Pero, de nuevo, confirmando su desesperante torpeza política, la oposición rechazó la mano tendida. Entre vítores de la prensa mundial, como parte de la campaña brutal e inclemente contra la Revolución Bolivariana, los partidos opositores acordaron no participar… Y se dedicaron, al contrario, a sabotear las elecciones, a impedir el acceso al sufragio, a poner barricadas, a quemar urnas y a amenazar a quienes deseaban ejercer su derecho a elegir.
Fracasaron. Fueron incapaces de impedir que, el 30 de julio, la gente saliera masivamente a apostar por la democracia contra la violencia y el terror. Más de ocho millones y medio de ciudadanos acudieron a votar. Venciendo toda suerte de obstáculos. Afrontando paramilitares y “guarimberos”. Franqueando calles bloqueadas. Cruzando arroyos y ríos. Haciendo lo imposible para cumplir con su deber cívico, político, ético, moral… Superando las amenazas de adentro y de afuera.
Pocos esperaban tan alto grado de movilización popular, esa afluencia de votantes y el rotundo éxito electoral. Al día siguiente, como lo había vaticinado el presidente, las “guarimbas” se dispersaban. La violencia se desvanecía. La paz volvía a reinar. Con sutileza, paciencia, coraje y decisión, y una fina inteligencia estratégica, el Presidente Maduro logró de ese modo derrotar a las “guarimbas” y abortar la evidente intentona golpista. Se plantó con firmeza frente a las amenazas, y lo hizo sin alterar lo sustancial de su política. Esa fue su victoria más espectacular del año 2017.
“La llegada de la Constituyente -comentó Nicolás Maduro- significó, sin lugar a dudas, la llegada de un clima de paz que permitió impulsar la ofensiva política de la Revolución Bolivariana”. Y esa ofensiva favoreció lo que muchos creían imposible: otras dos sensacionales y rotundas victorias electorales. La de los gobernadores de los estados, el 15 de octubre, con la conquista de 19 gobernaturas sobre 23 posibles… Entre ellas, la de Miranda y la de Lara, dos estados cuya política social estaba casi en extinción en manos de la oposición. Y más tarde el triunfo en Zulia, un estado estratégico, de gran peso demográfico y poseedor de importantes yacimientos de petróleo y gas.
Asimismo, la Revolución Bolivariana ganó las elecciones municipales del 10 de diciembre, con la obtención de 308 alcaldías sobre 335, o sea el 93 por ciento de los municipios. El chavismo se impuso en 22 (de 24) ciudades capitales, incluyendo Caracas. Mientras que la contrarrevolución confirmaba su impopularidad con un descenso en picada de sus electores, perdiendo más de 2 millones 100 mil votos.
Una buena parte de su carrera como reportero la vivió “Vico” Canales muy de cerca con quien fuera la gran figura del toreo de la última época. Nos referimos al matador ya fallecido Manolo Martínez, quien según “Vico”, fue su gran amigo y confidente y con quién pasó muchas y muy emotivas situaciones a lo largo de los años.
En la última parte de nuestra charla, el “reportero” Canales nos habló, fiel a su costumbre, claro y directo sobre su cercana amistad con el matador Manolo Martínez, destacando en la última parte de la entrevista algunos momentos íntimos que pasó al lado del torero regiomontano, poco antes de que éste falleciera en el ya lejano 1996.
> Vico, de todos es sabido de tu cercana amistad con el matador regiomontano ya desaparecido Manolo Martínez, ¿nos puedes hablar de ello?
-Desde novillero me interesó este joven torero que dejó casa, posición y sus padres para ir por esa aventura de ser torero, pese a la oposición del ingeniero Manuel Martínez Carranza, su papá. Y asistí a la corrida de su doctorado, que le otorgó el gran gran maestro Lorenzo Garza con el testimonio de Humberto Moro… Un año después ya apuntaba Manolo para convertirse en una figura del toreo y fue testigo aquí también en Monterrey de la alternativa de Eloy Cavazos, que le otorgó Antonio Velázquez.
Fue muy obvio que esa tarde Manolo superó a padrino y ahijado, estuvo enorme, recuerdo que don Renato Leduc, que vino invitado a este festejo por Rafael Báez, apoderado de Cavazos, declaró: “Vine a ver el doctorado de un gran novillero (Eloy Cavazos) y me sorprendió que presencié el surgimiento, y lo sostengo, de una gran figura del toreo que seguramente será este joven valor Manolo Martínez”.
Obvio que se hizo don Renato muy amigo y partidario de Manolo, a quien seguía en casa tarde en las plazas de nuestro país.
Bien, pero mi relación con Manolo en esos primeros años fue institucional, acudí a la mayoría de las corridas que protagonizó en su plaza, ante su público, la Monumental México.
Poco a poco se fue fusionando esa relación entre los cronistas, principalmente los de aquí, me tenía mucha consideración, sabía que era derecho, que lo apoyaba y respetaba sin más interés que servirle, lo que originó que de periodista a torero naciera una gran amistad.
Cuando se despidió, y él siempre lo dijo, el único o entre los pocos que le llamaba, saludaba y conversábamos, era yo. Manolo no vivía aquí, junto con su familia se fue a la casa que tenía en Brownsville, pues su tiempo lo distribuía entre el ex DF, ahora CDMX, y Tamaulipas, donde tenía su ganadería.
