
La noche del miércoles 19 de mayo fue una noche histórica para México, Tamaulipas y Reynosa, y para los peloteros de Grandes Ligas Jorge Cantú y Jaime García, por razones que para muchas personas seguramente son desconocidas, porque desgraciadamente el beisbol carece de los reflectores que tiene el futbol:
Primera razón: Por primera vez dos jugadores originarios de esta ciudad se enfrentaron en un partido de temporada regular del beisbol de las Grandes Ligas. No cualquier cosa, porque estamos hablando del deporte número uno en Estados Unidos donde los jugadores tienen contratos multimillonarios y los patrocinadores hacen fila para anunciarse en cualquier forma.
Segunda razón: Porque nunca Reynosa ni Tamaulipas habían tenido dos peloteros en esa vitrina, enfrentándose, uno (García) en la loma de los disparos y el otro (Cantú) como bateador. Hace años Ismael “Rocket” Valdez, originario de Ciudad Victoria, pasó por las Grandes Ligas jugando para los Dodgers, Marlins, Padres, Marineros, Cachorros, Angelinos y Rangers, abriendo camino para García y Cantú.
Valdez se retiró del beisbol profesional de manera imprevista, regresó a Tamaulipas, se hizo empresario y cuando hay campañas electorales –como en estas fechas– se viste con la casaca del PRI haciendo spots de televisión que dan más pena ajena que orgullo.
Tercera razón: Porque México se vio representado por Jorge y Jaime en una noche mágica en el parque Busch de San Luis, Missouri, siendo nota para la prensa de ese país que le dedicó amplios espacios. Y lamentablemente, al día siguiente, la prensa mexicana no fue tan generosa con ese acontecimiento, en tiempos en que el futbol embriaga a millones de mexicanos en la cuenta regresiva para el comienzo del Mundial de Sudáfrica 2010.
Siendo un hecho histórico para el beisbol mexicano, como en los tiempos cuando pichaba Fernando Valenzuela, con los Dodgers de Los Angeles, Televisa debió buscar patrocinadores para transmitir el partido de Cantú contra García en vivo. Pero no lo hizo. En cambio la empresa de Azcárraga taladra el cerebro de los mexicanos con el himno de Shakira dedicado al Mundial de Futbol.
Cuarta razón: Porque Jorge Cantú y Jaime García jugaron de niños en la Liga “Treviño Kelly”, que el año pasado representó a México en el Campeonato Mundial de Ligas Pequeñas de Williamsport, Pennsylvannia. Un ingrediente histórico más, que si bien es de interés de una ciudad o un Estado, no se pudo dejar pasar y los directivos del deporte de Tamaulipas ya deberían ir pensando en realizar un gran homenaje a ambos cuando terminen las acciones en las Grandes Ligas.
Quinta razón: Porque ambos peloteros llegaron a la cita histórica con grandes números en sus respectivos equipos y ligas: Jaime, siendo el segundo lanzador con mejor porcentaje de carreras limpias admitidas, y Jorge, con el bate encendido en cuadrangulares y productividad.
Caso contrario, el sabor del partido no hubiera sido tan dulce si Jaime y Jorge llegaran al partido del 19 de mayo con números negativos. Uno con un récord negativo entre juegos ganados y perdidos, y el otro dando lástima con la pólvora mojada. Claro que no. Llegaron a la cita como gigantes.
Los dos jugadores tamaulipecos son la prueba más contundente de que es fructífero invertir en México en el beisbol infantil para ver nacer y crecer a futuros héroes, con paciencia y sin pensar en los grandes negocios a corto plazo. No todo está en los llanos y en las canchas futboleras, donde en la inmensa mayoría de los casos hay motivo para festejar con la caguama en la mano: Por la derrota o por la victoria.
Si bien México es un país futbolero y la mercadotecnia se come al resto de los deportes, el beisbol ha dado las máximas satisfacciones al país. Ejemplos hay de sobra que transitaron por las Ligas Mayores como Fernando Valenzuela, Teodoro Higuera, Jorge “Charlito” Orta, Vicente Romo y Vinicio Castilla, entre muchos otros.
Bien por los héroes del pasado, y fanfarrias a los actuales como Jaime García y Jorge Cantú. El primero una revelación, y el segundo, un consagrado.