
El gobierno de Rodrigo Medina no encuentra la fórmula para contrarrestar la corriente de opinión desfavorable a sus políticas públicas.
Sus colaboradores desde el gobierno central, los organismos descentralizados y la misma área de comunicación social han sido reactivos a los ataques que día a día lanzan los medios de comunicación hostiles al mandato encabezado por Medina.
Son muchos los funcionarios que no han entendido el papel que juegan los medios de comunicación en un mundo dominado por la información.
La democracia exige gobernantes que sepan comunicar, no que soporten “periodicazos”. Son dos puntos estratégicos donde las fallas del gobierno de Rodrigo Medina se han hecho evidentes: Primero, los escándalos como el de la fotografía oficial, información publicada en El Norte y luego la investigación de Hora Cero, donde cuestiona la compra de varios inmuebles por parte del ex director de Comunicación Social, Eloy Garza, nada tiene que ver con la planeación de las políticas públicas de comunicación social.
Esos son temas no previstos por la comunicación oficial, pero que cuando salen provocan bajas en la imagen del gobernante porque levantan sospechas de mal gobierno.
Segundo, los operadores de comunicación social del gobierno se han dedicado más a las relaciones públicas que a la comunicación política. A Rodrigo le urge gente que le proponga estrategias de comunicación y le resuelva cómo generar corriente favorable a sus políticas.
Quienes operan desde las distintas oficinas de gobierno pareciera que no han encontrado la fuente de información que los trae atarados, pero si se dedicaran a focalizar de dónde provienen los ataques se darían cuenta de que sólo existen dos o tres áreas de donde sale la información. La primera son los ataques de los que quieren estar y no están en el gobierno de Medina.
Con razón o sin razón, esa fuente de información cree que porque se la “partieron” en la campaña merecen ser tomados en consideración y seguramente filtran dardos cargados de veneno contra lo que ostentan cargos.
Segundo, existen elementos “ajenos” en el gobierno, algo así como espías, que se dedican a dar información de lo que “otros” hacen y ellos “no pueden hacer” para beneficiarse de las arcas públicas gubernamentales.
Tercero, existe mucho descuido en el ejercicio de las políticas públicas, casi todas las críticas hechas al gobierno de Medina tienen que ver con “olvidos” en la aplicación de leyes, reglas y reglamentos que los colaboradores se pasan por alto. Ellos han sido los propios enemigos del gobierno de Rodrigo.
Cuarta y muy importante, toda la información que está en la red y es utilizada por especialistas que conocen nombres de proveedores, empresas que concursan, registros de propiedades, inmuebles, compras y adquisiciones y cuyos personajes pudieran no tener compromisos ni lealtad con su jefe político, el gobernador.
Todo eso sin contar la información veraz, dolosa o infamatoria que producen adversarios políticos. ¿Dónde deberá trabajar Rodrigo para minimizar los ataques mediáticos? Al menos ya tiene pistas, para que sus colaboradores no anden despistados.
Lo demás es puro cuento.