
Cada cuatro años es la misma canción…
Ya de tanto escucharla, aburre.
Todo mundo se envuelve en el lábaro patrio y amenaza con lanzarse de una torre del castillo de Chapultepec, si los responsables del futbol mexicano no hacen algo para acabar con el problema que siempre lo deja en ridículo en el escenario mundialista.
Los que deben hacer algo, es decir, quienes tienen la sartén por el mango y los verdaderos responsables son tan imbéciles, que ponen a sus periodistas a editorializar en sus medios, y cuestionar a todo mundo y lo que necesitan es un espejo.
Con las redes sociales, ya no solo los que cobran por hablar de futbol, sino cualquier hijo de vecina que no tiene NPI del asunto, opina como si supiera.
Es ocioso… da mucha flojera leerlos y escucharlos. Ya aburren.
La raza piensa que opinando ellos, los capos del futbol, los que venden cemento, cerveza, refrescos, telefonía celular, los de la televisoras y los de los casinos que usan los equipos de futbol como lavanderías y que se dedican a la trata de personas con tachones, les van a hacer caso.
¿Quién les dijo que les interesa arreglar el problema?
Dejen de ver y escuchar basura en la radio y la TV de futbol y dejen de comprar ilusiones, materializadas en sus abonos de futbol y se arregla el asunto.
Usted, viendo esa mierda que le ofrecen los programas futboleros y comprando boletos y camisetas y banderolas, le está dando de comer al animal.
¿Si usted o su tía y su abuelita y su mamá se mueren de diabetes, o le cortan la pata por esa causa, aquél va a dejar de venderle cocaloca y usted de beberla? No, ¿verdad?… es lo mismo
Esa porquería que nos venden como fútbol existe gracias usted, a mi, a nosotros… no nos hagamos pendejos…
Cuando sus Tigres o sus Rayados pongan la venta de abonos, ahí estará. No se haga. La raza futbolera tiene el síndrome de la mujer maltratada, le gusta que le peguen y la hagan sufrir, pero no deja a su abusador.
Están como los tricolores y los albiazules. Tenían casi 100 años siendo fornicados por los gobiernos de esas franquicias y hoy los quieren de vuelta. Extrañan la mala vida…
¿O no es cierto?