Todos en el rancho saben que cuando a los borregos les sobra la lana, es hora de pasarlos por las tijeras, para con la venta de perdido recuperar algo de lo invertido. A la mejor piensan que estamos confundiendo las paridas con las preñadas al tocar este tema muy ajeno al mundo político, pero aunque usted no lo crea, hoy más que nunca se asemeja a la situación por la que atravesamos todos los mexicanos.
Todos sabemos que si tenemos una lanita guardada, y nuestros hijos conforme crecen, demandan más y mejores satisfactores como educación, ropa, esparcimiento, etc., entonces ¿qué es lo que hacemos?
Simple y sencillamente le damos una rasuradita a nuestras cuentas bancarias, claro que cuidando no gastar de más, pero aunque los regios tengamos fama de codos, tampoco somos tan miserables como para evadir nuestras responsabilidades.
Todo lo anterior se relaciona con las grandes incongruencias del mensaje social por parte de los gobiernos en especial del federal, comandado por el presidente Felipe Calderón, cuando con bombo y platillo nos dicen en miles de anuncios que el Seguro Popular registra ¡más de 40 millones de mexicanos!
Pero, ¿quiénes son los ciudadanos que necesitan el Seguro Popular? Son precisamente aquellos que no tienen acceso a la seguridad privada o al Seguro Social al no formar parte de la economía formal.
¿Entonces? Nuestras propias autoridades aceptan que casi la mitad de los mexicanos no forman parte del sistema tributario, precisamente por la ausencia de mecanismos eficientes para echar a andar nuestra maltrecha economía.
Y sin pretender ser experto, todos sabemos que para que funcione la economía, el Gobierno Federal debe asumir su parte adoptando políticas fiscales tendientes a ello.
Lamentablemente México es uno de los pocos países en los que se sigue creyendo que es mejor que los pocos ciudadanos cautivos paguen más impuestos, en lugar de aumentar la base tributaria.
Lo anterior precisamente porque aumentando la base de ciudadanos en la “informalidad” los partidos políticos no sólo mantienen sino que incrementan sus cotos electorales, ante el desánimo y escasa participación de las clases medias… hasta el momento.
Y aunque algunos consideran que los años nones vienen cargados de dones, todo indica que en el 2011, la cuesta seguirá muy cuesta arriba en materia económica y con la inseguridad rampante a nuestras espaldas.
Pero nadie tiene duda de que, si nos sirve de remedio, nos sobrarán shows mediáticos, mediante documentos que todos los partidos políticos “filtrarán” a diversos medios de comunicación, principalmente la radio y la televisión, porque no debemos olvidar que la batalla del 2012 empieza en el 2011.
Pero el colmo de los colmos se registra cuando el Banco de México anuncia que nuestras reservas internacionales superan los 125 mil millones ¡de dólares!, además de una deuda externa muy venida a menos.
Sin embargo, la realidad de México es simple y sencillamente la falta de liquidez y de mecanismos de apoyo financiero a la pequeña y mediana empresa, pero sobre todo cero estímulos a la moribunda microindustria.
¿Para qué quiere el Gobierno tanta lana guardada? ¿No sería mejor que la empezara a aplicar para mover la economía, que dicho sea de paso, la grave inseguridad por la que vivimos va muy de la mano con la falta de empleos dignos?
Y aunque muchos argumenten que chamba sí hay, la verdad es que la chamba de 400 pesos por semana, que pagan muchas fábricas y comercios, como que suena a una verdadera burla, en momentos en los que el precio del transporte urbano llegó al doble, sin contar con el aumento en prediales, tenencias, refrendos, etc, etc.
La verdad, si queremos resolver la crisis de inseguridad, nuestras autoridades deberían de hacer una reflexión y reconocer el fracaso de cualquier política social y económica aplicada hasta el momento.
Un gobierno con escasos soportes sociales, suena a un gobierno “desconectado” de la ciudadanía, y por ende con una fragilidad que no beneficia a nadie.
Y si a las clases marginadas las obligan a pagar por “adela” el transporte urbano, porque si no el cobro es doble; a las medias les quitan el escaso oxígeno con los aumentos de prediales o tenencias; y las clases privilegiadas o las secuestran o las asaltan, entonces ¿qué sectores sociales están apoyando a los gobiernos actuales?
Es sólo una pregunta…