Al igual que todos los que somos seguidores de Tigres, vi el pasado 3 de mayo, en León, cómo el equipo sucumbió contra los Panzas Verdes, en la semifinal de la Cocachampions. Perdió con marcador global de 4-3.
El revés fue doloroso La escuadra norteña que ahora dirige Robert Dante Siboldi estuvo a un gol de acceder a la Gran Final, para obtener un pase al Mundial de Clubes, que se jugará en diciembre en Arabia Saudita. Pero con un cuadro chato, no hubo oportunidades de hacer historia. El conjunto auriazul necesitó una dosis de buena suerte que no llegó.
Sin embargo, a diferencia de otras derrotas esta no fue tan amarga, porque estaba resignado. Esa noche el equipo no dio para más, jugó a nada, y evidenció que todavía tiene un enorme trecho por recorrer, para alcanzar la grandeza que consiguió la década pasada.
Al ser eliminado en el Nou Camp, el conjunto universitario dio por terminada, ahora sí, la época de Ricardo Ferretti, el entrenador con el que conquistaron las máximas glorias de su historia. Hago referencia al Tuca porque fue él quien sentó las bases del once que aún se planta en la cancha con veteranazos que en la patria de Tigres merecen reverencias: Nahuel, Gignac, Gido, Aquino y Carioca, principalmente. Algunos otros siguieron con el equipo tras la salida del brasileño, pero ya se fueron, y quedan los que forjaron el origen de esta dinastía.
Junto a Ferretti se despidió Alejandro Rodríguez, El Inge, presidente del Club, encargado de hacer la planeación administrativa, de reclutamiento y contratación de las figuras que tanto le dieron a la afición.
De esta época dorada sólo quedan trofeos en la vitrina y fotografías de las celebraciones. Por eso es necesario comenzar a reconstruir un equipo que tienen una base sólida en la oficina y en el vestidor, pero que requiere mucho trabajo para solidificarse como un mecanismo funcional.
El relevo generacional está en manos de personalidades como Gorriarán, Ibáñez, Córdova, Lainez, Diente, Samir, Angulo, Igor, Reyes. Todos son buenos jugadores en lo individual, pero que no han podido, aún, juntarse con el pegamento que les da un sistema, la rutina bien encaminada, la repetición de procedimientos que harán al equipó aceitarse, andar a buen ritmo, enracharse y conseguir los trofeos que se le demandan.
Además, de entre todos estos jóvenes no se ve un líder. Los caudillos que en años recientes ha tenido el equipo de la UANL, son los que ya pronto tramitarán su jubilación. No se ve quien tomará el báculo de la capitanía para guiar al rebaño.
Lo que le queda al aficionado es armarse de paciencia y orar porque la sinergia consiga que se alineen los objetivos que ha trazado el presidente Mauricio Culebro, con el entrenador. Quien fue el relevo del El Inge, hay que decirlo, aún no ha dado muestras de tener la mente brillante de su antecesor, que fue un diablo en el trabajo de escritorio.
Se espera que el nuevo Presi comience a darle forma a la arquitectura del equipo, con planos precisos, para ahora sí, comenzar a construir sobre piso sólido y aguantador. Este equipo que fue echado por León se mostró pálido y blandengue, dando sus primeros pasos de bebé, cayendo a trompicones. Tigres juegó este fin de semana el repechaje en el torneo nacional, y si bien echó a Puebla, es muy difícil que progrese en la Liguilla, contra Toluca, el siguiente rival de cuartos. Así como está, la plantilla es de media tabla y hay que esperar los resultados que da una escuadra de categoría pequeña.
Los seguidores del equipo tenemos qué reconocer que ya se acabó la grandeza que legó Tuca. A lo largo de la temporada, entre Cocca, Chima y Siboldi, no demostraron a nada y jugaron a muy poco. No se trata únicamente de contratar estrellas y arrojarlas a la cancha. Hay que hacer que funcionen como una sociedad, algo que es muy complicado. La complejidad para hacer que se armonicen tocando la pelota, constituye un reto superior para cualquier DT que aspire a subir en el escalafón de las organizaciones.
Hay una transición que será complicada, pero las bases creo que están sentadas. Si Tigres una vez pudo ser grande, puede volver a serlo. Me gusta pensar que el resurgimiento es cuestión de paciencia, pero esto un activo muy escaso en el balompié mexicano.