Para escribir el epílogo de su deslumbrante carrera, Lio Messi tomó la inteligente idea de ir a un resort de lujo, en las playas más blancas del planeta. Acaba de amarrar contrato con el Inter de Miami, un cuadro bajo de la MLS, donde se va a convertir -como dice Valdano de las figuras que solo aportan nombre a los equipos- en la mujer barbuda del circo, para atraer a la clientela.
De haber estado, no hace mucho, en las más duras competiciones del futbol mundial, pasa a un cementerio de elefantes, donde descansará sus fatigados huesos para dejar que lo arropen el prestigio y la historia, mientras su futbol se desvanece entre las palmeras y los flamencos.
Antiguo depredador de títulos, el argentino ya no va a competir. Aunque quiera, no podrá hacerlo. Siempre inteligente, ubicado permanentemente en su realidad, Lionel sabe que en la península del sur de Estados Unidos va a vivir de sus glorias que son bastantes. Declarará en su presentación dirá que tiene hambre de títulos, pero sabe que a sus 35 años, ningún compañero está ni siquiera cerca de su nivel.
En el Paris Saint Germain, su anterior club, tuvo un par de temporadas medianas, aunque se colocó el gallardete de campeón. De cualquier manera, en esta etapa, el combustible le alcanzó para llegar a su quinto mundial y ganarlo, con la Selección Argentina, coronó finalmente, la anhelada cumbre del Everest, donde no hay nada más alto, y se proclamó el más grande futbolista de toda la historia de la humanidad. No hay espacio para la indignación si uno voltea a ver el retrato con veladora perpetua de Diego Armando Maradona. El bonaerense fue un dios en la cancha, pero lejos está de aproximarse en el palmarés al rosarino, que ganó prácticamente todo, y a raudales. Tuvo 35 títulos con el Barza, seis botas doradas y dos balones de oro en copas del mundo.
¿A qué va Messi Cuccittini a Miami?
El equipo es joven, apenas fundado en el 2020, como parte del programa de expansión de la MLS. El dueño, David Beckham, conoce muy bien del espectáculo, y sabe que al adquirirlo, obtendrá el doble de lo que pagó en camisas, llaveros, banderines, taquilla, transmisiones. El negocio será completo, como ya se espera, sin hacer la necesaria corrida financiera.
Lio está en una hora crepuscular, en la que no es ni joven, ni viejo. No puede competir con los conejos de veinte años que ya proliferan en las canchas del planeta, pero está por encima de cualquiera de su edad. En la medianía se recuesta a un lado de la alberca, con vacaciones pagadas, mientras se da tiempo para ir a tocar el balón en el Estadio DRV PNK, en Fort Lauderdale, con capacidad irrisoria de 18 mil espectadores. Hay en marcha un plan para hacer otro estadio de 28 mil. El equipo rosado sostiene, desde su premisa, que está una liga de soccer, pero juega futbol, con un marcado sabor latino.
En tres temporadas no ha conseguido nada. No ha alcanzado 100 juegos en su historia y, en el balance actual, tiene más perdidos que ganados. Su máxima figura había sido el ya retirado Gonzalo Higuaín, goleador histórico. Por ahí también contrataron a Rodolfo Pizarro que resultó mala inversión, pues ha dado poco. Lo mejor que habrá hecho por el equipo el tamaulipeco es renunciar al 10 para dárselo al estelar recién firmado.
En Barcelona, cuando había en el Camp Nou un verdadero equipo de demolición, Lio Messi jugó al lado de Xavi, Ronaldinho, Iniesta, Piqué, Álvarez, DiMaría, Mascherano, Agüero, Neymar, Deco, Eto’o, Henry, Puyol, Suárez.
En Miami, estará al lado de McVey, Mota, Campana, Taylos, Sallor, Ulloa, La Cava, Neville, Pizarro, Robinson, Stefanelli.
No es necesario recurrir a la balanza romana para determinar el peso de cada conjunto.
Y se aproxima la Leagues Cup, que enfrentará equipos mexicanos con los de EU, y va a ser doloroso ver cómo un once del balompié azteca derrota al coloso. Y los jugadores, al final, por supuesto que se tomarán con él la foto del recuerdo.
De cualquier manera el mundo será afortunado de ver a la Pulga cuando dé la vuelta olímpica, por última vez, en una temporada cercana, en Miami en su partido de despedida del balompié activo, como el más grande de todos.