
El alcalde de Monterrey, Fernando Larrazábal, decidió con el corazón su viaje al mundial de Sudáfrica 2010 y no con la mente.
“Se montó en su macho”, dicen sus más acérrimos rivales, y no crea usted que son los del PRI. Me refiero a los del PAN que lo odian y no le perdonan haberlos dejado fuera de los consejos estatal y nacional del panismo.
Muchos creerán que Larry se fue muy quitado de la pena, la verdad es que no es así. Lleva la preocupación, pero pudo más su afición al futbol.
Justo cuando viajaba, Monterrey, la ciudad que gobierna (¿?) sufrió una de las embestidas más severas que se tenga en los anales de la historia reciente por parte del crimen organizado.
Nuestra ciudad no sólo fue estrangulada sino secuestrada por presuntos miembros del crimen cuando se enteraron que el Ejército había dado un demoledor golpe, allá por el rumbo de Ciudad Solidaridad.
Eso le preocupó más al alcalde y desde entonces sus llamadas son constantes a su secretario del Ayuntamiento, Juan Carlos Ruiz, pero no crea usted que es para preguntarle cómo está la ciudad, el motivo de tantos mensajes es para conocer el nivel de críticas recibidas a su decisión de irse al Mundial sudafricano.
Las encuestas descalifican el viaje del alcalde de Monterrey. Los ciudadanos no le perdonan el haber abandonado la Ciudad en momentos tan difíciles para la sociedad.
Esos mismos sondeos reflejan el malestar que existe contra el alcalde y que en cierta medida ha sido magnificado por los medios que lo apoyaron en su carrera por la alcaldía y que hoy ya no lo quieren.
Larrazábal regresará, ni duda tenga y se pondrá a trabajar en lo que sabe hacer: obras. Algunas de ellas las está realizando en sectores como San Bernabé, donde está colocando cordones y camellones que están transformando el entorno polviriento en verdaderos andadores para la gente humilde de esa zona que siempre ha votado por el PRI.
En verdad es una gran transformación urbana y es en esos lugares donde Larry meterá “gol”. El PRI que ni se las huele que el munícipe panista se metió hasta la cocina en una zona donde los votos siempre le han sonreído a los candidatos del partido tricolor.
Larrazábal trata de despistar a sus enemigos políticos con esas obras “sociales”, pero donde sí batallará será en su carrera por la senaduría o diputación federal que le significarían el trampolín para aventarse por la grande de Nuevo León porque ahora ya le dio mucha tela de dónde cortar a sus enemigos.