Estaba un día El Apuntador desempolvando su título de licenciado en periodismo otorgado por la UANL, cuando se enteró de la polémica generada por una convocatoria lanzada por la SEP para entregar ese valioso documento a cualquier chango que demuestre cinco años de experiencia, usurpando esa profesión a través de redes sociales, conocidos como youtubers, facebookeros, twitteros y guasaperos.
Porque no es casualidad que esta posibilidad que salió de la cabecita del secretario de Educación y también presidenciable del PRI, Aurelio Nuño Mayer, abra la puerta a una generación de personas que han aprovechado las nuevas tecnologías y que se dicen periodistas, cuando muchos ni la primaria terminaron, para autoaplicarse el título de periodistas.
Hay un dicho que reza “piensa mal y acertarás”. Pues bueno, no es que este columnista quiera aguadarle la fiesta a Nuño que “ni ler (sic) sabe”, en relación a su mala pronunciación cuando asistió a una escuela primaria como funcionario federal y una niña lo corrigió: “No se dice ler (otra vez sic), sino leer”.
Si Nuño Mayer fuera el candidato del PRI a la presidencia en las elecciones de 2018, claro que aseguraría cientos o miles de votos de los nuevos licenciados en periodismo y sus familiares, agradecidos con el porque los benefició con sus decreto, evitándoles cursar de manera completa y asistir durante años a una universidad, donde se enseña la carrera de ciencias de la comunicación.
Y con o sin Nuño Mayer como candidato, como quiera el PRI tendría no solamente votos de los nuevos licenciados en periodismo y sus consanguíneos, sino que ellos mismos, a través de sus plataformas digitales como YouTube, Facebook, Twitter y WhatsApp podrían influir en sus audiencias para agradecer al gobierno esa distinción de tener un título que jamás soñaron colgar en una pared.
La inconformidad sobre esta convocatoria (Acuerdo 286) del gobierno de Enrique Peña Nieto de congraciarse con quienes no merecen tener un título sin cursar la universidad, causó polémica en el gremio de Nuevo León, la mayoría criticando a la SEP porque simplemente “no se vale”.
Como antecedente, el 30 de octubre del año 2000 se publicó en El Diario Oficial de la Federación una primera convocatoria donde la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos (FAPERMEX) era el ente evaluador de los perfiles interesados en obtener el título. En 2017 será El Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (CENEVAL).
Hace 17 años, de mil 300 inscritos aproximadamente, mil obtuvieron su cédula profesional a nivel nacional, entre ellos dos de Nuevo León: Felipe Guerra y Alfonso Teja, con amplia experiencia en esta profesión.
Respaldando una lucha que empezó hace semanas Héctor Hugo Jiménez, director editorial general de Hora Cero, invitando a recabar firmas por medio de la página www.change.org, Francisco Zúñiga Esquivel, reportero de Multimedios prensa, radio y televisión y con más de tres décadas de experiencia, escribió en su muro de Facebook:
“Parece ser que Periodismo es una profesión que cualquiera puede degradar. Corre la versión de que la Secretaría de Educación pretende otorgar la licenciatura en Periodismo a cualquiera que demuestre que ha cobrado por cinco años en la nómina de un medio de Comunicación. No tengo nada contra la gente autodidacta, y sé que muchos buenos periodistas se formaron en la calle y en las redacciones, como también he comprobado que el Título no garantiza que alguien sea buen periodista.
“Pero terminar la carrera profesional no es tan simple como ir a la Escuela. Entraña esfuerzos, sacrificios, una lucha constante que para muchos iniciaba cuando contaban las escasas monedas que llevaban antes de subir al camión a emprender una jornada de diez, doce horas, quizá sin comer porque no había en casa dinero para comprar comida en la calle.
“Noches de desvelo, horas intentando descifrar qué era exactamente lo que pedía el maestro, y luego, horas y horas en la biblioteca buscando la información para los trabajos que garantizaran una buena calificación.
“Lograr un título universitario significó que aprendí a cristalizar proyectos, que tuve la disciplina para ir a diario al aula, que respeté instituciones y maestros, que hubo constancia y esfuerzo, y que al final, seguí las reglas, algo que tanta falta nos hace en nuestro país.
“Por eso no creo que sea justo que cualquiera con cinco años de cobrar en la nómina de un medio de comunicación pueda tener un título que a nosotros nos costó tanto.
“Por eso firmé. Y si tú crees en lo mismo, te invitó a firmar, aunque no seas periodista. Tu título -o el de tus hijos- seguro también te costó bastante”.
