En esta temporada, en la que la gente se muestra más receptiva hacia los mensajes de solidaridad y afecto, es precisamente cuando la clase gobernante a nivel mundial encuentran un nicho de oportunidad para refrendar aquel famoso dicho del poeta romano Juvenal a finales del Siglo Primero.
¡Pan y Circo!
Esta frase los políticos la saben aplicar, aprovechando el inicio del famoso y festejado súper puente “Guadalupe-Reyes”, que miles de mexicanos prolongan y le ponen hasta un segundo apellido al llamarlo “Guadalupe-Reyes-Candelaria”, por aquello que desde el muy cercano 12 de diciembre se dedican a vivir la “dolce vita” como dicen los italianos, al hacer a un lado sus actividades hasta muy iniciado el año entrante.
Y es precisamente en esta temporada cuando los gobernantes se ponen el gorro rojo de santa Clos, si son priístas y el gorro azul si son panistas, y aparecen a diestra y siniestra por todos lados repartiendo como si fuera de ellos el presupuesto al que todos ayudamos.
Por eso no nos sorprenda ver a nuestra flamante alcaldesa Margarita Arellanes, arriba de un Jeep, repartir a diestra y siniestra pelotas y más pelotas, encabezando un lucidor desfile en distintos rumbos de la ciudad, recordando la fastuosidad de los desfiles imperiales romanos.
¿O a poco le ha escuchado decir a la alcaldesa Arellanes decir: “esto que les estoy regalando no es otra cosa que el fruto de su trabajo convertido en impuestos”?
Nunca…y nunca lo escucharemos, ni de ella, ni de ningún otro político, porque simple y sencillamente la historia de la humanidad así ha sido siempre.
¡Pan y Circo!,
Desde hace mas de dos mil años, cuando los Césares romanos convivían con sus gobernados en maratónicos encuentros que duraban en ocasiones meses enteros y en los cuales no faltaba el espectáculo, la comida y la bebida en cantidades obscenas.
¡Pan y Toros!
Durante la dictadura de Francisco Franco, lema bajo el cual los militares sabían cómo manipular y conformar a los españoles.
¡Pan y Fútbol!
¿Le suena conocido en la actualidad?
Esta filosofía política perenne a lo largo de la historia humana, busca garantizar el control político, económico y social, entregando a las masas cualquier tipo de satisfactor que los mantenga entretenidos y alimentados, y vaya que en el Siglo XXI los gobiernos actuales la han sabido superar.
Y no necesitamos regresarnos a la Roma antigua cuando era común y rentable la lucha de los gladiadores en los grandes anfiteatros, en la que corría sangre y vino a raudales, mientras que los gladiadores se disputaban el derecho al tener una “muerte digna”, ya que en la actualidad tenemos miles de ejemplos con la entrega de despensas, posadas navideñas, brigadas comunitarias, etc.
Hace dos mil años los gobernantes romanos ofrecían a las masas ejecuciones de esclavos, banquetes masivos y muy largos, luchas de fieras, desfiles militares, representaciones náuticas… manifestaciones lúdicas cuyo único objetivo era mantener y enardecer a la gente para lograr su aprobación política y garantizar el poder.
Vaya, pero los apoyos sociales romanos no terminaban ahí; era común durante la dinastía del Emperador Flavio incluir además la entregas de dinero y vales canjeables por costales de trigo, así como la distribución permanente de pan formando para ello toda una estructura de estado, similar a lo que ahora es el DIF o la Secretarìa de Desarrollo Social.
Distraer sus mentes y mantener llenos los estómagos de los romanos.
¿Casualidades o causalidades con lo que sucede veinte siglos después?
Vaya, nadie duda de que al pueblo para mantenerlo feliz y contento nada como darle durante la temporada navideña, ¡Pan y Circo!, con sus convenientes modificaciones.
Así de que ya sabe, cuando veamos a alguno de nuestros gobernantes aparecer con gorro de Santa Clos, azul, rojo o amarillo, anunciando regalos, regalos y regalos, tomèlo con filosofía y reflexione.
¡Sólo llevan dos mil años haciendo lo mismo y con los mismos resultados!
¿Entonces para que cambiar?
Muchas gracias…
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