Vaya recibimiento que le dieron los grupos criminales en Nuevo León al Presidente Enrique Peña Nieto durante su reunión para anunciar apoyos para combatir la inseguridad.
Lo primero que se dijo es que en los límites entre Guadalupe y Juárez se registró el hallazgo de 8 cuerpos en estado de descomposición.
Nada se sabe de los responsables ni se sabrá, pero el mensaje sigue siendo el mismo de los criminales a los gobernantes.
Peña Nieto, el gobernador, Rodrigo Medina y los propios alcaldes saben que tienen que apuntar sus baterías a reconstruir el tejido social.
Sin duda, la preocupación la comparten los alcaldes Margarita Arellanes de Monterrey; César Garza de Guadalupe; Ugo Ruiz de San Pedro; Pedro Salgado de San Nicolás; Homar Almaguer de Santiago; Rodolfo Ambriz de Juárez; César Cavazos de General Escobedo y el resto de los munícipes con estos problemas.
No faltan ideas, lo que falta es presupuesto para que los alcaldes metropolitanos y rurales realmente ataquen con certeza la inseguridad: hija de la pobreza y ahijada de la injusticia social.
La gente necesita oportunidades de vida; trabajo, inversión, esparcimiento, actividades cívicas y culturales.
Mucho de eso ya lo hacen, pero ¿por qué no hay resultados? O al menos no los esperados.
Las razones van más allá de una simple política de estado, necesitamos interesar a la sociedad. La gente no cree en los gobernantes, detestan los escándalos de corrupción y más cuando desde el mismo gobierno se encubren estas actividades irregulares.
El ataque a los criminales debe incluir a quienes desde el Gobierno cometen delitos, basta de impunidad, es el grito popular.
Tenemos grandes y buenos alcaldes, que realizan su mejor esfuerzo para satisfacer las necesidades primarias de los gobernados.
Pero nuestros gobernantes no han logrado enamorar a los ciudadanos, por más que llevan programas asistenciales.
Tal vez ahí radica el problema: ya no le den a la población, es tiempo que los programas de dádivas se conviertan en programas productivos, que la gente sienta que está ganando, que trae dinero en el bolsillo.
A fin de cuentas ahí es donde el gobierno está perdiendo con los criminales, ellos si le dan dinero a la gente, mientras que los gobernantes llegan con despensas, con eso no se combate la inseguridad.
Es tiempo de ir a fondo y en esto todos debemos aportar nuestro grano de arena, gobernantes y gobernados.