En el 75 aniversario de la fundación de Mecánica (hoy FIME) y del 70 de Comercio (hoy FACPyA), los equipos representativos de ambas escuelas de la UANL escenificaron la noche del 16 de noviembre un electrizante partido por el campeonato del torneo intrauniversitario, que ganaron los contadores por 22 a 13.
Por otra parte, el sábado 19 se enfrentarán en la fase de semifinales de la ONEFA los Auténticos Tigres a las Águilas Blancas en el emparrillado del estadio “Gaspar Mass”, mientras que los Borregos del Tec de Monterrey recibirán a sus hermanos del Tec de Puebla, en busca de llegar a la final y repetir uno de los más esperados clásicos, cuyo resultado los conocedores pronostican a favor de los auriazules, lo cual habla de la grandeza de este deporte en la Máxima Casa de Estudios, de modo que vale la pena hacer algunos apuntes sobre sus primeros pasos.
Históricamente el futbol americano tuvo su origen en Nuevo León el año 1896, pero sólo se trató de un juego de exhibición. Y no será sino a partir de 1941 que se empezó a practicar con frecuencia en Monterrey. Por eso se considera que la simiente del fútbol americano en la Universidad de Nuevo León (no era autónoma todavía) se origina en mayo de 1942 cuando uno de sus funcionarios, el ingeniero Bernardo Dávila Reyes, fue parte de la organización del primer partido de este deporte en la ciudad, entre el equipo capitalino YMCAY y los Gatos Negros, equipo pionero en Nuevo León. Bernardo Dávila apoyó también la formación de un segundo equipo en la ciudad, Los Pieles Rojas, fundado en 1943, justamente cuando reapareció la Universidad de Nuevo León, después de haber funcionado únicamente de 1933 a 1935, cediendo entonces su espacio a un Consejo Superior de Cultura.
También en 1943 se fundó el Tec de Monterrey, dando curso a los primeros clásicos del futbol americano, pues al crearse ese mismo año de 1943 el Departamento Deportivo de la Universidad, fue nombrado su jefe el ingeniero Bernardo Dávila Reyes, quien convocó el 14 de noviembre de 1943 a los estudiantes universitarios a la cancha de Bachilleres del Colegio Civil, dando inicio así a la institucionalización de este deporte en la UNL en esa fecha.
El nuevo equipo empezó a entrenar bajo las órdenes de David Rodríguez Fraustro y Francisco P. Mendoza, dos ingenieros provenientes de la UNAM que daban clases en prepa. Debido a que los muchachos se negaron a llamarse “Osos”, como quería el jefe de deportes de la Uni, y motivados por el impacto que los entrenadores causaron entre ellos por encauzar su afición al futbol americano, los noveles deportistas pidieron llamarse Pumas y vestir también el uniforme azul y oro. Sin embargo, los profesores se opusieron dándoles este argumento: “Por ahora ustedes son Cachorros. Y ya veremos más adelante si se ganan el honor de ser Pumas”. Todo esto consta en una fotografía del libro “Futbol Americano” del Fondo Universitario UANL donde aparece el equipo el 10 de diciembre de 1945 representando a la Universidad con el nombre original.
Durante los dos primeros años, los Cachorros sí pudieron lucir los colores azul y amarillo, pero no dejaron de tener presente el reto de su entrenador David Rodríguez Fraustro: “Primero serán ‘Cachorros’, y ya después veremos si se ganan el apodo de Pumas en el campo “. En su primer partido oficial, Los Cachorros perdieron 0 – 18 ante Gatos Negros. En 1945, se conformó la oficina coordinadora del equipo de Fútbol Americano y estaba dirigida por Enrique Westrup, Rodolfo Treviño, Héctor de Zamacona, Roberto Escamilla y del ingeniero civil, Raymundo “Chico” Rivera Villarreal (actualmente el primer estadio de la Universidad lleva su nombre). En lo que fue el primer campeonato estatal de Fútbol Americano, consistió en tres partidos, ante el equipo de los Gatos Negros dirigidos por Gaspar Mass. El primer partido se jugó el 11 de febrero en el parque de beisbol Cuauhtémoc de Calzada Victoria, los Cachorros cayeron 7 – 6, y en una corrida de 6 yardas, Rubén García Cavazos, hizo los primeros seis puntos para la Universidad. El 25 de febrero empataron a cero y el 11 de marzo, Gatos Negros obtuvo el campeonato al ganar 6 – 0 a los Cachorros, por lo que el marcador global concluyó 13 – 6.
LOS PRIMEROS CLÁSICOS FUERON DE LA UNI
En el primer clásico de futbol americano estudiantil en la historia, Cachorros derrotó a Borregos del ITESM, 12 – 7 el 20 de noviembre de 1945, en lo que fue el arranque del segundo Campeonato Estatal. Y por haber derrotado por primera vez a los “Gatos Negros “, el máximo exponente en ese tiempo de futbol americano, los universitarios cambiaron para siempre el mote del equipo. La historia refiere que Tony Corona, columnista del periódico El Norte, provocó el rebautizo del equipo al escribir en el diario: “Los universitarios se han portado en el emparrillado con gran coraje y enjundia, dejando por tanto de ser Cachorros, convirtiéndose más bien en unos Tigres de bengala, hambrientos de triunfo”.
El equipo fue bautizado como “Tigres” (sin el calificativo “de bangala”) a partir de 1947, al igual que el resto de los equipos representativos de la Universidad de Nuevo León, pero a los del futbol americano se les llama Auténticos porque fueron los primeros en ostentar el nombre del felino selvático. Y más todavía cuando en la temporada 1947 – 1948, los auriazules consiguieron el primer Campeonato Estatal con maraca de tres ganados y un perdido, en un cuadrangular ante los equipos de Gatos Negros y Borregos del ITESM, cuando ya había sido fundada FIME en 1947. Finalmente, el 14 de febrero de 1948 logró el campeonato al vencer a Borregos por marcador de 13 – 6.
En 1974, ya bajo la batuta de Cayetano Garza, Auténticos Tigres logró el campeonato nacional, dejando su nombre unido al número de su yersey: Ramón Villarreal (77), Jorge Solís (83), Gustavo Gómez (74), René Peña (29), Óscar Guerrero (89), Carlos González (73), Carlos Mondragón (78), Adalberto Gaytán (50) y Constant Derbez (85), según aparecen en la foto del recuerdo. No obstante, la temporada de 1977 fue más brillante para los felinos, al terminar invictos y vencer a sus acérrimos rivales: los Borregos del Tec. En la final efectuada el 11 de noviembre en el emparrillado del Estadio Universitario, guiados por los químicos Rolando Ugarte y Rubén Acosta, destrozaron 66-0 a las Águilas Blancas del Instituto Politécnico Nacional. El novato Juan Manuel Bladé impuso récord para una final, corriendo para 415 yardas con 5 anotaciones en 43 acarreos. Además, obtuvo el subcampeonato en 1978 y dos terceros lugares en 1975 y 1976, siendo nombrado entrenador del año en las temporadas de 1974, 1977 y 1979.