No me sorprende que la oposición celebre como un enorme triunfo el rechazo a la Reforma Energética propuesta por el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Y no me sorprende porque al hacerlo, están actuando como siempre lo han hecho, beneficiando los intereses de las empresas transnacionales que se han forrado de billetes siempre que el PRI y el PAN son gobierno.
No nos equivoquemos, el espíritu de esta reforma constitucional no tenía nada que ver con “energías limpias” o “luz barata para los pobres”, como lo vendieron los panistas y priistas, la verdadera intención de este proyecto era limitar la participación privada en el sector energético del país.
Esa era una buena idea pues, después de todo, la historia en este golpeado país nos ha demostrado que poner en manos privadas servicios públicos esenciales siempre ha sido una pésima idea.
¿No me creen? Entonces que alguien me diga, ¿cómo le ha ido con las cuotas de gas natural que mes a mes le manda empresas como Naturgy? ¿Qué tal el servicio de Internet que les proporciona Izzi o Infinitum?, o ahora que el tema está de moda en Nuevo León, ¿habrá quien todavía piensa que concesionar pozos de agua a industrias privadas fue una buena idea?
Y no olvidemos la experiencia con las autopistas concesionadas a inversionistas privados, o el haber entregado el sistema ferroviario y la administración de los aeropuertos y puertos mercantes a manos extranjeras.
¿Alguna de estas acciones ha sido buena para los mexicanos? ¿Alguno de estos servicios se ha beneficiado “con la competencia”, como nos lo vendieron hasta el cansancio los priistas y panistas cuando eran gobierno? ¡Por supuesto que no!
Entonces, si a lo largo de la historia de México nos han demostrado una y otra vez que entregar los servicios públicos a empresas privadas y extranjeras es una pésima idea, ¿por qué hay quienes siguen creyendo esa cantaleta del libre mercado y beneficios de la competencia?
Con el paso de los años quedó demostrado que bajo el régimen del PRI y el PAN, la estrategia de debilitar a empresas prioritarias como PEMEX y la CFE para hacerlas pasar como ineficientes y luego entregarlas a manos extranjeras a precios de remate fue una realidad.
Vender estas empresas bajo el amparo de la ley fue muy beneficiosa para los panistas y los priistas, basta recordar los millonarios sobornos que se entregaron hace unos años a diputados y senadores para que levantaran la mano a favor de la Reforma Energética de Peña Nieto, que por poquito entregaba Pemex al dinero del exterior.
Por eso no me sorprende que hayan rechazado la intención de evitar que la energía eléctrica en este país esté en manos privadas, porque al hacerlo, demuestran que, en el mejor de los casos, son corruptos… por no decir tarugos.
Y son tarugos porque parece que no están viendo que aquí, a unos cientos de kilómetros de distancia, en su bienamado Texas, el sistema eléctrico que está en manos de inversionistas privados se está yendo al carajo.
Brazos Electric, la empresa de energía eléctrica más grande y antigua de la entidad, con más de 1.5 millones de clientes, anunció que se irá a la bancarrota, luego del impacto de dos tormentas invernales que dejaron a 4.3 millones de comercios y hogares sin electricidad durante varios días en el estado.
¿Qué pasó en Texas? Que esta empresa privada no estaba en condiciones de atender la demanda energética provocada por las bajas temperaturas y tuvo que subir sus tarifas hasta en un 500 por ciento.
Si los vecinos de la estrella solitaria no fueran ejemplo suficiente, ahí está el caso de Francia, donde el presidente Emmanuel Macron anunció un plan donde el gobierno tomaría el control de las empresas eléctricas (privadas, por supuesto), para “desvincular los precios de la electricidad de los precios del gas”, que en estos momentos están por las nubes en este país.
Y es que ese es el problema de entregar a manos privadas los servicios públicos: siempre va a llegar un evento inesperado que provocará que los precios se vuelvan impagables para los consumidores y entonces tengamos personas calentándose en invierno con troncos o comprando agua en pipas.
¿Acaso alguien en su sano juicio no cree que es un derecho fundamental de todos los mexicanos que sus hogares cuenten con servicio eléctrico, drenaje, agua potable y ¿por qué no?, hasta internet?
Es más… ¿hay alguien que no considera que estos servicios deberían de ser gratuitos o, en el peor de los casos, con tarifas protegidas por el dinero público?
Obviamente quienes piensan que esto no debe de ser así son los priistas y panistas, seguidos por sus rémoras del PRD y MC.
Pero claro, eso nunca lo van a reconocer porque al hacerlo estarían aceptando que sí, son unos traidores a la patria que están pensando en los intereses del dinero por encima de la gente que los llevó a esas curules.
Y que no vengan a mentirnos diciendo que el resultado de esta votación es un efecto de la democracia. Democracia es que se respete la decisión de la gente y ellos no levantaron el dedo atendiendo los deseos de los mexicanos, lo hicieron cumpliendo las órdenes de sus jefes: los dueños del dinero.
Afortunadamente para ellos, los mexicanos nos distraemos muy fácil con escandalitos de redes sociales que no nos permiten ver la realidad de los que estamos viviendo y lo que estos parásitos nos están haciendo.
Afortunadamente para ellos, para muchos mexicanos es más importante verlos chillar cuando les decimos traidores a la patria (como realmente lo son), que entender la extensión de las consecuencias de su voto.
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