Poseedores del poder económico desde el siglo XIX, los regiomontanos han hecho apuestas históricas para –presuntamente- encumbrarse más: separarse de la República Mexicana, abandonar el Pacto Federal e insertar un Presidente de la República ‘made in Monterrey’.
Si bien es cierto a los nuevoleoneses les ha ido muy bien, a los dueños de los medios de producción, a las 12 familias encumbradas de Monterrey que viven en San Pedro y en general a los empresarios y comerciantes de antaño, las apuestas no las han ganado.
La República de la Sierra Madre que soñó el entonces gobernador neolonés Santiago Vidaurri allá por 1855 se les vino abajo, el Presidente Benito Juárez tuvo que ubicar al separatista gobernante; la separación del pacto no es viable, pese al discurso retórico de que no hay justicia fiscal, y la llegada de un presidente o presidenta del estado del Cerro de la Silla, pues nada más no se ha dado.
Bueno, hay que reconocer que en la historia del país sí ha habido un Presidente de la República nacido en hoy la Sultana del Norte: José Valentín Raimundo Canalizo Bocadillo, quien vio su primera luz en Monterrey el 12 de febrero de 1794 y falleció el 20 de febrero de 1850 en la ciudad de México.
Este hombre, digamos estuvo al frente del país en dos lapsos, en 1843 y 1844 por la venia del dictador ‘Alteza Serenísima’ Antonio López de Santa Ana, en forma interina, pero naturalmente Nuevo León aún no despegaba como el emporio industrial y comercial, como surgiría 16 años después.
En contraste, vaya usted a saber por qué, los coahuilenses pueden presumir que cinco de sus hijos han dirigido los destinos de México: Melchor Eca y Múzquiz, Francisco Ignacio Madero González, José Venustiano Carranza de la Garza, Eulalio Gutiérrez Ortiz y Roque Victoriano González Garza.
Admirables la mayoría de ellos y reconocidos por su entrega a la patria.
Tamaulipas también ha aportado dos jefes de la nación: Manuel González Flores y Emilio Portes Gil. También tuvieron un prospecto, Emilio Martínez Manautou en 1970, pero el presidente de aquella época, Gustavo Díaz Ordaz, optó por ungir al secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez.
En la historia, los neoloneses o avecinados en Nuevo León que han contemplado la posibilidad de llegar a la silla presidencial han sido alrededor de una decena.
Desde Santiago Vidaurri, pasando por el general Bernardo Reyes, el general Juan Isidro Andreu Almazán y hasta Raúl Salinas Lozano, hicieron lo propio para tratar de llegar a la primer magistratura, pero se quedaron en el intento.
En los últimas cinco décadas años las precandidaturas a la Presidencia de neoloneses no han cesado.
En los albores de los 70, Alfonso Martínez Domínguez se convierte en presidenciable, pero aunque sonó al igual que Martínez Manautou, finalmente el entonces presidente se decanta por Luis Echeverría Álvarez.
Por la izquierda y la derecha de los años 80 hubo serias propuestas presidenciables como Pablo Emilio Madero y Doña Rosario Ibarra de Piedra, ambos coahuilenses pero que radicados en Nuevo León. Empero por aquella época el PRI dominaba la mayor parte de las posiciones políticas del país con el “carro completo”, y era imposible ganarles la presidencia.
No obstante, los regios del poder se alinean con el sistema, y si bien no tienen por aquellos tiempos prospectos políticos, ‘invierten’ y apoyan al candidato oficial o al posible ganador. A ambos, incluso.
No obstante, el Grupo Monterrey ha seguido apostando por sus paisanos.
Pertinente es nombrar a Carlos Salinas de Gortari, que si bien no era netamente neolonés, su padre sí lo era, él se sentía de Agualeguas y para gran parte del empresariado regio lo quiso y hoy lo siguen añorando. Pese a todo.
No obstante, el presidente de México de 1988 a 1994 era capitalino, con un matiz norteño. Los regios lo sentían paisano, pero por el lugar que luego le dio la historia no representa un orgullo, salvo para los capitanes de empresa y muchos priistas.
En adelante, los grupos empresariales apoyaron al panista Fernando Canales Clariond y al priista Natividad González Parás, cuyas candidaturas no maduraron. A Jaime Rodríguez Calderón “El Bonco” , quien pactó directamente con el PRI de Enrique Peña Nieto en 2018, lo dejan solo en su aventura “presidencial”.
A 9 meses de que a luz la elección presidencial 2024, el sueño de un presidente regio se aviva cuando menos en el marketing político con la figura del actual gobernador Samuel García, algo que también llegó a pensarse con Luis Donaldo Colosio Riojas, pero que se desvaneció porque el alcalde regio declinó embarcarse en ese viaje, por su inexperiencia y seguramente por la fortaleza que significa Morena a nivel nacional.
Samuel García no figura a lo largo y ancho de la República Mexicana como los cuadros políticos de las ligas mayores, pero un acuerdo de él y de MC con la 4T lo llevaría a una aventura por la presidencia de la República en 2024 que seguramente no ganará, pero que lo podría posicionar a nivel nacional.
El gobernador neolonés tiene 35 años y un futuro por delante. Quizás en seis años, él, con la madurez que da un sexenio, y los regios, puedan soñar con mayor ilusión con la grande, o hasta Colosio Riojas, si es que quiere.
Y si soñar no cuesta –algo preciado por los regios- pues adelante.