
El jardinero de los Dodgers, Markus Lyn Betts firmó en el 2020 un acuerdo conocido como extensión de contrato que le dará, hasta el 2032, un total de 365 millones de dólares. El llamado Mookie, al año ganará 30.4 millones. Durante esta poco más de una década, el pelotero percibirá al día 82 mil dólares, o 1.6 millones de pesos.
A esta cifra, por supuesto, e le agrega lo que reciba de patrocinios y otros negocios que generará su lucrativa imagen.
En cualquier deporte profesional, el pago de las estrellas arroja cifras de vértigo, como la de Mookie.
El referente inmediato en el futbol es Kylian Mbappé, el francés maravilla del PSG que al finalizar esta temporada en curso podrá poner debajo del colchón otros 128 millones de dólares. Es este año, el mejor pagado del balompié, aunque las cifras se mueven periódicamente con el surgimiento de nuevas figuras y la devaluación de las que se van desgastando.
De manera permanente surge la pregunta sobre el valor de las habilidades de un ser humano. Los equipos de futbol son fábricas de dinero, que facturan cada año millonadas y que, al generar tales ingresos, pueden contratar trabajadores de estos sueldos fuera de órbita, para mantener satisfecha a la clientela. Tan solo en el equipo parisino también están en la nómina Lio Messi y Neymar Jr. que, juntos se embolsan al año otros 200 millones.
Hay que tener a la mano la calculadora para estimar las ganancias que obtienen estos consorcios de entretenimiento deportivo que son capaces de sostener estructuras con una sólida rentabilidad pese a sus inmensas erogaciones, lo que confirma que el futbol los campeonatos se ganan con billetes.
En el modesto balompié mexicano ocurre una anomalía extrema. Hay un futbolista campeón del mundo en el 2018, francés, Florian Thauvin, firmado por Tigres, que es, desde el año pasado, el jugador mejor pagado de la Liga. Sin embargo, está en la banca. En la presente campaña el más caro activo del circuito, que percibe seis millones de dólares al año, ha sido borrado por el entrenador, que no le encuentra acomodo en el once. Su paisano, André Pierre Gignac, en el mismo equipo, recibe 4.6 millones.
Al inicio de la semana me enteré de que existe una Fundación Gignac. El francés, adorado en Monterrey por sus aportaciones al equipo y por su calidez personal, ayuda de manera permanente a causas de caridad en la ciudad. Es una persona que ha tomado la determinación de repartir algo de lo mucho que la vida le ha prodigado a base de su talento.
El marsellés aprovecha la ocasión de los 105 goles anotados en el 2019 para romper el récord previo del club establecido por Tomás Boy, para hacer piezas de arte con igual número de balones. En la subasta programada para el 22 de febrero en la casa de Subastas Gimau, los recursos obtenidos serán destinados al beneficio de un centenar de menores necesitados de ayuda.
Supongo que los otros deportistas de salarios descomunales también hacen sus propios esfuerzos para derramar algo de sus ganancias, en favor de la comunidad. Espero que lo hagan, como una forma de mandar hacia los primeros pisos el elevador para ayudar a otros a que también suban, aunque sea un poco.