Mauricio Fernández Garza puede tener todos los defectos, menos de tener un pelo de tonto; como político siempre se ha aprovechado de pertenecer a la clase pudiente de Nuevo León para hacer y deshacer dentro del Partido Acción Nacional, a su antojo.
Pocos se han atrevido a tanto, de ponerlo en su lugar. Y ese primer alguien fue Fernando Canales Clariond, cuando en 1997 le ganó la candidatura del PAN a la gubernatura del Estado, un fuerte golpe no solamente a los bajos, sino más doloroso para su orgullo.
Con una trayectoria superior a la de Canales Clariond, pues ya había sido alcalde de San Pedro y senador de la República, Mauricio llegó triunfalista a la convención estatal panista de 1997 de donde salió derrotado.
Seis años después con un gobierno albiazul que dejó mucho que desear -sobre todo por elitista, insensible ante los sectores populares y con el sello del derrochar en obras de relumbrón-, el panismo de Nuevo León quiso que Mauricio fuera su abanderado.
Y llegaron las elecciones para gobernador de 2003. Mauricio tenía enfrente a Natividad González Parás, quien volvía por la revancha al haber perdido con Canales Clariond en 1997.
Con fracturas dentro del equipo de su campaña, pero siendo él mismo su principal enemigo, Mauricio fue prácticamente borrado del mapa electoral al perder de manera escandalosa ante el candidato del PRI, tres a uno.
En esos meses en busca del voto, Mauricio se echó la soga al cuello con dos declaraciones desafortunadas e impopulares: primero, cuando dijo que estaba a favor de la legalización de la mariguana para consumo personal y, segundo, cuando se manifestó a favor de aumentar las cuotas de la UANL a niveles de instituciones privadas.
Como persona, en corto, es muy hablador, si ese calificativo se le puede dar a alguien que no tiene freno alguno para expresar, abiertamente, sus puntos de vista sobre tal o cual tema.
Por eso fue muy escandaloso, pero no así novedoso, el contenido de las grabaciones que se hicieron públicas en la reciente campaña para la alcaldía de San Pedro, cuando Mauricio reveló haber tenido sus contactos con el crimen organizado.
Sin embargo, lo que efectivamente sorprendió fue que haya ganado las elecciones con un amplio margen, respaldado por una pudiente y derechista sociedad sampetrina que avalaba ser gobernada por un alcalde que, para cuestiones prácticas, pactaba en lo oscurito con el narco.
Para no desentonar con su polémica personalidad, el día que tomó protesta en su cargo “le ganó la exclusiva” a las autoridades policiacas del Distrito Federal, al confirmar la muerte de un secuestrador de nombre Héctor “El Negro” Saldaña, quien tenía atemorizados a los ricos de San Pedro.
Frente al gobernador Rodrigo Medina de la Cruz, Mauricio demostró que tenía muy buenos contactos en un mundo que solamente él conoce, pues pasaron largas tres horas, desde su anuncio en el templete, hasta que fue encontrado el cadáver de Saldaña.
Cuando vio que el agua llegaba al cuello (acostumbrado a ello), declaró que Medina de la Cruz sabía primero de esa muerte y se la compartió, versión que fue desmentida por el gobernador cuatro días después.
Ahora bien, que Mauricio haya querido ir a la Isla del Padre a desestresarse con una buena tarde de pesca, no estaría para nada alejado de la realidad.
Y que los rumores sobre que llevaba algo más que caña y carrete al intentar cruzarla franja fronteriza, eso es sólo una parte de su vida loca.
Mauricio Fernández, genio y figura.