
La educación se ha convertido en una de las piedras angulares del desarrollo económico de cualesquier país; pero parece que eso sólo lo entienden los gobiernos de países industrializados.
Y es que según el documento de la OCDE, “Haciendo lo mejor para los niños”, México es uno de los países del mundo con peores resultados en pruebas de lectura y de matemáticas, a pesar de que se invierte 6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB); y además tiene las peores condiciones tanto sanitarias como educativas de todos los 30 países que conforman la OCDE.
Hace unas semanas el director Juan Carlos Rulfo y el periodista Carlos Loret de Mola, presentaron el documental, “¡De panzanzo!”, que muestra a jóvenes adolescentes que no saben ni dividir, ni multiplicar, así como a autoridades que ignoran cuántos maestros imparten clases, profesores ausentes y edificios en condiciones deplorables
En conferencia de prensa ambos personajes aseguraban que el objetivo del filme era despertar entre la sociedad el interés y el compromiso por la educación en México.
Esperemos que el filme logre su cometido, porque un país sin educación se queda sin innovación. Y es que la innovación va de la mano con la educación, pues la enseñanza y el aprendizaje se convierten en las mejores competencias de un país en desarrollo.
Como diría el fallecido Steve Jobs, “innovar es ver lo que todos ven, pensar lo que algunos piensan y hacer lo que nadie hace”.
Y no se trata sólo de equipar a las escuelas públicas y privadas con computadoras, pizarrones interactivos, proyectores e internet como lo prometen los políticos en campaña.
Es cierto, la tecnología facilita mucho el aprendizaje, pero deben saber que no sólo se trata de digitalizar los libros y subirlos a internet, mandar la tarea por correo electrónico o crear una red social para intercambiar tareas. Va más allá de eso, es un proceso de análisis y selección de contenidos adecuada tanto para los alumnos como para su entorno.
Y no debemos olvidar que para muchos maestros la presencia de las Tecnologías de la Información en su metodología de la enseñanza es muy escasa , pues muchos no tienen conocimientos informáticos suficientes para sentirse cómodos empleándolas en el día a día.
Platicando con un grupo de amigos, uno de ellos comentaba que estaba preocupado pues su sobrino le pidió ayuda en una tarea, la revisó y se topó con que el contenido educativo de esa universidad era idéntico al del portal el Rincón del Vago, página web muy conocida entre los estudiantes; otra amiga que ha impartido clases de inglés por más de 10 años también se mostraba agobiada pues en dirección le dieron la orden de pasar a todos sus alumnos, y ella decía “¿cómo los paso?… ni siquiera saben decir ‘Hi!’ ”.
Esta pequeña muestra nos sirve para darnos cuenta que no sólo la educación pública esta por los suelos, la privada no canta mal las rancheras, y es una pena porque los padres hacen un gran esfuerzo para inscribir a sus hijos en escuelas privadas, pensando que la educación está garantizada. Sin embargo para esas universidades los alumnos son sólo una matrícula que puntualmente paga una mensualidad.
Para rescatar la educación en México es necesaria la colaboración de todos: los padres en las casas desarrollando con sus hijos el gusto por la lectura; los maestros cumpliendo con su responsabilidad y sus obligaciones; y los alumnos con su deseo de aprender y ser conscientes de que el desarrollo del país está en sus manos.
Hasta la próximav