Cuando decidió regresar, tuvo reunión de periodistas y me dijo: “Mira cabrón, tu eres diferente a estos (impublicable), así que en esta aventura de mi retorno a los ruedos, vamos a estar casados, así de fácil… ¿Aceptas?”
La respuesta fue obvia, y me anticipó: “¡Regreso por dinero!”, y arremetió fuerte: “Miente quien dice que mi retorno es por la falta de aplausos y muchas otras falsedades… Nuestro regreso es porque necesitamos dinero y punto”.
Y así fue, tanto que cuando se agudizó su cirrosis, los pocos amigos que tenía a estas alturas se fueron ausentando y yo no, al contrario, estuve hasta que se fue a La Joya para el trasplante de hígado que jamás se iba a llevar a cabo, pues estaba invadido de cáncer… No fui a acompañarlo en esta última etapa porque su esposa no quiso, ella jamás aprobó nuestra amistad.
> Lógicamente admiraste el toreo de Manolo Martínez
Obviamente… desde luego, es para mi gusto el torero mexicano que poseía ese don del arte. Como dijo ese gran torero mexicano que fue su admirador, Rodolfo Gaona: “Después de ver torear a Manolo, los demás me parecen muy feos”… y otra más del Gran Gaona, con alusión -pues omito el nombre-: “Torero chaparrín, embustero y bailarín”.
Sin dejar fuera otra expresión de don Rodolfo Gaona, quien decía… “Al ver la lidia que Manolo realiza a sus adversarios, me parece que su muleta y capote son de seda, los de los otros se quedan en percal”.
Además, fue Manolo el torero mexicano más estimado por el público de la Monumental México y hay constancia de ello con placas, su estatua, entre otras cosas del ídolo que fue de ese gran coso.
Más arte del que tenía Manolo, dudo que haya otro que lo supere. Claro, mis respetos y mi admiración a Enrique Ponce, más atrás, pues desde luego a Paco Camino, y punto…
Manolo, ya enfermo, me dijo cuando vino Ponce la segunda ocasión a México… “Ve a verlo, yo me siento mal” refiriéndose a Ponce… Le dije que en su presentación en la temporada anterior no había tenido éxito, al contrario.
“Tienes razón, pero te vas a sorprender… Ese cabrón… ¡Va a ser como yo … o mejor… te lo brindo, güey”… Y así fue.
> ¿Cómo defines el estilo del toreo “Martinista”?
El del más exquisito arte, pero sobre todo poderío y valor con entrega, y toreaba al toro, no al público.
Conjugaba en sus trasteos el valor con el poder, pero preñados de ese arte que tenía y sobre todo ese gran conocimiento que tenía del toro, con quien al realizar esas grandes faenas, dialogaba con él. Pocos lo saben, anteponía un diálogo con el astado que terminaba entregado a su muleta. Genial, sin duda.
-¿Cuál ha sido la aportación del toreo de Manolo Martínez a la lidia del toro?
Bueno, ser auténtico, ofrecer al público en cada toro la lidia adecuada y sobre todo sin adornos populacheros y falsedades en los trasteos, que algunos preferían “torear” al público en lugar de a los astados.
> Todavía y a estas alturas, muchos “taurinos” le achacan al regiomontano que con él empezó el declive de la fiesta brava mexicana al “tapar”, según ellos, a un sinfín de toreros, e incluso que su mandato provocó que los ganaderos criaran un tipo de toro más chico y a modo, ¿qué opinas de ello?
Evidentemente pues a una figura de ese nivel le inventan de todo. Sí, es cierto que tenía preferencias por los toros que lidiaba, pero no, no es el tamaño lo que preocupa, sino la colaboración que el cornúpeta pueda ofrecer al lidiador en turno.
Desde luego que como mandón en la fiesta, ponía y quitaba alternantes y con relación a los toros, jamás, pero jamás, se impuso a los sorteos reservando arbitrariamente para él los mejores lotes.
Hay una anécdota… Manolo impulsó a Eloy Cavazos para que actuara con él en la Plaza México… Esa tarde a Eloy le tocó el mejor toro de la temporada: Jococón de Torrecilla, al que cortó el rabo, primero en cosechar en la cazuela de Insurgentes y se lo brindó a Manolo, a quien le agradeció que lo haya incluido en el cartel.
> Se dice que el carácter de Manolo era despótico y arrogante, ¿tú qué opinas?
Mira… cuando se hizo figura Manolo, adoptó un carácter muy recio, muy fuerte con prepotencia desde luego, que duró mucho tiempo, pero corrigió ya en las postrimerías de su carrera y su vida.
Ya en el ocaso de su trayectoria me dijo que se equivocó al adoptar ese carácter que atrajo enemistades, y pues la verdad es que no creía en nada ni nadie.
Tarde, pero lo corrigió, y lo digo porque a mí me tocó ver ese cambio…
> ¿Tuvo Martínez verdaderos amigos en la fiesta?
Amigos, amigos, lo que amigos, que son auténticos y así te dan la amistad fueron muy pocos, la mayoría eran oportunistas que se servían de su fama y sacaban algún provecho, era falsedad, interés y con ventajas. v
(Continuara)
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