Saúl González Estrada, catedrático de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UANL y exconductor del RTVNL o Canal 28, también se pronunció al respecto en su muro:
“Es muy lamentable el anuncio realizado por el gobierno federal de entregar a través de la Secretaría de Educación Pública títulos de periodismo a quienes tengan cinco años o más (años) ‘ejerciendo’ este ‘oficio’. Pero el periodismo no es un oficio: es una PROFESIÓN.
“Comprendo que hace cinco o seis décadas atrás no estaba constituido el periodismo como una carrera en sí, y para solventar la necesidad informativa, hubo (y hay) muchos personajes que realizaron esta labor e incluso es por ellos que las universidades tuvieron la visión de profesionalizar una carrera universitaria dirigida a los medios de comunicación e información.
“Pero de allí a que se quiera entregar títulos a diestra y siniestra, hay una gran diferencia. Es un atentado contra los que no sólo estudiamos cuatro o seis años en las aulas, sino de aquellos jóvenes que hoy en día se quieren dedicar a la generación de información. Creo que hay algunos puntos que debo destacar:
“El entregar ‘títulos’ de periodista a aquel que tenga al menos cinco años ‘ejerciendo’ en algún medio es muy malo. ¿Por qué? Porque desgraciadamente en los medios hay algunos periodistas malos, corruptos o sin amor por la profesión. Hay muy buenos, evidentemente, pero el riesgo es por aquellos que quieran sacar provecho de esto. Y de esos nos enteramos casi todos los días”.
Felipe Guerra, periodista deportivo de más de cuatro décadas y actual corresponsal de ESPN Radio, fijó su postura: “El acuerdo 286 que no lo malbaraten (sobre los cinco años de experiencia). Varios de nosotros que nos iniciamos cuando no existía escuela o facultad de periodismo, nos formamos en la trinchera; varios procuramos capacitarnos en talleres de periodismo de nuestros medios de comunicación donde trabajábamos, con algunas agencias como EFE, AP.
“Asistimos a talleres, cursos, seminarios, diplomados en educación continua del Tec de Monterrey, de la UANL, Universidad de Texas Campus Austin, online.
“Algunos presentaron una tesina, otros con créditos académicos obtenidos a lo largo de los años y acá en Nuevo León, cuatro recibimos nuestra cédula profesional de la SEP, y después de un largo trámite con documentación y pruebas para comprobar desde nuestro inicio hasta el día que procedimos a los trámites y documentar formalmente los años en ejercicio de nuestra labor, respaldados por más de 25, 30 y hasta 40 años de estar en la trinchera”.
Y Alfonso Teja, quien comenzó en Televisa México y luego se vino a residir en Monterrey, también expresó su punto de vista:
“Se agradece el reconocimiento a décadas de estar en la brega sin bajar ética, entusiasmo y dedicación. El oportunismo de ciertos elementos, en el campo y en la autoridad es el foco de la crítica y, creo, que acertadamente. Vean lo que sucedió con los locutores; disolvieron el oficio y en lugar de superación llegó la desaparición (que es inminente).
“Muchas críticas y comentarios provienen de personas que siguen viendo las cosas en blanco y negro. El periodista maduro sabe de matices, de contrastes y de extremos que se tocan. Sabemos y entendemos de esa dialéctica y esas contradicciones que son parte de nuestra naturaleza humana, misma que como periodistas sabemos desentrañar con técnica, con oficio y también con intuición y respeto”.
David Carrizales, corresponsal de El Universal y quien inició en El Porvenir, trabajó en La Jornada y El Diario de Monterrey, e hizo cursos de periodismo en España, no se quiso quedar atrás y escribió en Facebook:
“En mi caso cursé y aprobé todas las materias de la carrera y obtuve mi carta de pasante. Casi de inmediato empecé a trabajar en El Porvenir, y así desde hace más de 30 años he trabajado como reportero y editor en algunos medios locales, y corresponsal para medios nacionales y agencias internacionales.
“Quizá por falta de tiempo, porque este trabajo es muy absorbente, pero creo que más bien por algo de soberbia, no hice el Curso de Integración de Conocimientos que se impartía en la FCC de la UANL, como opción para obtener el título, porque en la planta de maestros había varios excompañeros que habían sido peores alumnos que yo.
“Además, no sentí en algún momento que el título me fuera de alguna utilidad, pero lo tramité por la opción de experiencia, cuando tenía más de 20 años de ejercer, digamos que como pasante”.
