
Esta semana se cumplieron 14 años de que junto con mi familia emigramos a Canadá.
A lo largo de este tiempo hemos vivido en dos ciudades en extremos opuestos del país, nos ha tocado aprender a convivir con inviernos que han alcanzado sensaciones térmicas de hasta -40 grados centígrados, muchas veces hemos caminado con la nieve hasta las rodillas y en otras hemos disfrutado en el verano de chapuzones en algún lago para confortarnos de cuando la temperatura llega hasta 38 grados centígrados.
Para nuestra sorpresa, descubrimos que tan solo en la ciudad donde hoy vivimos se hablan entre 160 y 200 lenguajes y dialectos de todo el mundo, que el shawarma de medio oriente se prepara como los tacos al pastor y que las samosas son empanadas fritas de la India que se rellenan con vegetales y especias.
En esta jornada de vida nos ha tocado aprender, enseñar y modificar muchas cosas que antes de emigrar jamás consideramos hacerlo. Hoy, somos bilingües por necesidad y tenemos doble nacionalidad que ni nos hace menos mexicanos ni más canadienses. Somos producto de la movilidad humana, con todo lo bueno y todo lo malo que esto implica.
Desde mi condición de inmigrante me indigna, y desde mi posición de periodista me avergüenza el linchamiento mediático que Rogelio Funes Mori padece ante su posible convocatoria al equipo nacional que jugará en el mundial de Qatar.
Funes Mori llegó a Rayados porque consideró que la oferta era conveniente en lo económico y muy posiblemente en lo deportivo. Su capacidad en la cancha lo ha convertido en leyenda al rebasar la marca de goles en el club que tenía el chileno Humberto Suazo. Ha ganado más campeonatos que fallado oportunidades. En su momento, la oportunidad de nacionalizarse llegó por conveniencia, comodidad u oportunidades y el mellizo la aprovechó, como lo han hecho miles de personas que encuentran en México un lugar de progreso.
Cuando la violencia lo alcanzó en su propia casa y con su familia, Rogelio no tomó sus cosas y no se fue de Monterrey. Si se quedó por el contrato, por alguna presión o promesa de los directivos, o porque cuenta con los recursos para mejorar su seguridad es lo de menos. Lo que cuenta es que se quedó y ha seguido trabajando para y con los rayados y también con la selección mexicana, su selección.
Usar argumentos patrioteros para criticar a Rogelio en el tricolor denota una pobre capacidad intelectual de quien lo hace. Hace algunas columnas escribí que, si a esas vamos, pues Marc Crosas -que siendo Español ya condujo hasta en la ceremonia del Grito de Independencia, ¡oh sacrilegio mexica!- Tito Villa, Alvaro Morales, Sergio Verdirame, Santiago Fourcade, “El Diablo” Núñez, Lucas Ayala, Carolina Padrón, Christian Martinoli, Fabián Estay, Alex Aguinaga y otros que tampoco nacieron en México, no deberían de estar comentando deportes en medios locales y nacionales porque son naturalizados o residentes permanentes.
Igualmente nefasto es atacar a Gerardo Martino porque es argentino, cuando la verdadera razón para cuestionarlo es porque no se le ve capaz de armar y dirigir un equipo que compita en el Mundial, lleve o no a Funes Mori quien en justicia no debería de ir porque apenas regresa de una lesión, de la misma manera que ni Raúl Jiménez y Héctor Herrera deberían de ser convocados por muy mexicanos que sean..v
Horacio Nájera es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la UANL y cuenta con maestrías en las Universidades de Toronto y York. 30 años de experiencia en periodismo, premiado en Estados Unidos y Canadá, y coautor de dos libros.
@Najera13