“Usted, amigo mexicano tiene en este momento lo que fue la sorprendente Holanda de los 70, la Dinamarca de los 80 o la Grecia campeona de Europa del 2004… lo puede creer o no. México está ahora en los ojos del mundo”….
Dicen que es el Mundial de las sorpresas.
Yo no estaría tan seguro…
Sorpresa es, sí, por supuesto, que México no solo haya superado en el marcador a los alemanes, sino en todo el terreno de juego y muchísimos lapsos del partido; pero no debe sorprendernos que, por ejemplo, Brasil y Argentina no hayan podido despachar en sus primeros compromisos a sus respectivos rivales.
Por una sencilla razón…
Quítale a los brasileños a Neymar y a los argentinos a Messi y ya vimos lo que sucedió en cada uno de los dos primeros juegos que les tocó a ambas potencias.
Caso contrario ocurrió con Portugal en su primer duelo ante lo españoles, que se encontraron con la mejor versión del atacante del Real Madrid y tuvieron que sufrir y comerse tres goles del lusitano.
“Pero es que estamos jugando con 10”, decía el relator español, “no tenemos guardameta; DeGea no tiene nada que hacer ahí. Si por mí fuera, no juega más”, gritaba molestísimo el cronista.
Claro que cuando Cristiano colgó el del empate a 3 en la escuadra, se tuvo que resignar. Esa no la detenía ni la “Araña” Lev Yashin en su mejor momento.
Pero es claro que si atan al mejor hombre de los argentinos y los brasileños, sufren.
Cristiano lo volvió a hacer frente a Marruecos. Su cuarto gol en fila para darle el triunfo a su escuadra ante un aguerrido cuadro africano que por momentos mostró lo que otros equipos han esbozado: que cuando dependen de una estrella de su vuelo (Messi, Cristiano o Neymar), se los quitas y son un equipo del montón.
De no haber sido por ese tanto de Cristiano al inicio del duelo, Portugal no habría podido hacerle ni cosquillas a los marroquíes.
El problema es que no siempre tienen la certeza de aparecer para echarse el equipo al hombro, aunque en el caso de CR7, ya vimos que está encendido y hasta la fecha 2 de la primera fase encabezaba la tabla de goleo con cuatro tantos.
Pero estos tipos de cracks de algunas selecciones, sobre todo Neymar o Messi, no son Diego Maradona en 1986, que era tan bueno que pudo arrastrar hasta el podio a un cuadro de futbolistas de bajísmo perfil, francamente apenas regular, con un futbol básico de más esfuerzo que cerebro.
Aquella vez, cuando Maradona marcara el considerado el mejor gol de las Copas del Mundo ante Inglaterra, le preguntaron al DT británico Bobby Robson que si significaba algo especial perder ante Argentina, sobre todo en el contexto político que se daba en ese tiempo por el conflicto de la guerra por las Islas Malvinas.
“Bueno, debo aclarar que no nos ganó Argentina, nos ganó Maradona”, dijo.
Entonces, ¿a los rivales de Argentina y Brasil les bastaría anular con una aplicada marca sobre su estrella para volver a estas selecciones un equipo ordinario?
No necesariamente les bastaría con eso, pero es una pista a seguir.
Los argentinos se reían de tener que jugar contra Islandia.
“Solo son 11 futbolistas, los islandeses no existen, si se resfría uno tienen que jugar con 10”, aseguraban en tono burlón los fans de la escuadra sudamericana. Y ya vimos lo que sucedió.
Muchas veces puede no bastar tener muy buenos jugadores de corte internacional como sucede con las potencias tipo España, Alemania, Brasil o Argentina.
Necesitan también de una buena estrategia para cada partido. No basta salir a pelotear y tratar de hacer tu juego porque te puede suceder lo que ya hemos visto en algunos capítulos: que a la hora buena, los cracks no funcionen como tales y el juego colectivo del rival supere tu accionar.
El mismo Maradona en una entrevista reconocía:
“De este muchacho, Cristiano, lo que yo sí le reconozco es que cuando lo necesita su selección, ahí está. Aparece”, en franca alusión a un Lionel Messi que lleva ya muchos años con esa asignatura pendiente.
¿Y QUÉ LE ESPERA AL TRI?
Se espera que buenas cosas.
Por años, tantos como casi cuatro, el director técnico Juan Carlos Osorio ha cargado sobre la espalda una losa de cemento, de críticas, debido a su sistema de juego que no complace a muchos, a la mayoría de sus críticos exfutbolistas profesionales, entrenadores y simples comentaristas u opinadores futboleros.
Jamás los complació con una forma definida de juego o una alineación que repitiera al juego siguiente. Pese a llevar al Tri a la clasificación como primero del grupo en la zona de Concacaf, ni eso los conformó.
Las críticas surgieron, inclusive en los duelos de preparación, semanas y días antes de arrancar. Se burlaron incluso de él llamándolo filósofo, literato, predicador, demagogo.
Cuando comenzó el partido ante los alemanes. No pasaba un minuto y medio e Hirving Lozano ya estaba en la boca del gol para apurar a la zaga germana y al guardameta Neuer, que recibió el primer aviso de lo que venía.
México jugó un primer tiempo perfecto, pegándole un baile a los campeones del mundo, quitándoles la pelota, paseándolos de un lado a otro y marcándoles un golazo, tras un fulminante latigazo que terminó en la red.
La segunda parte varió un poco. Los alemanes tuvieron ya el esférico, y a punto estuvieron de llevarse dos goles más, al igual que los aztecas, pero no sucedió ni una, ni otra cosa.
Lo que sí quedó de manifiesto fue una espléndida demostración como nunca antes había brindado el cuadro azteca en Mundial alguno.
Lo que ahora se espera de México es que mantenga ese nivel de desempeño y pueda darle a la gente muchas satisfacciones.
México tiene en este momento la mejor generación de futbolistas, como nunca la había tenido.
No son cracks de altísimo nivel, como lo fue Hugo Sánchez o Rafa Márquez, pero elementos como Javier Hernández, Hirving Lozano, Moreno, Vela, Ochoa, Layún o Héctor Herrera son de los que ya quisieran muchas selecciones jugando todos juntos, en un aplicadísimo sistema de juego y con un sacrificio físico bárbaro, que al final premia con el resultado.
Este Tri da para soñar.
¿Puede ser campeón del mundo?, puede ser. ¿Quién dice que no?
No les pregunten a ellos, pregúntenles a los demás protagonistas.
Usted, amigo mexicano tiene en este momento lo que fue la sorprendente Holanda de los 70, la Dinamarca de los 80 o la Grecia campeona de Europa del 2004… lo puede creer o no. México está ahora en los ojos del mundo.
Si llega al quinto partido más les valdría quien los enfrente estar bien preparados… mejor que los alemanes.