Quién iba a apostar que la reciente visita a Nuevo León de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, iba a confirmar que el gobernador es el verdadero líder estatal de MORENA, con la complacencia de los senadores Waldo Fernández y Judith Díaz, quienes conforman uno de los dos bloques antagónicos en ese partido.
Samuel García fue astuto en palomear la lista de los invitados, pero sobre todo los que no estarían invitados, al único público de la mandataria durante la inauguración de la Unidad de Medicina Familiar número 72, ubicada en San Nicolas de los Garza.
Y mientras la senadora Judith Díaz, al día siguiente, sostenía la versión de que la presidencia de la República fue la única ventanilla en extender las invitaciones a personajes políticos que acudirían, asegurando que estarían “solo diputados federales y senadores de MORENA”, en los hechos sucedió todo lo contrario.
La polémica se desató cuando brillaron por su ausencia los cinco alcaldes de MORENA como Andrés Mijes, de Escobedo; Jesús Nava, de Santa Catarina; Manuel Guerra, de García, Gerardo Guzmán, de Linares, y Deyanira Martínez, de Zuazua.
O sea, tan grande fueron esas ausencias que se le atribuyen al listado que palomeó Samuel García, que la mandataria del país no recibió el saludo ni fue fue arropada por esos ediles, cuya población representa la tercera parte ¡de Nuevo León!, ni más ni menos.
Tampoco fueron requeridos ocho de los nueve diputados locales de MORENA, aunque la senadora aseguraba que “ninguno estaba invitado, solo los federales”, pero en los hechos solo estaba Tomás Montoya, de reciente militancia en ese organismo político.
Pero la prueba más evidente fue la mano que metió Samuel García dentro de MORENA, fue que Mike Flores, el líder de la bancada de Movimiento Ciudadano (MC) en el Congreso local, sí estuvo presente en primera fila. Y saben a quien no le llegó la invitación: ¡a Daniel Carrillo, alcalde de San Nicolás, anfitrión del acto!
Olvídese de que no fueron requeridos los ocho legisladores locales de MORENA, entre ellos Anylú Bendición y los demás, como los alcaldes ya mencionados, la interrogante que zumbó en los oídos de ellos fue: ¿qué diablos estaba haciendo Mike Flores? ¿De parte de quién? ¿Qué jabón lo patrocinó? Respuesta inmediata: el gobernador.
Por si había alguna duda, quedó confirmada que quizá Samuel García esté perdiendo simpatías entre sus gobernadores a menos de tres años de entregar el poder, pero donde se está fortaleciendo es dentro de MORENA en Nuevo León.
Por eso no sería ninguna sorpresa que el ejecutivo estatal sorprenda a propios y extraños que, de la noche a la mañana -sobre todo cuando sigue la lucha contra el PAN, PRI y PRD en el Congreso-, anuncie su renuncia a MC y se adhiera a MORENA.
Porque si eso pasó con Jesús Nava, el edil primero azul, luego naranja y ahora color terracota, nada le impediría a Samuel enredarse en la bandera del partido de la presidenta Sheinbaum que, dicho sea de paso, vino a Nuevo León a darle todo su apoyo.
Y no sería nada descabellado, pues también el gobernador está peleado con Enrique Alfaro, el gobernador de Jalisco, quien ya rompió relación amistosa con su homólogo de Nuevo León. Entonces como diría el abuelito de este columnista: “P’al baile vamos”.
¿Pero entonces Waldo y Judith qué papel están jugando? Una de las hipótesis en círculos políticos es que, en caso de prosperar el juicio político contra Samuel en el Congreso, y tuviera la oposición los 28 votos que se necesitan, uno de ellos pudiera ocupar el cargo vacante,
Claro, con una negociación de altos vuelos entre la presidencia de México con los principales liderazgos políticos de oposición, PAN y PRI a nivel nacional y estatal -sin excluir obviamente a los poderosos grupos empresariales de Nuevo León-, en la designación.
¿Pero si Samuel está bien macizo con la presidenta Sheinbaum, a como se ve, cuál es el otro escenario? Que desde la CDMX les doblen las manitas a los legisladores de MORENA que pudieran hacer bloque con el PRI, PAN, y PRD para sumar los 28 votos. Y hasta ahorita sólo dos los descarriados del corral: Anylú Bendición y Jesús Elizondo.