En 1991, Lucas de la Garza contendió como abanderado del Partido de la Revolución Democrática por la gubernatura de Nuevo León. Hijo del exmandatario priista Arturo de la Garza, y militante distinguido del PRI que le permitió ser secretario general de Gobierno en la gestión de Jorge Treviño Martínez, era la gran promesa para sentar las bases del perredismo en el noreste de México.
El amigo personal de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, a quien incluso en el 2014 siguió sus pasos a su salida del PRD, el cual fundaron junto a cientos de expriistas y militantes de izquierda en 1989, apenas logró 25 mil 500 votos en esa elección ganada por el salinista Sócrates Rizzo García.
Desde la época en que Lucas de la Garza fue dirigente perredista en Nuevo León se sembró la semilla del divisionismo, de la grilla, del conflicto entre grupos y camarillas, tribus les dicen ellos mismos.
De poco sirvieron los liderazgos y lo emblemático de los luchadores sociales como Liliana Flores Benavides, candidata a gobernadora en 1997, o de Lucilda Pérez Salazar, representante magisterial y militante de izquierda de toda la vida, los perredistas norteños llevan en su ADN tres herencias malditas: son pocos, son peleoneros, y son traicioneros.
Muestra de ello es la salida o renuncia de cientos de perredistas, principalmente de García, uno de sus bastiones políticos en donde se ocupó en tres ocasiones la alcaldía; y de Pesquería, encabezados por la familia Arguijo, todos con la intención de subirse al carrito de MORENA y sus posibilidades de ganar diversas posiciones políticas electorales en el 2018.
Traición, dicen unos; chaqueteo, claman otros. Ambiciones, dirán los más. Pero la salida de Eduardo Arguijo, exalcalde, exdirigente y exdiputado, junto con su esposa, un yerno y su hija la diputada federal Tania Arguijo Herrera, deja más débil de lo que se cree al partido encabezado por Aníbal Garza, que sin recursos públicos por haber quedado casi en la lona en los comicios del 2015, le vaticinan una agonía larga y muerte por inanición e inacción.
UN PERREDISTA PINTADO DE AZUL
Dicen quienes lo conocen que Waldo Fernández olvidó hace muchos pero muchos meses los colores por los cuales llegó a la Cámara de Diputados hace dos años, al mostrar un clarísimo acercamiento hacia el PAN y la exprimera dama Margarita Zavala.
Los perredistas aseguran que Waldo nunca acude a las reuniones que convoca el Comité Estatal del partido, mucho menos se reúne con los militantes, al alegar exceso de trabajo legislativo en la Ciudad de México. Pero sí es asiduo invitado a encuentros con alcaldes priistas y el gobierno independiente, y no se diga con los alcaldes panistas y reuniones en privado con colaboradores de la aspirante presidencial esposa de Felipe Calderón.
Y es que en el rejuego político, Waldo buscaría ser candidato a la alcaldía de Monterrey, pero no sería cobijado por el partido del Sol Azteca, sino que lo haría en un híbrido electoral que parece será la norma el próximo año: candidato independiente pero financiado y arropado por un partido o grupo político, en este caso el PAN, siempre y cuando Zavala sea la candidata oficial.
EXPEDIENTES X
En el Congreso del Estado la chamba pendiente por atender es mucha, muchísima por resolver. La designación del fiscal anticorrupción, cambios en el código penal, y sobre todo, las cuentas públicas del Estado y municipios pendientes por atender.
Pero lo que al parecer desgastará, por aquello de las negociaciones, los estira y afloja, las patadas bajo la mesa, zancadillas, pellizcos y bofetadas elegantes y caballerescas, será la reforma a la Ley Estatal Electoral que permita definir las reglas del juego para la reelección de alcaldes y diputados locales.
La fecha límite es el 30 de junio para que quede planchada la reforma; si no, la Comisión Estatal Electoral será el órgano encargado de establecer mediante acuerdos administrativos los montos de financiamiento, los topes de gastos de campaña, los requisitos que deberán cumplir los candidatos independientes, y sobre todo, las reglas bajo las cuales deberán jugar los alcaldes en funciones si es que quieren repetir en el cargo: si dejan o no el cargo durante la campaña, si pueden o no hacer promoción de sus logros, o si se deberán someter al interior de sus partidos a procesos de selección de candidatos, o en ipso facto, o sea, en caliente y en directo, pueden aparecer en la boleta electoral.
Es aquí donde empiezan los “asegunes” pues, nadie lo dude, los alcaldes y más los metropolitanos como Francisco Cienfuegos y Adrián de la Garza, buscarán incidir en los diputados de sus partidos y en los de las bancadas contrarias, para que salgan planitas las reformas, no les pongan trampas y, sobre todo, definan si piden licencia o le siguen de frente en su cargo hasta el 4 de junio, día de las elecciones.
Y ya entrados en honduras, los mismos diputados locales deberán hacer acto de contrición, reflexión, y de conciencia porque serán juez y parte en el conflicto, toda vez que dicen los que saben, de los 42 que cobran en el Poder Legislativo, cuando menos una treintena pretenderá repetir en el cargo por tres años más. Los otros 12 -si no es que la cifra crece- buscarán contender por una alcaldía o una diputación federal, aunque hay dos que, afirman, serán aspirantes a senadores. Así que pues, largos serán los días, y largas las semanas.
INVASION PANISTA
Aunque dicen que no hay muy buenas relaciones entre el Comité Estatal del PAN de Nuevo León con el de Coahuila, y mucho menos porque Guillermo Anaya es el candidato a gobernador, las diferencias serán olvidadas, por aquello de partner in crime, o lo que es a la mexicana, el enemigo de mi enemigo es mi amigo, y como los bad hombres a vencer son los priistas coahuilenses, los panistas nuevoleoneses están listos para invadir el vecino estado.
Durante todo el mes de mayo, bueno, sólo sábado y domingo porque entre semana hay que sacar para la papa, panistas de Monterrey, San Nicolás, Santa Catarina, San Pedro, Guadalupe y los que se acomoden, están acompañando a los candidatos a alcaldes y a la gubernatura, en sus recorridos por los municipios, para incentivar el voto.
La práctica de apoyo a sus correligionarios panistas de Coahuila no tiene nada de ilegal, aunque pudiera haber animadversión regionalista, pero pues el PRI también hace sus marranadas, perdón, sus estrategias partidistas de movilizar grupos de apoyo.
Lo curioso del caso Nuevo León es que, a regañadientes, Mauro Guerra se negaba a brindar su apoyo y coordinar el operativo, pero al final tuvo que apechugar las órdenes del Comité Ejecutivo Nacional, y hasta tendrá que ir a hacer talacha y sudar la gota gorda por allá de la tierra del pan de pulque.
Y antes de abandonar este espacio, hay mucha incertidumbre entre los empelados allegados a Fernando Elizondo Barragán, quien renunció a su cargo en el gobierno del Estado.
Por un lado los legisladores exigen que la Coordinación Ejecutiva desaparezca para reducir la nómina, mientras los menos culpables caminan por la cuerda floja y tocan puertas para ser reacomodados.
Sobre el futuro de Elizondo Barragán en la política, porque esa calentura no se quita con un desenfriol, no suena descabellado que pudiera aceptar una candidatura de MORENA en 2018, con el amplio respaldo de capitanes de la industria de Nuevo León que se la van a jugar con Andrés Manuel López Obrador.