“Piensa mal y acertarás”, reza un refrán en el que siempre he estado de acuerdo especialmente cuando se trata de la actuación de los políticos.
Para nadie es un secreto mi postura de que la actual administración estatal está atendiendo la pandemia del Covid-19 de la peor manera posible, anteponiendo la economía a la salud de los ciudadanos.
Como viven en una burbuja de privilegios, creen que Nuevo León tiene las mismas condiciones sociales y económicas de algunas regiones pudientes de Estados Unidos y Europa, donde gracias a acciones responsables de sus gobiernos, lograron reducir a niveles manejables al Coronavirus y por ello están regresando a la vida antes de la pandemia.
Como viven en una burbuja, creen que todas las escuelas de la entidad pueden recibir al 100 por ciento de sus alumnos, cuando la gran mayoría de los niños todavía no cuenta con una vacuna contra la enfermedad debido a la estúpida obstinación del gobierno federal de impedir que puedan recibir su dosis.
Es cierto, se están vacunando niños en el Puente Colombia, pero los que ya recibieron una dosis son una minoría del total de los estudiantes. No todos los padres tienen los 650 pesos que (mínimo) se está cobrando por persona para subirse a uno de los camiones que hacen el viaje… una cifra que aumenta exponencialmente cuando el viaje se hace en el auto familiar.
Para hacer las cosas peor, este gobierno piensa que todas las escuelas de la entidad son como los colegios privados de San Pedro donde estudiaron y a donde envían a sus hijos y sobrinos cuando, en realidad, hay muchísimos planteles que no tienen condiciones para recibir a 40 alumnos dentro de un salón respetando las medidas sanitarias.
Hace unos días la verdad les escupió en la cara, cuando los noticieros matutinos estuvieron llenos de reportes de escuelas que no tenían ni servicio de agua potable y energía eléctrica.
No puedo entender la obsesión de esta administración estatal por apresurar el fin de la pandemia, como si el bicho atendiera los deseos de quienes están en el poder para así poder gritar a los cuatro vientos que Nuevo León es el primer estado de México en reactivarse al 100 por ciento. En serio ¿en qué diablos nos ayuda eso?
Me da mucha desconfianza esta terquedad de querer apresurar las cosas, de usar las cifras de contagios nuevos de Covid-19 como una justificación de que todo ya está bien, que los negocios pueden abrir al 100 por cierto, que la vida puede ser igual a antes del Coronavirus.
Parece que no entienden que las cosas no pueden ser igual. Que este virus no solo es mortal, es impredecible y no le importa que seamos el primer estado de la República en abrir al 100 por ciento… si encuentra la oportunidad va a infectar y matar a la mayor cantidad de personas posible.
Están minimizando las más de 20 muertes diarias por esta enfermedad, lo que me parece una verdadera falta de respeto a las familias de todas las personas que aún están perdiendo la vida y quienes, seguramente, se creyeron eso de que todo ya está bien, que podemos volver a las multitudes, a las compras, a los conciertos, a los juegos de Tigres.
Es más, debo decirlo, no confío en las cifras que han estado ofreciendo desde hace meses y con las que están justificando la apertura.
No confío en esas cifras pues ¿por qué debería de hacerlo?, ¿sólo porque ellos dicen?
¿Quién audita estas cifras? ¿Quién sabe -fuera de ellos- cómo se recolectan estos números, cuándo lo hacen, dónde lo hacen, cuáles son los criterios para aceptar un caso positivo como nuevo?
Lo voy a decir más claro, para que me entiendan: ¿quién me asegura que no nos están mintiendo, que todas estas cifras con las que están justificando la apertura total y el “regreso a la normalidad” (lo que sea que eso signifique) no son inventadas para poder hacer lo que están haciendo?
Todos estamos hartos de la pandemia, del encierro, del dolor de ver caer amigos, familiares, compañeros de trabajo, pero es no justifica que por decreto la vida va a ser igual que antes.
Es verdad, las vacunas permiten que las posibilidades de enfermarse de gravedad con este bicho sean mínimas, pero me espanta que este gobierno esté apostando a estas probabilidades para abrir todo… estamos hablando de vidas humanas por Dios.
Ojalá me equivoque, ojalá la realidad que nos están presentando día a día sea verdadera, que no estén inventando cifras para alimentar algo tan estúpido como lo es el ego. v