Uno de los métodos mas eficaces de los gobiernos priistas para mantenerse en el poder fue la entrega de recursos federales a zonas marginadas, para inducir el voto. Cuando el presidente de la República era del Partido Revolucionario Institucional (PRI), él solo tenia la facultad discrecional de decidir a quién dar los recursos sin que hubiera otra razón que sus deseos.
Gracias a ese manejo del gasto social, el PRI pudo llegar a todos los rincones del país, manteniendo un férreo control electoral.
Ahora, a falta de un Presidente de sus filas, los gobernadores de ese partido intentan acotar y controlar algo de esa partida presupuestal desde sus estados.
Si logran manejarla correctamente, la estrategia priista puede ser muy efectiva. Aunque 2012 está lejano, las encuestas señalan que hay un reposicionamiento del PRI para 2009.
Ante la decepción que dejan dos gobiernos panistas consecutivos y la falta de crecimiento de la izquierda enredada en sus propios problemas, el PRI se mueve para recuperar lo perdido.
Cuando el tricolor dejó ir la Presidencia, cambió el equilibrio de fuerzas. Los gobernadores se quedaron sin su jefe natural, el Presidente de la República.
Aunque ahora desde el gobierno federal los panistas manejan el gasto social para fines electorales, como antes lo hacia el PRI, el número de entidades que gobierna el tricolor y es más de la mitad del país, permite a los mandatarios de los estados, en lugar de sujetarse, negociar con el Presidente desde el poder real en que se han convertido.
Los 18 gobernadores del PRI están ejerciendo presión para que los programas de desarrollo social que maneja el gobierno federal sean autorizados por ellos. La estrategia priista es pelear una parte importante de estos recursos, por el peso que tendrán en las elecciones.
El presidente de la República, de extracción panista, está imposibilitado de ser el jefe de los gobernadores del PRI como lo fue hasta el 2000 Ernesto Zedillo, el ultimo de los presidentes del anterior partido oficial.
A partir de entonces, los gobernadores dejaron de ser vasallos del presidente en turno, para ser dueños y señores del territorio que gobiernan.
No es la primera vez que los mandatarios estatales del PRI han dejado en claro que pueden sentarse a negociar con el Presidente.
Lo acaban de hacer en el tema de los excedentes petroleros. Aunque públicamente la Secretaria de Hacienda asegura que a pesar del aumento en el precio del barril de petróleo mexicano no habrá excedentes, los gobernadores han exigido que se los entreguen.
Algunos guardaron silencio porque arreglaron con el gobierno que les repartiera su parte, a cambio de que incondicionalmente apoyen la reforma de Pemex de Felipe Calderón.
En atinada previsión de lo que Calderón pueda hacer a través de la Secretaria de Desarrollo Social (Sedesol), los que manejan el área en los gobiernos estatales del PRI están proponiendo candados que impidan el uso discrecional de estos recursos, como ellos mismos lo hicieron hasta hace dos sexenios.
Los titulares de Desarrollo Social priistas se reunieron con legisladores de su partido y plantearon los candados que deberán añadirse en el próximo presupuesto de Egresos. El principal obstáculo con el que esperan amarrarle las manos al gobierno federal es que cualquier programa social tendrá que ser asignado y operado por los gobiernos estatales. De este modo, el presidente Calderón perdería la oportunidad de manejar el voto como lo hizo Vicente Fox, favoreciéndolo mediante los mencionados programas.
Luego de la reunión entre los titulares de Desarrollo Social de estos 18 estados priistas con los legisladores de su partido, anunciaron un frente común para impedir que Calderón repita su propio modelo priista: usar los programas de combate a la pobreza para comprar el voto.
Si los mandatarios estatales logran su propósito, el gobierno federal perderá una poderosa arma para influir electoralmente en las zonas más pobres del país, en las muy próximas elecciones de 2009, que tendrán un peso importante con miras a las de 2012, de modo que pueden hacer la diferencia entre ganar o perder la Presidencia.
Un total de 106 diputados priistas se manifestaron dispuestos a apoyar a los gobernadores a través de sus enviados de sus secretarías de Desarrollo Social, en la disputa por los programas sociales. Muchos de estos tendrían que pasar no sólo por los estados, sino también por los municipios.
Han explicado sus legisladores que 228 programas sociales no tienen relación con el Ramo 20, que hasta ahora asigna la Sedesol.
Resalta del frente priista que no han dejado cabos sueltos. Por ejemplo, el programa Oportunidades, los programas de apoyo destinados a madres solteras y a personas de la tercera edad, según esta propuesta, también tendrían que pasar por el visto bueno de los gobiernos municipales y estatales.
Si los priistas logran que estos recursos estén debidamente etiquetados, la Sedesol a nivel federal haría un papel de mero espectador. Y en tal caso, habrá que esperar la respuesta del gobierno de Calderón a través de Ernesto Cordero, su titular en Desarrollo Social, que intentará no soltar esta ventaja.
El argumento priista es impecable. Lo es porque en ese tema del manejo de la pobreza para la compra de voto, los priistas son expertos. A ellos corresponde la autoría del uso de programas sociales con fines electorales que, siguiendo sus pasos con éxito, los panistas reprodujeron.
Sólo que ahora se invirtieron los papeles, puesto que son los priistas los que exigen transparencia a los panistas.
Si el PRI persevera en su propósito, las elecciones podrían dar un vuelco. El trabajo sistemático que simultáneamente lleva a cabo en varios niveles de gobierno, deja ver su recomposicion.
Mientras, el PRD sigue inmerso en batallas internas que electoralmente lo debilitan, el gobierno panista de Calderón tiene demasiados frentes abiertos que le impiden encontrar su rumbo.
En medio de esta confusión, el PRI avanza. Como en la batalla por el uso de los recursos del gasto social. Hasta donde se aprecia, no es remoto que dos gobiernos panistas que provocaron la derrota de los priistas sean los que ahora los hagan regresar.