Inicio aclarando lo que he aclarado “cienes y cienes de veces” (con perdón al maestro Sabina): yo voté por Andrés Manuel López Obrador, apoyo su presidencia y me gusta lo que ha hecho hasta estos momentos, con todo y sus errores.
Sin embargo, lo que no he terminado de comprender, porque la verdad se ha vuelto algo incomprensible, son los brincos que de un día para otro da la bien llamada Guardia Pretoriana, esos miles de seguidores del presidente de la República quienes se la pasan patrullando las redes sociales, listos para linchar a todos los que osen criticar a su líder máximo.
Para estas personas que leen muchísimo (lo que no quiere decir que estén informados), no existe mayor traición en este país que cuestionar las decisiones del jefe de la Cuarta Transformación, como si López Obrador fuera un ser perfecto.
Todo aquel que cuestione al régimen es “fifí”, “vendido”, “seguidor del PRIAN”.
Frente a ellos, el ala dura del PRI en las épocas más oscuras del presidencialismo mexicano son unos niños desobedientes e indisciplinados.
Lo que más me llama la atención de estas personas es lo fácil que pueden desbancar a quienes, hace apenas unos meses, eran sus ídolos, sus referentes democráticos, sus guías ideológicos.
Ejemplos hay muchos. Sólo por mencionar a uno podemos señalar a Brozo, el payaso tenebroso, quien pasó de ser el valiente periodista que popularizó aquello de “Henry Monster” Peña Nieto, a un “vendido del sistema” sólo porque decidió seguir su línea de criticar al poder, sin importar quién lo ostenta.
Hoy la nueva víctima de la Guardia Pretoriana es el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que se atrevió a cuestionar el Tren Maya y la política del nuevo gobierno con respecto a los indígenas de este país.
Lo anterior fue suficiente para que el grupo fuera condenado y sacrificado en este moderno Coliseo Romano que son las redes sociales, donde encontramos linduras como las que a continuación transcribo (que conste que dejo intactos los horrores ortográficos).
“1. ¿Ejército? Son unos cuantos
2. ¿Zapatistas? ¿De donde o porque, han dado tierras a la gente o solo sonaba perron?
3. ¿De liberación? ¿a quienes han liberado en 25 años? ¿combatieron a fox, calderon, peña o si quiera a velazco mientras saqueaba Chiapas?”
“El tal Marcos es un empleado de Salinas de Gortari no tiene ninguna autoridad moral es un farsante que da risa con su calcetín en la cabeza…”.
“Hay que desapareser al EZLN”.
Podría poner más pero creo que ya entienden el punto.
Este brinco contra el zapatismo no hace más que provocarme risa pues aún recuerdo, allá por los noventas cuando era un nobel reportero, que me tocó cubrir la caravana que el grupo hizo por el noreste de la República y donde visitaron ciudades como Reynosa y Monterrey.
Aún tengo fresco en mi memoria el recuerdo de decenas de militantes de izquierda portando orgullosos sus paliacates rojos, sus gorras militares con la estrella escarlata y sus pasamontañas mientras hacían vallas humanas al paso de los “hermanos indígenas”.
Pero lo que más risa me da es tirarme un clavado en el Internet y encontrar párrafos como los que les transcribo que, en su tiempo, eran Evangelio para quienes hoy piden la muerte de los zapatistas… por cierto, los saqué de La Jornada, por si alguien se lo pregunta.
“El 11 de marzo de 2001 entraron a la Plaza de la Constitución de la ciudad de México 23 comandantes del EZLN y el subcomandante Marcos. Una de las mayores concentraciones humanas de que se tiene memoria los acompañó desde Xochimilco y atiborró como nunca el Zócalo para escucharlos. Y ya nadie se rió”.
“El día 11, el Zócalo se colmó de gente que exigía detener la guerra y proclamaba “todos somos Marcos”…”.
“Fenómeno visual, teatral se ha dicho, el zapatismo armado y desarmado, tras paliacates y pasamontañas, devino en icono del cambio de siglo…”.
“Sin embargo, de todos el fenómeno más significativo lo constituye el propio mensaje zapatista. Los comunicados, declaraciones, cartas y denuncias del CCRI, del subcomandante Marcos y de los concejos municipales autónomos, traducidos a las principales lenguas (en ocasiones de un día para otro), han viajado a velocidad cibernética y radican en ediciones piratas y comerciales…”.
“Posiblemente ningún escritor mexicano contemporáneo ha sido más leído (e imitado, bien o mal) en el mundo que el subcomandante Marcos…”.
Toda esta admiración, amor, solidaridad hacia los “hermanos indígenas” se ha acabado. Todas estas frases se guardan en el cajón de los olvidos ideológicos pues, lo de hoy, es acusar a los zapatistas de ser unos vendidos porque, fieles a su historia, se negaron a agachar la cabeza ante la figura presidencial… el problema es que lo hicieron frente a un presidente que trae una aprobación de más del 70 por ciento.
Qué vueltas da la opinión pública, me cai.