La polarización del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) ha encontrado su culmen en la visión radical de los grupos originales que desde siempre han apoyado a Andrés Manuel López Obrador y los que han llegado a última hora, sorpresivamente, a respaldar su candidatura a la presidencia de la República. Los primeros no ven con buenos ojos que el empresario Poncho Romo con su titipuchal de dinero asuma un papel protagónico en el diálogo con los industriales ni que se hayan acercado al tabasqueño para hacerse de cargos públicos y la representación de MORENA otros ricos provenientes del PAN, como Germán Martínez, Tatiana Clouthier y Gabriela Cuevas, además de varios del PRI (el betronista Canek Vázquez Góngora entre otros). Así es que los enfrentamientos ideológicos de los advenedizos con las bases de izquierda ya están a la orden del día, según la postura del escritor Paco Ignacio Taibo II, molesto por la entrega de espacios que la derecha mexicana está ganando al infiltrarse los azules y tricolores en las filas de los “morenos”.
Ya de por sí había habido resistencia a coaligarse con el partido de los evangélicos, Encuentro Social, porque los militantes de éste tienen como principio básico la defensa de la vida, contra los arrebatos a favor del aborto de MORENA, que también aprueba las uniones homosexuales en choque directo con la negativa religiosa de los conservadores. De modo que ahora que Poncho Romo les ha hablado dulcemente al oído de sus pares de profesión, ya encontró respuesta en sus opositores dentro del mismo movimiento, y por eso las interpretaciones vuelan de un lado a otro.
Los críticos de López Obrador sostienen que es un lobo con piel de oveja en su aspiración por hacerse del poder ejecutivo de México. Y cuando afirma que no modificará la Constitución para reelegirse, le recuerdan que así dijo Benito Juárez y al final se salió con la suya, igual que Porfirio Díaz que se aferró al voto manipulado para no dejar la presidencia de México por 30 años. Por eso temen que también haga lo mismo que Fidel y Raúl Castro en Cuba, que Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela, que Evo Morales en Bolivia, que Rafael Correa en Ecuador e inclusive que Putin en Rusia.
Sus malquerientes lo tachan de hipócrita y malaleche porque muy en lo privado se identifica como católico y afirma que desde sus primeros años era muy devoto de la Virgen de Guadalupe, a no ser que esta versión sea una de las tantas que circulan en la Fake News para atacarlo. Lo acusan de engañar a los ricos con su fingida mansedumbre política, prometiendo que no hará nada que perturbe la confianza de los inversionistas, según Poncho Romo, y tampoco le creen que no cumplirá su palabra de echar abajo las reformas estructurales, especialmente la energética y la educativa o lo que se pueda de la hacendaria y fiscal. Y del nuevo aeropuerto ni hablar: le trae ganas, a pesar de los recursos que se han invertido en él, sin que aún se sepa si Enrique Peña Nieto benefició a algunos de sus amigos con esta obra.
Por otra parte, algunos de los simpatizantes de López Obrador le aplauden su apertura a todas las corrientes y personas que deseen ayudarlo a conseguir su propósito de ser el primer mandatario de la nación. No importa de qué partido u organización provengan ni la ideología o religión que profesan. Se amparan en que hace seis años se dijo que había perdido las elecciones por su cerrazón a otras ideologías y su negativa a recibir apoyo directo de los ricos. Así es que no se justifica –según ellos– que ahora se le eche en cara que esté aceptando con total generosidad a miembros de todos los sectores sociales. Pero lo que no le toleran es que les asegure diputaciones y senadurías a los oportunistas que no han trabajado desde abajo por MORENA, e inclusive el malestar puede terminar en rebelión si no se corrige el protagonismo de los recién llegados y se aclaran muchas dudas.
Sin embargo, si a los grupos del poder económico no es difícil asustarlos con el petate del muerto, como ocurrió con la frase “peligro para México” endilgada a López Obrador hace seis años, hoy que el horizonte se ha enturbiado con tales enfrentamientos y aclaraciones, no será extraño que conjuntaran a sus organizaciones y movilizaran a los miembros de los partidos opositores de MORENA, además de valerse de otros mecanismos de defensa, como campañas abrasivas en los principales medios de comunicación, a fin de cerrar el paso al tabasqueño y que el 1 de julio sepa que tiene que irse a “la chin….”, que es el nombre de su rancho en su estado natal.
Si esas familias adineradas y los fanáticos conservadores llegaran a convencerse que López Obrador es un lobo con piel de oveja e instrumentaran todo lo que esté a su alcance para que a la buena o a la mala se frustre la llegada de la izquierda a la presidencia de la República, ¿quién saldría ganando y quién saldría perdiendo? Porque se sabe a ciencia cierta que Peña Nieto tiene una revancha bien cazada con Ricardo Anaya, del PAN, y éste ha alardeado que, gana, lo meterá a la cárcel por corrupto. Así es que si la derecha neoliberal le exige al actual presidente hacer lo que puede hacer para que no gobiernen los “morenos”, ¿quién sería la otra opción, sabiendo que el PRI y Pepe Toño Meade están en la lona? El tiempo lo dirá. Porque en la “democracia” representativa todo puede suceder, y es factible que un muerto resucite para ganar las elecciones por una nariz. O para eso está la “independiente” Margarita Zavala. La moneda está en el aire.