En lucha constante por el poder, los políticos de izquierda fraguaron verdaderas y encarnizadas campañas de odio contra los neoliberales y conservadores de los regímenes encabezados a partir de 1988 por Carlos Salinas de Gortari. Y ahora resulta que con el triunfo del progresista Andrés Manuel López Obrador han surgido entre sus opositores proclamas arrebatadas para impedir los proyectos actuales de gobierno y la consecución de la mal llamada 4T. Peor aún, algunos fanáticos han llegado a arrebatos irracionales como el de una piloto de una línea de aviación conocida como #ladybomba por haber manifestado su deseo de lanzar una bomba al presidente de México y a la multitud de lo vitoreaba en el zócalo capitalino la noche del 15 de septiembre durante los festejos patrios. Inclusive Ximena García halló eco en una de sus colegas, Gabriela García, y en muchos exaltados que aprovecharon las redes sociales para desquitar su rechazo a todo lo que huela a AMLO.
Igual de reprobable había sido el señalamiento del entonces candidato presidencial de “Juntos haremos historia” en mayo de 2018 cuando justificó el robo por necesidad, al grado de decir que estaba hablando con los obispos católicos y con pastores “para que no sea pecado quitarles todo a estos corruptos”, gritó en la tribuna, conminando a los que le escuchaban: “Si están muy necesitados, agarren. Agarren, está permitido”, lo cual se interpretó como robar. Obviamente el término es un contrasentido de la “honestidad valiente” lanzada al aire por el ahora primer mandatario, aunque algunos califican ese autoelogio como una hipocresía.
El escritor propuso en la campaña de AMLO que éste gobernara por decreto si no obtenía mayoría en el Congreso, pero se fue más de la lengua cuando pidió a su jefe que expropiara empresas, después de arremeter contra Alfonso Romo y contra algunos ex panistas declarados ahora seguidores de MORENA. Luego se exhibió con su lenguaje florido hablando de “metérsela doblada” a sus rivales políticos. Por su parte, el investigador histórico ha llegado últimamente al colmo de llamar “jóvenes valientes” a los integrantes del comando que asesinó en septiembre de 1973 al empresario Eugenio Garza Sada en Monterrey. Según él, su crimen”fue resultado de la profunda división que experimentó la sociedad mexicana desde los años sesenta”, escribió en la página oficial de la institución que preside. Así es que si #ladybomba ha sido atacada a mansalva por los izquierdistas, también el burócrata de AMLO ha pasado por la satanización y la condena de parte de quienes le critican su “apología y reivindicación de la violencia” y su ligereza para justificar cualquier tipo de delito o asesinato. Y hay voces que señalan se trata de una postura antagónica a la que ha convocado el mismo López Obrador, clamando por la reconciliación y unión de todos los mexicanos.
Pero no es todo lo que hay en las alforjas de los radicales del actual gobierno para recibir rechiflas de los neoliberales y conservadores, como éstos las recibieron en su momento, durante el mandato del PRIAN por lo que a los “rojos” neomarxistas les incomodaba. Resulta que hoy otros lenguasueltas de la CENTE –filial de MORENA y brazo armado de AMLO en la ahora también mal llamada reforma educativa –han dicho al presidente que se apegarán a su proyecto de educación alternativa para enseñar a sus alumnos de escuelas públicas la lucha social, desobediencia y resistencia. “Deben comenzar por desobedecer y resistir a las instituciones culturales y consumistas como primeras acciones contrahegemónicas”, se lee en uno de sus documentos del magisterio disidente, para el cual la educación puede construir o reconstruir a “sujetos históricos sociales e inacabados con un pensamiento crítico”.
Cada quien trae su rollo. Y por eso llueve la palabrería a favor o en contra, de un lado para otro, lo que hace sospechar a muchos que vivimos en un país de locos, en el que la politiquería hace de las suyas, un día sí y otro también.