del América y casi lo fractura. La revisión señaló que fue una jugada higiénica y que no hubo riesgo en la integridad física del adversario.
Las dos son jugadas que parecían claras, y que provocaron discusiones. Y creo que acusaciones y descargos se seguirán cruzando al infinito, lo que confirma que la justicia en la Tierra jamás se conseguirá a totalidad, ni entre futbolistas en la cancha, ni entre almas que buscan llegar al cielo sin pasar por el purgatorio
Lo que veo es que desde que se ha utilizado, la herramienta audiovisual de asistencia al juez ha evitad injusticias flagrantes que antes pasaban desapercibidas. Independientemente de que falle, en algunas ocasiones, su uso, ha ayudado a solventar polémicas que antes eran irreversibles y ha permitido que sean castigadas faltas que en el pasado quedaban impunes.
Un estudio del presente año de la Premier League, de Inglaterra, demostró que la videoasistencia arbitral es efectiva en un 96%, una tasa nada despreciable, si se considera que con anterioridad no había forma de saber si alguna jugada polémica pudo ser sancionada por el juez de otra manera.
Sería un error del mundo futbolero sancionar al VAR en esta etapa tan temprana de su uso. No debe ser considerada una moda, como otras que han quedado en letra muerta, como los seis segundos para el despeje del portero o el mal saque que se le macaría al que cobra de manos de banda con ventaja desproporcionada. Por ahora, la asistencia de video provoca alivio, pues ha quitado muchas risas y remediado montones de injusticias, para uno y otro bando. Como dice Arturo Brizio, que de arbitraje sabe bastante, el oficio del reffree de futbol se basa en la vista, el más valioso, pero también el más imperfecto de los sentidos.
Hay que dejar que el VAR termine de ajustarse, en un deporte como el futbol que siempre estará necesitado de ayuda para dar a cada equipo lo que merece sin alcanzar, jamás, esa justicia plena que demandará por siempre la raza humana.