Alberto José Hernández, abogado de profesión que incursionó en la televisión pública y privada de Nuevo León donde fue coordinador de noticias del Canal 28, intervino en la polémica:
“¿Periodismo, profesión u oficio? Una dicotomía que suele enfrentar a la academia y a los que ejercen dicha actividad. Creo en el periodismo como una profesión que requiere de mucho oficio, así como también de creatividad, talento y otra serie de habilidades que hace a los que lo ejercen diferentes a otros actores de la vida pública.
“Nadie que no haya ejercido el periodismo sabe a ciencia cierta de qué se trata, pues al ponerlo en práctica todos los días se va teniendo el sentido, la vocación, el aprendizaje, la aplicación de normas, técnicas, dinámicas, reflexiones y, sobre todo, del compromiso por informar con verdad, en fin, de todo lo entretenido y complejo del quehacer periodístico.
“Para mi humilde opinión, el periodismo es una profesión con mucho oficio y mayor sensibilidad. Mis respetos para los periodistas con título profesional y para aquéllos que se hicieron en las viejas salas de redacción sin haber ido a una Universidad”.
En fin, muchos periodistas y comunicólogos se unieron al rechazo sobre el Acuerdo 286, que en su convocatoria de 2017 se puso a modo para que youtubers, facebookeros, twitteros y guasaperos pudieran conseguir el título de licenciados en periodismo, gracias al gobierno de Peña Nieto.
Entre otros: José Luis Esquivel, Gerardo Ramos Minor, Enrique Maldonado, Enrique Reyes Pérez, Mario Ángel Díaz, Roberto Silva, Beatriz Flores, Roberto Silva, Paloma Ramírez, Paola Almaraz, Jacqueline Lerma, Diana Uribe, Agustín Carlos Lozano, Irma Nora Richards, Mauricio Belloc, Raúl Guevara, Adrián Navarro, Jocelyn Romero, Edgar Martínez, Rafael Heredia, Jesús Rangel, Pedro Castillo, Emanuel Suárez y Mario Alberto Palacios.
Además de Alejandro Sandoval, Francisco Villarreal, José Luis Montemayor, Diamantina Guerrero, Nancy Quintanilla, Omar Valladares, Claudette Bernadette, Juan Reyna, Roberto Sánchez, Alejandro Villarreal, Enrique Martínez, Héctor Alvarado, Juan Cuevas, Judith Medrano, Carlos Acevedo, Pamela Escobar, Pedro Ortiz, Dinorah Zapata, Arturo Recio, Reynaldo Márquez y Arnulfo Martínez, por mencionar a algunos.
Para concluir con el tema, se transcribe una reflexión que escribió Héctor Hugo Jiménez en sus redes sociales: “¿A poco los médicos permiten que cualquier persona entre a un quirófano a operar? ¿O un ingeniero que alguien no capacitado construya un edificio? ¿O que cualquier hijo de vecino pilotee un avión? ¿Y por qué el periodismo permite ser ultrajado, violado, prostituido? Pasa la voz y sigamos firmando esta iniciativa para frenar esa aberración”.
NI CALENTAR LA SILLA
Muy al estilo del “comes y te vas” que le aplicó el embotado presidente Vicente Fox al líder cubano Fidel Castro hace ya unos 15 años, se dio el cambio de conductor, presentador o más bien lector de noticias en Grupo Radio Alegría.
Más tardó en llegar Juan Carlos Altamirano a ocupar el puesto que Gregorio “Goyo Martínez” dejó vacante tras su despido, que lo que este joven necesitó para decirle “gurbay” a los Estrada.
Altamirano, presumido por GRA como la nueva cara del periodismo joven y crítico, apenas duró cinco meses en la titularidad de los espacios informativos.
Dicen los que están cercanos a las áreas de decisión de esa empresa fundada por Gonzalo Estrada, que fue Altamirano quien decidió soltar el arpa y llevar su música a otra parte, pues ya eran tirantes sus relaciones con Juan Antonio Martínez, director editorial de ABC.
En el rejuego de cambios que es muy común en GRA, se optó por el tercer regreso de Mario Castillo Barraza, quien se ocupará del noticiero matutino considerado la joya de la corona, la niña de mis ojos y cereza del pastel del 660 de Amplitud Modulada.
Castillo se las sabe de todas todas, y como ahora no lo llamaron como emergente, como ocurrió en su pasada incursión con los Estrada, podrá tener más poder decisión en los contenidos y el formato del noticiero.
A ver si hace cambios, pues el espacio se escucha aburrido desde los tiempos de “Goyo” Martínez, y aunque está bien posicionado entre los escuchas, carece de innovación.
