
Si realmente está avergonzado de lo que ha venido pasando en México desde que el PAN asumió el poder en el 2000, sobre todo por la sangre de inocentes derramada en los casi cinco años de su gobierno, el presidente Felipe Calderón Hinojosa debería suspender la noche del Grito de la Independencia en todos los rincones del país.
Si bien el mandatario decretó tres días de luto nacional por las 52 víctimas del Casino Royale de Monterrey el jueves 25 de agosto, sería muy incongruente que quisiera festejar el Grito de Dolores en la explanada del Zócalo como si hubiera mucho que celebrar en México.
Si al Partido Acción Nacional le hace falta credibilidad ante un electorado que ya ve cerca el día de sacarlo de Los Pinos, Calderón Hinojosa tiene la forma de echarle una mano: suspender por decreto presidencial los festejos del inicio de la Independencia.
Esta medida se tomaría en señal de duelo nacional no solamente por los lamentables hechos ocurridos en la capital de Nuevo León, sino por las víctimas inocentes a causa de la guerra contra el narco, donde por cierto las fuerzas armadas se han visto involucradas disparando contra ellos.
El incendio provocado en el Casino Royale por gente desquiciada -seguramente bajo los efectos de las drogas-, pusieron de nuevo en la vitrina internacional a México, a Calderón Hinojosa y al partido que gobierna, con amplios titulares en la prensa y en noticieros por esta nueva barbarie contra la población civil.
Por eso, ¿habrá algún motivo para celebrar la noche del 15 de septiembre en cada uno de los zócalos, de plazas y explanadas del país?
Si así sucederá -como es muy probable-, ¿qué pasará por la mente del presidente de México cuando se dirija al balcón central del Palacio Nacional para arengar ante la multitud el tradicional ¡Viva México!?
Ante la grave situación que atraviesa el país, un gesto de despedida del segundo mandatario emanado del PAN -con altas posibilidades de que sea el último-, sería honrar la memoria de los miles de muertos y desaparecidos con la suspensión de todas los actos cívicos patrios.
Cuando Vicente Fox Quesada tuvo la gran oportunidad de enderezar el destino del país luego de 70 años de corruptos gobiernos del PRI, tuvo la desgracia de desaprovecharla, y con ello no separar un capítulo en la historia de México que está reservada para los hombres ilustres.
Fox Quesada fue muy inocente en creer que con buenas intenciones acabaría con el narcotráfico, teniendo como aliado a un gobernador emanado de su mismo partido, Fernando Canales Clariond, que tuvo la osadía de gritar a todo pulmón en un discurso: “¡Y quiero que sepan que en Nuevo León, el narco nos hace los mandados!”.
Canales Clariond quiso ser un gobernador del cambio y sacar de su Estado a los criminales bien organizados, pero después de aquel discurso pronunciado en el 2000, ese territorio se convirtió en tierra de nadie.
Las narcotraficantes, ante tan osadas palabras del gobernante, demostraron que sólo le hacían mandados a sus progenitores cuando eran niños e iban por los refrescos y las tortillas.
Cuando en 2003 los electores sacan al PAN del Palacio de Cantera, con un 3 a 1 del candidato del PRI, Natividad González Parás ante el ahora famoso alcalde de San Pedro, Mauricio Fernández Garza, el número de muertos ya era considerable comparado con anteriores administraciones priistas.
Por eso, los muertos del Casino Royale no fueron obra de la casualidad. Fue otro acto de barbarie y de locura donde los civiles inocentes no tienen oportunidad de defenderse y llegan a ser una estadística más de muerte, producto de una guerra contra el crimen organizado que, aunque duela aceptarlo, defienden su negocio.
Y cuando Fox Quesada y luego Calderón Hinojosa quisieron afectar incalculables miles de millones de dólares que genera esta industria a nivel mundial, los dueños se defendieron de la agresión en proporciones de guerra inimaginables.
Conozco de cerca el caso de Nora Elia Ortegón de Lomelí, de 49 años, esposa y madre de tres hijos, que murió dentro del Casino Royale seguramente creyendo que la paz regresaría pronto a México.
Pero unos cuantos, entre políticos y delincuentes, no le dieron esa oportunidad de ver con sus propios ojos ese día que parece tan lejano cada vez.
Descansa en paz Nora. v
Twitter: @hhjimenez