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unque apenas tengo viviendo en Monterrey seis años, durante mucho tiempo más ha estado enterado de la relación que existe entre los equipos de futbol regiomontanos y sus aficionados.
Debo decir que en términos generales, los hinchas de Monterrey no son los más fieles que digamos, son -como todos los seguidores de todos los equipos del país-, bastante convenencieros al momento de manifestar el amor por sus colores.
¿Quiénes son peor, los azules o los amarillos? Dejémoslo en que son iguales, suficiente bronca estoy convocando nomás con señalar lo ingratos que pueden ser.
El comentario viene a colación por el temor que siento de que ahora que nos quedamos sin final regia en la Liga MX Femenil, toda esa afición que las Tigres y las Rayadas habían logrado cosechar vaya a desaparecer.
Es cierto, es muy fácil irle a un equipo cuando temporada tras temporada gravita en los primeros lugares de la tabla, le mete 200 goles por partido a sus rivales y siempre es un invitado a la gran final.
Era tanto el dominio de Amazonas y Rayadas que los aficionados ya daban por hecho que iban a tener final regiomontana.
La esperanza de verlas aplastar a las rivales los llevaba a los estadios que, aunque no han tenido el nivel de asistencia que el de los varones, poco a poco iba creciendo.
Es más, hace poco se andaba muy ufanos presumiendo que una de esas finales entre Tigres y Monterrey contaba con el récord de la mayor asistencia a un partido femenil… hasta que llegaron el Barcelona y el Madrid en la Champions para hacer pinole la cifra.
Esos eran los tiempos en que era muy fácil irle a las chicas del Cerro de la Silla.
Pero hoy, que no hay final, que fueron eliminadas por el Pachuca y las Chivas, tengo miedo que la ingrata afición las abandone.
Ya lo han hecho, ¡y con los hombres!
La diferencia es, que para estas muchachas que merecen todos los reconocimientos, los 8 o 10 mil aficionados que metían por juego se los ganaron a pulso, sudando la gota gorda jornada tras jornada desde hace muchos años.
Ojalá hoy que la victoria no está de su lado, no vayan a tener que empezar de cero para convencer a su afición que esto es un deporte, que a veces se gana y a veces se pierde y que no siempre se va a estar diputando un campeonato.
Ojalá Monterrey resista la tentación de ser tan ingrato.
Estas chicas merecen esta consideración.v