La decisión del Partido Acción Nacional de cerrar el proceso de selección de su candidato al gobierno de Nuevo León exclusivamente para militantes y adherentes tiene dos lecturas inmediatas. La primera: que prácticamente sepultaron las aspiraciones de Adalberto Madero Quiroga, Fernando Elizondo Barragán y Fernando Margáin Berlanga. Y segunda: que Fernando Larrazábal Bretón resucitó de entre los muertos.
Aunque falta el palomazo del Comité Ejecutivo Nacional a la propuesta de los panistas neoloneses,, una consulta pública beneficiaba a los dos primeros precandidatos porque el alcalde de Monterrey y el senador, respectivamente, siempre puntearon las encuestas entre la población durante 2007 y 2008. Un eventual revés del CEN podría desatar una guerra civil al interior de ese partido.
Para Madero Quiroga y Elizondo Barragán no todo está terminado, deberán cambiar su estrategia de aquí a la convención. Sus baterías tienen que estar dirigidas hacia el interior del padrón albiazul, sobre todo el primero quien subió todas las fichas a la mesa para posicionarse al exterior entre los electores del Estado cuando vio que sus adeptos de color azul y blanco con más frecuencia le volteaban la espalda.
Maderito gastó mucho dinero en contratar espacios en medios electrónicos. Aparecía en programas de revista, de cocina, regüetoneros y deportivos, y en segmentos del clima y de horóscopos en todos los canales, sin faltar los enlaces en vivo con cualquier excusa.
El alcalde regio se aplicó bien en la estrategia de que “en la guerra, en el amor… y por una candidatura (gastar) todo (el dinero) se vale”.
Por su parte el senador Elizondo Barragán siempre apostó a que el CEN decidiera con el típico “dedazo” a su abanderado para gobernador en las elecciones del próximo año con el argumento de una supuesta desunión en Nuevo León, que estaba en riesgo la victoria y que él –con la experiencia que tuvo como ejecutivo estatal interino- era la salvación.
El alcalde de San Pedro, a su vez, fue otro que aventó su llanta de salvación para que su nombre apareciera como en la ceremonia del Oscar, en un sobre cerrado y leído con fanfarrias por el presidente nacional del PAN, Germán Martínez Cázares.
Margáin Berlanga sabe bien que hacia el interior de su partido no tiene buen imán, que sus alcances llegan a ser Senador pasando por la vitrina de cristal Swarovski que ocupa como inquilino de la alcaldía de San Pedro, y que su animadversión en aparecer en los medios para nada ayuda a sus aspiraciones.
En este escenario de consultar a los 20 mil o más panistas con cachucha de militantes y adherentes, el mas beneficiado es Fernando Larrazábal Bretón, exalcalde de San Nicolás de los Garza, exfuncionario federal con Vicente Fox Quesada y actual diputado local. Es el emblema del llamado “Grupo San Nicolás”.
De origen oaxaqueño pero con intenso olor a cabrito, Larrazábal Bretón ve que su sueño de ser el candidato del PAN a la gubernatura de Nuevo León estaría por convertirse en realidad.
Sus aspiraciones están siendo catapultadas por diferentes frentes, principalmente por los panistas nicolaítas, teniendo el apoyo de las huestes de Santa Catarina, de Guadalupe y de Monterrey que no tienen el hierro marcado de Madero Quiroga.
¿Y EN EL PRI QUE PASARA?
En el bando tricolor, al contrario, elegirán a su candidato de manera pública y aquí no hay nada escrito para ninguno de los dos precandidatos mas fuertes que llegan a la recta final: Abel Guerra Garza y Rodrigo Medina de la Cruz.
Y si alguien tiene una ventaja porque siempre ha sido puntero en las encuestas entre los aspirantes del Revolucionario Institucional, ese es Guerra Garza, dos veces alcalde de Escobedo, ex secretario de Obras Públicas y actualmente jefe de la Oficina de Proyectos Estratégicos del Gobierno de Nuevo León.
En la consulta pública del PRI será interesante ver para qué precandidato se aceitará la maquinaria, cuando las organizaciones obreras (CTM), campesina (CNC) y popular (CNOP) movilicen a sus agremiados a las urnas en la típica cargada.
Si esta vieja práctica llega a suceder, es casi seguro que sería a favor del secretario de Gobierno, Medina de la Cruz, el favorito del gobernador Natividad González Parás cuando se le cayó de la gracia por impopular el senador Jorge Mendoza Garza.
Los primeros tres meses de 2009 serán claves para el PRI y el PAN. El primero que venderá a los electores la continuidad y, el segundo, que buscará recuperar el Estado que gobernó, con más pena que gloria, por primera vez de 1997 a 2003.