¡Ah! y de Juan Carlos Altamirano nadie sabe, nadie supo, de su paradero.
ANAHÍ REGIÓN 4
La cantante Anahí, metida a primera dama de Chiapas, ya tiene competencia en cuanto a hacer el ridículo con su protagonismo mediático durante las labores de apoyo a los damnificados del terremoto que afectó a varias entidades del país.
TV Azteca México tiene entre sus filas a una émula de Anahí, quien es originaria de Monterrey, colabora en el programa México en Alerta y mostró a diestra y siniestra su felicidad por ir a cubrir una tragedia que enlutó a decenas de familias.
¿Ya adivinaron quién es? ¿Aún no? Otra pista: saltó de las fuerzas básicas de Multimedios antes de incursionar como burócrata en el DIF de Guadalupe, donde al ser despedida debió emprender el vuelo de regreso al medio periodístico a través de Azteca Noreste. ¿Ya? ¡Siiii!, Lucero Rodríguez, a quien le encanta que sus dos únicos fanáticos le griten: “Lucerito, Lucerito”.
Pues resulta que fue enviada como parte del equipo de México en Alerta y, presta y objetiva como es, manifestó en redes sociales su alegría por ir a cubrir este incidente.
Sus fotos con los niños afectados por el sismo la muestran sonriente, frente al estupor y dolor de la tragedia de sus entrevistados. Este Apuntador recuerda a la tristemente célebre Laura Bozzo, cuando vestida con el uniforme de Protección Civil del Estado de México llegó en helicóptero a un pueblo de Guerrero afectado por la tormenta tropical Manuel, quesque para entregar víveres a los afectados.
Sí, hay mucha diferencia entre lo que hace Lucero y el show mediático que Televisa montó para darle baños de pueblo a su estrella peruana, pero es chocante, de mal gusto su pose de felicidad que muestra en su muro de Facebook (es personal y no de trabajo, se entiende), pero que al portar el chaleco y el micrófono de su televisora involucra lo profesional con lo personal. Igualita que Anahí, pero obvia decirlo, hay un mundo de diferencia entre ambas dos. Obvio.
Y EL RIDICULO DEL AÑO ES PARA…
Desgraciadamente los medios de comunicación no pueden librarse del ridículo deseo de protagonismo de algunos productores y conductores quienes caen en excesos realmente increíbles en sus espacios informativos.
Sin embargo en ocasiones hay quienes nos regalan momentos tan patéticos que merecen una mención especial y ésta va para el equipo del Telediario Mediodía, conducido por María Julia “la comadrita” Lafuente y Juan Carlos Ortiz.
Resulta que el pasado 21 de septiembre, Lafuente y Ortiz encabezaron uno de los momentos más vergonzosos de la televisión regiomontana, cuando al transmitir un enlace en vivo con Yadith Valdez desde la Ciudad de México, la reportera dejó de hablar, pues los rescatistas que se encontraban en el lugar ordenaron silencio absoluto con la seña que ya es conocida en todo el país: el puño arriba.
A nadie sorprendió que todos en la Ciudad de México dejaron de hablar y muchos levantaron el puño para anunciarle a todos en el sitio la orden de silencio absoluto.
Lo verdaderamente patético sucedió cuando se cambió la toma al estudio de Multimedios en Monterrey -a más de mil kilómetros de distancia- y se pudo ver a conductores, camarógrafos y técnicos en silencio ¡con el puño arriba!
¿Cuál era en sentido de hacer algo así? ¿Acaso son tan ingenuos en Multimedios que creen que los rescates van a perturbarse por el ruido que se haga en un estudio de televisión ubicado a mil kilómetros? ¡Por favaaaar!
Esta ocurrencia eclipsó la que tuvo Roldán Trujillo y su equipo en Televisa Monterrey, quienes llevaban el primer del ridiculómetro al publicar una foto de todo el equipo muy sonrientes, presumiendo su cobertura del desastre, lo que les ganó una paliza en las redes sociales.
Y ya pa irnos hay que decir que durante el partido que perdieran de forma humillante los Tigres frente al Zacatepec (por eso el corazón de este Apuntador prefiere al Paris Saint Germain y al Manchester United), la directiva del equipo anunció que la cabina donde se encuentran los cronistas radiofónicos llevará el nombre de Roberto Hernández Junior. Bien merecido.
Y la pregunta de cada quincena: ¿quién de los actuales reporteros de Nuevo León -no periodistas, aclarando-, no se merecería ese título por recibir cochupos o hacer negocios con políticos? v
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