Durante años, ya casi tres décadas, un hombre nos ha hecho disfrutar algunas de las mejores crónicas de fútbol, básquetbol y atletismo que ha tenido el periodismo regiomontano.
Su nombre es César Vargas, un tipo sencillo, alegre, bromista, gran periodista pero sobre todo, un buen amigo.
El ‘Caballero’, apodo que se ganó por su forma de ser, es un conocedor y amante del fútbol regiomontano; lo vivió con pasión desde niño y en el andar de la vida lo ha plasmado en las páginas de algunos de los mejores periódicos de la Ciudad.
Este amor por la historia del fútbol regio, por el reconocimiento al legado que han dejado grandes futbolistas en Tigres y en Rayados, le han costado acalorados encuentros con gente foránea o hasta extranjera que ha venido a radicar a la ciudad, y que muestran poco o nulo respeto a la tradición futbolística de Nuevo León, por considerarlo inferior, algo que a Vargas le molesta sobremanera.
Desde muy joven, César mostró un cariño especial por el periodismo y pronto, apenas salido de la Facultad de Comunicación de la UANL, recibió la oportunidad en el periódico Metro, donde empezó a mostrar su capacidad.
Ante esto, fue invitado casi de inmediato a unirse al equipo de redactores de El Norte.
En ese periódico, César creció y durante las largas coberturas de los campamentos de Rayados o Tigres, bromeaba al decir que a su mamá no le gustaba equis jugador, o que quería otro tipo de juego en el equipo.
Así, los reporteros de la fuente preguntaban a César, ¿qué opina tu mamá de la victoria de anoche?
“Pues la viejona considera que pueden dar más”, bromeaba.
Fueron pasando los días, meses y años de cobertura en El Cerrito, anterior casa de los Rayados, donde la pregunta siempre era, ¿qué opinaba la mamá del buen Caballero?
Vargas se convirtió con los años en el mejor cronista de fútbol de la ciudad, es una pluma valiosa, un hombre que en una narración te lleva al lugar del encuentro, a la cancha misma, que puede en un momento hacerte sentir lo que vive un jugador en un partido.
El dominio que siempre tuvo de la fuente y su forma de ser, hicieron que se ganara el cariño y respeto de todo el medio periodístico, local y hasta nacional.
Este martes 1 de noviembre, pasó a mejor vida la señora María Guadalupe López Betancourt, la mamá de César, aquella que salió a la plática en innumerables coberturas de fútbol, charlas en las que el buen Caballero dejaba ver su amor por ella.
¡Misión cumplida, señora!, formó a un gran profesional, pero también a una persona íntegra, un buen amigo, hermano y tío.