Contrario a lo que pasó en Nuevo León el año pasado, el Partido Acción Nacional en Tamaulipas intenta llegar unido a las elecciones del 4 de julio próximo cuando se renovarán la gubernatura, las 43 alcaldías y el Congreso local.
Y quien está en serios apuros de divisionismo y rupturas es el PRI, pues la designación de Rodolfo Torre Cantú, candidato oficial a gobernador, dejó bastantes heridas abiertas, como no sucedía en los dos últimos procesos en donde está en juego la sucesión.
En 2009 en Nuevo León el Comité Ejecutivo Nacional del PAN optó por elegir al senador Fernando Elizondo Barragán. Una decisión del ex patriarca Germán Martínez Cáceres que provocó molestias en el equipo de Fernando Larrazabal Bretón, hasta al grado de jugarle en contra.
Cuando en Tamaulipas parecía que la misma película se iba a repetir, desde el CEN lanzaron la candidatura del senador José Julián Sacramento Garza y todo ha sido miel sobre hojuelas al interior de la militancia.
Vaya, hasta el cuestionado ex alcalde de Reynosa y actual diputado local acusado de corrupción, Francisco García Cabeza de Vaca, se alineó a la decisión del CEN, cuando él mismo aspiró a ser el candidato y ya había invertido muchos millones de pesos en panorámicos y calcomanías.
Sacramento Garza es el único panista que puede presumir haber derrotado al PRI en una elección federal, cuando en 2006 encabezó la fórmula del PAN al Senado y humilló al tricolor.
En esa ocasión en Nuevo León también el PAN ganó y llevó a la Cámara Alta a dos representantes: Elizondo Barragán y Yudith Díaz.
Si bien Tamaulipas no es Nuevo León, donde ha habido alternancia en la gubernatura, en el vecino Estado el PAN puede presumir que alguna vez ganó cuatro de las principales ciudades en elecciones diferentes: Reynosa, Ciudad Victoria, Matamoros y Tampico.
En 2006 también los albiazules aplastaron al PRI, no solamente al ganar los dos escaños en el Senado, sino al conquistar cinco de los ocho distritos para diputados federales.
Pese a que algunos analistas aseguran que en Tamaulipas pasarán muchos años para que Acción Nacional pueda gobernar, los últimos doce años este organismo político ha metido en serios sustos a los tricolores.
El difunto suegro de Sacramento Garza, don Jorge Cárdenas González, fue un personaje que desde la oposición puso en aprietos al PRI. En la década de los setenta fue alcalde de Matamoros por el PARM, y en 1992 el PAN lo lanzó por la gubernatura.
Los albiazules han aprovechado los errores del PRI al elegir candidatos. Ya pasó en las elecciones municipales y podría suceder el 4 de julio próximo.
El ungimiento de Torre Cantú como aspirante al gobierno y posteriormente la designación de los precadidatos a alcaldes, dejó varios heridos, entre los que se encuentran los presidentes municipales de Nuevo Laredo y Reynosa.
En Tamaulipas los priistas saben actuar muy bien cuando se trata de meter un tropezón a uno de los mismos.
Ya pasó en las elecciones de 2006 cuando, encabezados por el gobernador Eugenio Hernández Flores, dieron la espalda a Roberto Madrazo Pintado y, peor aún, perdieron las cinco diputaciones federales y los dos escaños en el Senado.
Pero si se trata de traiciones, también en Nuevo León el PAN no se quedó atrás el año pasado asegurando la alcaldía de Monterrey, pero trabajando a medio gas para llevar al triunfo a Elizondo Barragán.
Tamaulipas y Nuevo León; Nuevo León y Tamaulipas. Tan diferentes y tan iguales en las buenas y en las malas, como lo que pasa en las calles en estas tres o cuatro semanas donde hay que andar con los ojos bien abiertos, antes de que suceda lo peor.