Al igual que en muchas casas, la de un servidor se ha convertido en una tradición reunirme con familia y amigos para ver todo el espectáculo que es el Súper Tazón. Ese domingo nos atiborramos con alitas, nachos, hot dogs, cerveza… ya saben, todo lo relacionado con este evento.
Quizás era lo aburrido que nos resultó el show de medio tiempo de Usher que mejor nos pusimos a platicar, fue entonces cuando una duda asaltó mi mente y no pude evitar externarla: ¿por qué rayos la Liga MX no aprende de la NFL y ofrece un espectáculo similar al de ellos, por lo menos en la Gran Final?
La respuesta rápida es que el torneo azteca no tiene (y por mucho) los ingresos de la NFL… pero basta tirarse un pequeño clavado en internet para desmentir esta idea.
De acuerdo a información de El Financiero, los ingresos de la Liga MX durante los ejercicios 2021-2022 y 2022-2023 crecieron un 213 por ciento, lo que ha generado que el circuito mexicano tenga su valor más alto en la historia al estar tasado en dos mil 500 millones de dólares (algo así como 43 mil 300 millones de pesos).
Si a eso le agregamos que la empresa Apollo Global Management presentará una oferta por 1.5 billones de dólares a cambio de un porcentaje de los derechos televisivos de la Liga MX, entonces se puede entender por qué, tan solo en este año, la expectativa es que los dueños del balón en México ganen mil millones de pesos… eso aparte de la venta de camisetas, cerveza, comida y todo lo que ofrecen en los estadios.
Con esos ingresos no se puede decir que tenemos un circuito pobre… lana hay, y hasta para tirar para arriba.
Con esas ganancias nadie puede negar que hay dinero para organizar todo tipo de parafernalia alrededor de la Gran Final azteca, hasta un espectáculo del medio tiempo con artistas de la talla de Luis Miguel o cualquiera de la bandas agropecuarias que estén de moda, nomás por citar algunos.
Además ¿qué televisora no estaría feliz en apolingarle para transmitir este show? Saben que el rating estaría por las nubes.
Entonces ¿por qué la Gran Final de la Liga MX que, se supone, es el evento cumbre del deporte más popular en tierras mexicas es un espectáculo soso, pueblerino, organizado nomás al ‘ahí se va’?
Creo que la respuesta es muy sencilla, porque a la Liga MX no le interesa gastar millones y millones de pesos en ofrecerle a los aficionados un espectáculo de calidad mundial pues saben que sería inútil.
La afición azteca se conforma con las migajas que le dan, están más ocupados echándose carrilla con los hinchas rivales, escuchando programas chicharroneros y locales, comprando abonos y llenando estadios aunque sus equipos estén para llorar.
El público futbolero en México es conformista, sigue con los hábitos de consumo de la década de los setentas y no ha podido evolucionar de los Angel Fernández, Chabelo y El Chanfle.
Esa es la diferencia entre el consumidor de ambos países, que se quedan felices con cosas muy distintas.
Si me lo permiten un apunte más para explicar mi teoría donde usaré la lucha libre como un claro ejemplo: en México se preocupan más por las piruetas, llaveo y calidad en el ring que muestre un gladiador mientras que, en Estados Unidos, la prioridad es contar una historia, es ofrecer semana a semana una telenovela con sillazos, martinetes y fuegos artificiales que atrape el espectador.
¿Cuál es el resultado? Que en México cada semana es lo mismo, mientras que en gringolandia los telespectadores no pueden esperar el momento de la emisión semanal para conocer el final de la novela que tiene, como momento cumbre, Wrestlemania, por ejemplo.
Regresando a mi idea original, me queda claro que en México jamás pasaremos de ser una liga pitera, pues los aficionados están contentos con la migaja que los dueños les ofrecen… y mejor para ellos pues, así, más dolaritos a sus bolsillos.