Dice el periodista y conductor regio Gregorio Martínez que los dimes y diretes entre los políticos no permean en el interés de los consumidores de contenidos, ya sea en radio, prensa escrita, portales o en redes sociales o en la televisión.
Tiene razón Gregorio, como la tiene al afirmar que la gente ya ni se acuerda cuando comenzó el tiro, entre el Gobierno (MC) y los prianistas. Porque de que hay tiro, lo hay. La sociedad, en general, no sabe ni de cuando data la guerra, ni los motivos de ésta.
El círculo rojo sí lo sabe. La ‘clase’ política, los empresarios, los representantes de sectores productivos y los organismos intermedios, que gustan de tener protagonismo en la sociedad y mediar hasta donde se pueda.
Este agarre que hoy vemos entre el gobernador emecista Samuel García y lo que él llama los gángsters del PRIAN es sin precedentes en el estado de Nuevo León.
Claro, antes el llamado Movimiento Naranja no existía aquí, ni la figura de independiente que entre comillas protagonizó el anterior gobernador, “El Bronco”; bueno, ni él ni el PRI y el PAN, cuando no eran socios sino todo lo contrario, acérrimos rivales, en ninguna otra etapa post revolucionaria de la historia de NL ha existido un pleito tan encarnizado como el vigente.
El ejecutivo no baja de ladrones a los líderes ‘morales’ del PRIAN, Francisco Cienfuegos y Zeferino Salgado, mientras que los súbditos de éstos salen como fieles soldados a defenderlos y a denostar todo lo hecho o lo que no ha hecho García.
La guerra tiene, más menos, un año. El nombramiento de Fiscal sigue atorado, el reparto de los fondos para los municipios prianistas también, mientras las calles de la zona metroplitana están llenas de baches y las obras de metro paradas, porque los alcaldes opositores no dan los permisos para las obras.
Y estancados como están, el ejecutivo y el Legislativo de mayoría prianista, los ataques entre un bando y otro, son de todos los días.
El lunes 12 de junio a la hora del ángelus, mientras los priistas y los panistas se sentaban frente a la mesa de diálogo con el secretario general de Gobierno Javier Navarro, ante la presencia de los organismos esos intermedios, Samuel García, para no variar, despotricaba contra los tricolores y albiazules en una gira por el municipio de Cerralvo.
El ejecutivo estatal llamaba “descarados, bandidos y ratas” a legisladores del PRI y PAN, por pactar supuestos moches con el ex gobernador Jaime Rodríguez Calderón. El gobernador dijo contar con pruebas.
En el epicentro de la guerra, el gobernador Samuel García sostiene que mientras los priistas y panistas no retiren al encargado de la Fiscalía, Pedro Arce Jardón, a quien liga a Francisco Cienfuegos y al PRI, el diálogo no avanzará.
Los priistas y panistas dicen que el asunto del Fiscal está en la Corte, y que además ellos ya le mandaron una cuarteta de prospectos al ejecutivo, de los cuales puede vetar a uno y el Congreso destrabar el tema. Para los prianistas el tema no es tema, y acusan al gobierno emecista de agresor, cínico, sinvergüenza, adolescente, inmaduro y visceral.
Hasta hoy, recién instalada la mesa del diálogo, los dos bandos se siguen atizando como griegos y troyanos.
Interesante sería que los comandantes de la guerra hagan un corte de caja respecto a su aprobación, a su imagen (bueno, así se dice), tanto a la marca PRIAN -que salvo en Coahuila- en gran parte de la República se ve en picada, y la de MC y Samuel, a un año y medio de Gobierno. Tal vez así, podrían entender que el 2024 está a la vista y que así como el pueblo vota, también bota. De eso saben mucho. Se supone.