Me da mucha tristeza ver que en México es mucho más importante ser políticamente correcto que honesto o, al menos, sincero.
En esta nueva realidad nacional, donde las redes sociales se han convertido en los máximos tribunales donde una turba anónima juzga y reparte lo que ellos consideran justicia, las reglas dictan que todas las expresiones tienen que ser moderadas, amables a la masa.
Hoy no importa que una postura sea la correcta, tiene que incomodar a la menor cantidad de personas posibles.
Lo anterior viene a colación por el escándalo que se ha armado por las declaraciones del escritor e historiador Paco Ignacio Taibo II y su idea de “expropiar empresas”.
De entrada hay que entender que el autor de la mejor biografía de Pancho Villa que se tenga registro, representa el ala más radical de la izquierda de Morena, donde están aquellos sobrevivientes del movimiento del 68, quienes nunca aceptaron pactar con el sistema y convertirse en parte del gobierno.
Conocedor de la historia mexicana como pocos, Taibo II ha planteado en sus conferencias que en la posibilidad de que López Obrador llegue a la presidencia de la República, es muy probable que va a tener en contra al Congreso (dominado por el PRI-AN), a los gobernadores y, especialmente, a los dueños del capital en el país, léase Carlos Slim con Telcel y María Asunción Aramburuzabala Larregui, dueña del Grupo Modelo, entre otros.
En sus conferencias, Taibo II recordó que México ya ha vivido una situación de este tipo, cuando en 1938 el entonces presidente Lázaro Cárdenas enfrentó a las poderosas empresas petroleras que se rehusaban a acatar una orden de un juez para otorgarles contratos colectivos de trabajo y mejores condiciones laborales a sus empleados.
En ese entonces, el poder de los empresarios extranjeros les permitió burlarse de la disposición legal e, incluso, llegaron a amenazar con que si se les obligaba a acatar el ordenamiento iban a agarrar sus inversiones e irse del país.
Ante ello, el presidente Cárdenas tomó una decisión que lo anotó en la historia: emitir lo que fue conocido como el decreto de la expropiación petrolera, una acción que durante décadas fue secuestrada por el PRI, que la convirtió en una fiesta patriotera que sólo servía para que los petroleros le rindieran pleitesía al mandatario en turno.
Este mismo escenario fue planteado por el escritor, quien aseguró que hoy, en lugar de la Compañía Mexicana de Petróleo “El Águila” y la Sinclair Pierce Oil Company, vamos a tener a Grupo Modelo, Telcel y Cemex, por mencionar a unas cuantas.
En su exposición, Taibo II planteó que los dueños del dinero van a negarse a apoyar medidas de beneficio común propuestas por la administración de López Obrador, por lo que se volvería necesario que en ese momento, miles de mexicanos salieran a la calle para que (al igual como se hizo con Cárdenas), apoyaran la expropiación de estas empresas.
Más o menos lo que se plantea es lo siguiente: imaginemos que días después de asumir la presidencia de la República, López Obrador decide iniciar una lucha para reducir los costos del acceso a Internet, atendiendo la recomendación de la ONU que consideró la conexión a la red como un derecho humano.
Imaginemos que el gobierno lopezobradorista alega que la conexión a Internet en México es cinco, seis, diez veces más cara que en otros países del mundo, debido a que la poderosa Telcel tiene monopolizada la red gracias a que hace décadas la administración de Carlos Salinas de Gortari prácticamente le regaló Teléfonos de México a Carlos Slim.
Como es de esperarse, Slim y Telcel se van a negar a bajar sus costos alegando mil y una razones, y la discusión llegará a un punto muerto donde ninguna de las partes da su brazo a torcer pero, eso sí, el empresario asegurando que si el gobierno continúa con su intención, no tendrá más remedio que llevarse sus inversiones y empresa a Costa Rica.
Es ahí donde Taibo II considera necesario que miles de mexicanos salgan a la calle a apoyar una posible expropiación del gobierno mexicano, quien recuperaría para el beneficio del país un servicio vital para el desarrollo de la población.
Desgraciadamente, en el México de hoy, el “Tata” Cárdenas sería considerado un radical de izquierda, un verdadero peligro para la nación y su idea de expropiar el petróleo sería desechada de inmediato pues sólo lograría espantar los capitales.
La sola idea de que el gobierno pueda tomar una decisión extrema, en tiempos extremos como los que estamos viviendo, asusta a muchísimas personas, incluyendo a López Obrador, quien ya se desligó de la hipotética idea del escritor.
Qué importa que en este hipotético escenario millones de mexicanos puedan pagar menos por el Internet, lo importante es no importunar a los dueños del capital, a los señores del dinero.
En estos tiempos expropiar es una idea muy fea y plantearla no es políticamente correcto.
Es curioso cómo a veces las ideas que podrían darle la vuelta a este Titanic llamado México no pueden ni discutirse, porque asustan a una masa que le tiene pavor a las palabras.v