
Desde hace varios meses he venido pensando que la mejor opción para dirigir a la Selección Mexicana de Futbol varonil es alguien como Nicolás Larcamón, hoy entrenador del Puebla.
¿Por qué? Porque Larcamón ha demostrado que puede hacer mucho con poco, y que el perfil de los jugadores que dirige y que se gana en voluntad son más bien de un nivel modesto dentro de la elite futbolera.
Guste o no, ese es el perfil de los seleccionados mexicanos: de capacidades modestas, jugando en equipos modestos y obteniendo resultados modestos en la elite internacional. Fuera de Hugo Sánchez y Rafael Márquez, ningún futbolista mexicano ha sido titular en un equipo de época en ligas europeas. Javier Hernández y sus altibajos, Andrés Guardado y su permanente medianía, Carlos Vela y su desdén; incluso Raúl Jiménez y su desafortunada lesión craneal forman parte de la lista de internacionales aztecas que desembarcaron en playas europeas, pero no llegaron o no han llegado aún hasta París.
Si, en la vida hay que imaginarse cosas fregonas como dijo Javier Hernández. Fregonas y además alcanzables, y ser campeón del mundo en el mundial no parece ser una de esas fregonadas a las que el equipo varonil pudiera ilusionarse de lograr pronto. Por eso se necesita un Larcamón, porque con lo poco que produce el futbol mexicano puede, antes que avivar la esperanza del quinto partido, armar y operar una selección en la que los jugadores se muestren y así puedan salir más a Europa, a dar juegos de ensueño que por allí clasifiquen al tri como primer lugar de grupo y tener una mejor oportunidad de avanzar. Se trata de construir desde la realidad de la medianía, no desde la insensatez de la ilusión de grandeza.
Otra ventaja con Larcamón sería el conocimiento de los jugadores, de la liga y de los equipos locales. Es comentado que Gerardo Martino se la ha pasado más en Argentina que en los estadios mexicanos, a donde manda a sus auxiliares para ver y quizá hablar con los jugadores. Su lista de “becados” que parece que van a ir al mundial a pasearse es amplia y no le mueve ni tantito. El club de las eternas “vacas sagradas” en la selección que manipulan desde los vestidores sigue mientras los resultados van desnudando un equipo chato, y a veces sin rumbo.
Después de Qatar le toca a México ser sede. Bien harían los federativos en hablar con Larcamón
para ir preparando a un equipo joven, dinámico y con plan de desarrollo para que cuando toque jugar como sede, se haga mucho con poco, y en una nada hasta las cosas fregonas pasen.
Horacio Nájera es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la UANL y cuenta con maestrías en las Universidades de Toronto y York. 30 años de experiencia en periodismo, premiado en Estados Unidos y Canadá, y coautor de dos libros.
@Najera13