Con el inicio del Mundial de Futbol de Brasil 2014 se echó un balde de agua fría a los acelerados que buscan ser candidatos a las próximas elecciones, aunque hubo algunas desobedientes tanto en Nuevo León como en Tamaulipas.
Por ejemplo Federico Vargas Rodríguez, secretario de Desarrollo Social del gobierno de Rodrigo Medina de la Cruz “que le tira a todo” en las elecciones de 2015, puso una carpa en la Macroplaza invitando a ver el primer juego de la selección mexicana contra Camerún.
Pero el tiro le salió por la culata con críticas, y al siguiente encuentro se cuidó de una embestida en su contra. Y aunque según cifras oficiales el aspirante llegó a juntar cerca de 10 mil personas, en el México contra Brasil brilló por su ausencia en la explanada frente a Palacio de Gobierno.
Vargas Rodríguez se ha convertido en el funcionario de moda de Medina de la Cruz, para lo que se ofrezca cuando el PRI escoja candidatos: desde diputado local, alcalde de Monterrey o legislador federal, de mayoría o plurinominal.
Y en caso de que una mujer sea la candidata a la gubernatura del Estado, no habría de extrañarse que el secretario de Desarrollo Social sea el coordinador de campaña, para que no quede ninguna duda de quién estaría calentando la banca rumbo al 2021.
Cuando la selección azteca enfrentó a Brasil, en el partido más atractivo, los políticos entendieron que los eventos masivos significaban un riesgo de convocatoria, porque para lograr el impacto mediático debían recurrir al grotesco acarreo.
Porque nadie, en su sano juicio al menos que vayan por una playera verde -aclarando, no la oficial de Adidas de mil 100 pesos-, o por unos vasos de plástico del once azteca, iba a dejar de ver el partido contra los cariocas desde la comodidad de su casa, en vez de estar asándose en el exterior a cerca de 40 grados centígrados.
Por el lado de la alcaldesa de Monterrey, Margarita Arellanes Ferández, que también aspira a ser candidata de Acción Nacional a la gubernativa, se sabe que sus asesores prefirieron no convocar a la población y colocar pantallas gigantes bajo la sombra del Palacio Municipal, ante el riesgo de quedarse vestidos y alborotados.
La receta se repitió el lunes 23 pasado cuando México pasó a los octavos de final tras derrotar 3-1 a Croacia: ni en la Macroplaza, ni en Plaza Zaragoza, los alborotados para el 2015 mostraron de qué dimensión son sus músculos.
Vargas Rodríguez, así como Margarita, Cristina, Ivonne, Mauricio y Felipe, entre muchos otros del PRI y PAN, optaron por ver las acciones en sus oficinas, casas o en alguno de los restaurantes de la zona metropolitana de Monterrey, sin levantar olas. Esas mareas humanas que sólo vieron a través de la televisión en las tribunas del Estadio de Recife por parte de los aficionados tricolores.
Por el lado de Tamaulipas los adoradores del corrupto senador albiazul, Francisco García Cabeza de Vaca, desplegaron una manta en las tribunas durante un partido, y la foto con los cuernos blancos (su logo) fue subida a una página de Facebook ante la indiferencia de las televisoras.
El polémico ex alcalde de Reynosa, quien encabezó la más corrupta administración de esa frontera que se tenga memoria, jugó futbol en su infancia y adolescencia, y por eso quiso aprovechar el máximo evento del balompié universal para intentar meter un ¡gooooooool! en las tribunas, pero no lo consiguió.
En Monterrey, el aspirante a la alcaldía y actual diputado federal, Martín López Cisneros, repartió calendarios de bolsillo del Campeonato Mundial con la frase: “Porque mi prioridad es el deporte”. Buena puntada, porque los seguidores de este deporte en cualquier rincón del planeta quieren saber día y hora de los encuentros.
Y cuando México calificó a los octavos de final del Mundial por sexta vez consecutiva, los que también quieren hacer historia en la política no querrán desaprovechar en llevar agua a su molino, previo y durante el partido ante Holanda del domingo 29.
Carpas callejeras como la de Vargas Rodríguez en la Macroplaza seguramente brillarán por su ausencia el domingo a las once de la mañana, porque a esa hora se antojará una carne o un pollo asado en familia, con unos líquidos refrescantes, antes de irle a engordarle el caldo a cualquiera de los aspirantes.
En Tamaulipas el gobernador Egidio Torre Cantú, durante los tres partidos de México de la primera fase, aprovechó las giras por los municipios para ponerse la verde y ver en vivo las acciones acompañado de los alcaldes anfitriones.
En ese Estado los comicios para renovar la gubernatura serán en 2016, pero nunca es tarde, como tampoco hay que desaprovechar un evento como el Mundial, para meter en la cabeza de los electores que el partido que tiene el poder Ejecutivo lleva los colores del seleccionado de Miguel “Piojo” Herrera.
Mientras siga avanzando el seleccionado azteca y los jugadores vistan los colores verde y rojo en el uniforme, el campeonato brasileño jugará a favor del PRI, tanto en Nuevo León como en Tamaulipas.
No será lo mismo si los blanquiazules de Francia rompen las redes y aspiran de nuevo a ser campeones, porque eliminado México -ojalá no en octavos de final como ha sido la costumbre desde Estados Unidos 1994-, la ebullición nacional irá a menos. Y a pocos importará si Benzemá y compañía logran su segunda corona.
Cierto es que la política y el deporte no están peleados, es más, han ido de la mano. Basta recordar que Carlos Hermosillo, seleccionado nacional y actual comentarista deportivo, fue director general de la Comisión Nacional del Deporte en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa.
Y que Manuel Negrete, quien metió aquel hermoso gol de tijera contra Bulgaria en el Mundial de México 86, también fue seducido por los aromas y las tentaciones de la función pública.
Casos de ex futbolistas nacionales que ya retirados han marcado goles en la política no son muchos, pero los pocos como Hermosillo han sido muy sonados.
Cada cuatro años la máxima expresión del balompié universal no solamente enloquece a aficionados, marcas patrocinadoras, jugadores, cuerpo técnico y periodistas, no, también los políticos pierden la cabeza por un balón que rueda en el césped.