Qué les pasa a las autoridades de Nuevo León al intentar combatir al crimen organizado con una medida que salió de un funcionario tomándose un café latte deslactosado en un Starbucks: prohibir y multar a conductores que transiten en vehículos con vidrios polarizados en la zona metropolitana de Monterrey.
Quisiera ver a secretarios, subsecretarios y directores del gobierno del Estado poner la muestra en sus lujosas camionetas, a toda velocidad, muy sonrientes transitando por las calles y avenidas a la vista de todo mundo; con sus escoltas sin ninguna protección y en la mira del pistoleros del crimen organizado.
Porque seguramente esta medida de quitarle el papel polarizado a los automóviles, que se pretende aplicar a partir del 1 de julio, será ignorada por las autoridades con la excusa de que está en riesgo su integridad.
¿A poco el gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina de la Cruz; el alcalde de Monterrey, Fernando Larrazábal Bretón; el vocero de Seguridad estatal, Jorge Domene Zambrano, y el secretario de Gobierno, Javier Treviño Cantú, van a dejar de usar sus vehículos blindados polarizados?
¡Claro que no! Porque usarán camionetas último modelo que ya vienen de fábrica con esa protección solar, mismas que estarán exentas de las multas que irán de 4 a 8 mil pesos para los más jodidos. Y con toda seguridad sus esposas e hijos harán lo mismo porque la solvencia económica permitirá sacar un cero kilómetros apegado a la norma.
Esta media a la desesperada, ante el crecimiento de las ejecuciones en Nuevo León y la nueva modalidad del crimen organizado de colgar personas quemadas y dejar cabezas descarnadas en plazas públicas, en nada asustará a los autores y, menos, reducirá las estadísticas de escalofrío a corto plazo.
¿A poco no se han dado cuenta las autoridades que las organizaciones que se disputan el territorio de Nuevo León andan como Juan por su casa?
Por lo pronto la alcadesa de Escobedo, Clara Luz Gutiérrez, pintó su raya de la decisión del gobierno de Medina de la Cruz, y dijo que serán los miembros del Cabildo quienes decidirán si la medida de aplicar sanciones económicas se extenderá a su municipio.
La esposa de Abel Guerra Garza, abierto crítico de su compañero de partido Medina de la Cruz, se refirió a que hay personas que pasan muchas horas expuestos al sol dentro de sus hornos con ruedas -con temperaturas que superan los 40 grados-, protegiéndose de quemaduras en la piel con los vidrios polarizados.
Domene Zambrano y Treviño Cantú creen que por simple gusto de derrochar dinero los automovilistas gastaron, en promedio unos 300 pesos y hasta más, para circular sobre la plancha de asfalto en la zona metropolitana de Monterrey con sus ventanas oscuras.
También hay que recordar que miles de propietarios de autos y camionetas compraron sus unidades nacionalizadas provenientes de Estados Unidos, en donde los regios con suerte de ir a McAllen, son testigos que ninguna autoridad los multa por esta situación.
En la frontera de Tamaulipas, más extensa y poblada de automóviles que la de Nuevo León, los habitantes saben que ante los candentes rayos del sol la única posibilidad de gastar menos combustible para enfriar el interior, es polarizar los vidrios, además que se evitan quemaduras severas en la piel.
Y aunque en reglamentos de Tránsito del vecino Estado usar vidrios oscuros pudiera ser merecedor de una multa, a nadie se le aplica esta desquiciada medida, porque se aplica el criterio. Y además, a las personas buenas -que son mayoría- los agentes viales no las ven con cara de delincuente cuando van al volante.
Si algunos regiomontanos que aún viajan por carretera hacia Reynosa o Nuevo Laredo se quejan que son multados sólo porque sus vehículos tienen placas de Nuevo León, ya verán a la inversa: cuando los conductores de polarizados con placas de Tamaulipas empiecen a ser extorsionados desde Cadereyta y hasta la zona metropolitana.
No habrá dinero que alcance para saciar el apetito de los tránsitos, quienes tendrán una nueva excusa para rellenarse los bolsillos, ante una decisión tomada a la desesperada.
Ya de por sí el turismo ha sufrido un desplome porque los residentes de estados vecinos no arriesgan el pellejo para venir a Nuevo León, como igual sucede con la derrama que generaban los visitantes del Valle de Texas.
Y si algo faltaba, es creer que los pocos que aún vienen por motivos laborales, turísticos y para hacer negocios, van a comprar otro auto sin ventanas polarizadas para penetrar a territorio hostil de Nuevo León, porque el único que tienen no sufrirá cambios ya que en Tamaulipas, Coahuila y el Valle de Texas, si bien no está permitido, no es sancionable.
No me imagino a un señor de medianos recursos que dejaría a su esposa internada en una clínica del IMSS con una grave enfermedad -ajeno a la prohibición que se aplicará a partir del 1 de julio-, tomar la carretera libre en su Van modelo 1988 con destino a Monterrey.
Un día donde Jerónimo, que vive en Reynosa, compró en una subasta en Houston su modesta camioneta y lo primero que hizo, ante la proximidad del verano, fue ponerle papel oscuro barato.
Pero nunca imaginó que al llegar a Guadalupe, un tránsito en motocicleta frotándose las manos, detendría su marcha para aplicarle una multa de entre 4 y 8 mil pesos por traer a su esposa, casi agonizante, en su Van polarizada.
Que Dios ampare a los pocos foráneos que, como especies en extinción, tienen que venir por necesidad a Nuevo León.
Twitter: @hhjimenez