Ya con la cabeza fría es necesario desmenuzar alguno de los resultados de las pasadas elecciones en Nuevo León; el por qué de algunas victorias, y las razones o los culpables de varias derrotas.
El Partido Acción Nacional perdió la gubernatura no porque su candidato, Fernando Elizondo Barragán, era una oferta mala. Al contrario, era de lo mejorcito que tenían loa blanquiazules.
Rodrigo Medina obtuvo la victoria porque no solamente tuvo atrás un eficiente equipo que construyó su imagen, vendible al electorado, sino que aprovechó los errores del PAN de Nuevo León, los mismos que se multiplicaron a nivel nacional.
Mientras Elizondo Barragán quiso catapultar su campaña en los supuestos logros del presidente Felipe Calderón Hinojosa en su lucha contra el crimen organizado, Medina aprovechó la inversión en obra pública de Natividad González Parás, como el Paseo Santa Lucía y la ampliación de la Línea 2 del Metro.
La obra vial –sobre todo en el sector de las Cumbres- de la polémica gestión de Adalberto Madero Quiroga, en vez de restarle votos le ayudaron a Fernando Larrazábal Bretón, sin quitarle méritos a la eficiente campaña “para gobernador” que hizo el candidato del PAN, suficiente para retener la capital del Estado.
El voto diferenciado también ayudó a Medina, porque en territorios panistas como San Nicolás de los Garza, Monterrey, Santa Catarina y San Pedro, superó a Elizondo o la desventaja ante su contrincante fue menor, en comparación con la elección a alcaldes.
Por ejemplo, Larrazábal ganó Monterrey frente a Abel Guerra Garza 59 a 39 por ciento, pero la votación para gobernador favoreció a Medina sobre Elizondo 48 a 44 por ciento.
En otro caso, en San Nicolás el candidato del PAN derrotó 65 a 26 por ciento a su contrincante del PRI, con una diferencia de 39 puntos, pero en la carrera por la gubernatura Elizondo (55%) ganó a Medina (37%), con apenas un margen de 17 puntos.
El caso de Santa Catarina se cuece aparte: el PAN retuvo la alcaldía con una cerrada preferencia de 42 contra 41 por ciento del PRI. Sin embargo en los comicios para gobernador Medina derrotó 49 a 40 por ciento a Elizondo.
En esta diferencia el alcalde saliente Dionisio Herrera Duque no sale muy bien librado, encabezando una gestión que empezó apapachando a amigos cercanos que lo apoyaron pero que, conforme avanzó la administración, el periodista de profesión los fue marginando.
Y si eso hizo con sus amigos, qué no hizo con los electores que, tres años después, lo castigaron en las urnas porque no cumplió lo prometido en la campaña de 2006.
El 5 de julio pasado Herrera Duque contribuyó en la derrota de Elizondo Barragán y puso en la cuerda floja la agónica victoria a alcalde de Gabriel Navarro, porque no les acercó los votos suficientes a las urnas, cuando hace tres años ganó por casi 14 puntos la presidencia municipal.
Pero volviendo al tema principal, hace tres años en Reynosa, Tamaulipas, el PAN quiso retener la alcaldía ligando al PRI y a sus candidatos a diputados locales con el crimen organizado.
Uno de los responsables de aquella campaña fallida en Reynosa fue Jorge Manzanera, amigo del corrupto ex alcalde panista Francisco García Cabeza de Vaca.
Y aunque usted no lo crea, Manzanera es uno de los operadores electorales de mayor confianza de Felipe Calderón Hinojosa quien, seguramente, le recomendó al presidente utilizar la misma estrategia a nivel nacional, pero con resultados más desastrosos, cadavéricos.