Los más de 70 mil votos que hicieron la diferencia entre el ganador y el perdedor en la contienda electoral de 2009 será una loza muy pesada para Felipe Enríquez, sobre todo ahora con Margarita Arellanes como la candidata del PAN y Fernando Larrazabal Bretón queriendo ser su manager.
Hace casi tres años Abel Guerra Garza fue derrotado ampliamente por Larrazábal Bretón cuando ambos buscaban la alcaldía de Monterrey, mismos que fueron consolados por sus respectivos partidos cuando quisieron ser candidatos al gobierno de Nuevo León.
Con una campaña para gobernador más que para alcalde de la capital regia, el oaxaqueño Larrazábal Bretón hizo pedacitos a su contrincante, quien tres años antes sufrió una derrota más decorosa ante Adalberto Madero Quiroga, en una madrugada posterior a las votaciones donde ambos se declaraban ganadores.
Pero en las elecciones de 2009 sucedió lo vaticinado semanas antes por Hora Cero en su última encuesta: la mayoría de los electores regiomontanos votarían por el PRI para gobernador, sin embargo para la alcaldía cruzarían la boleta a favor del PAN.
La Comisión Estatal Electoral confirmaría las cifras: que la alcaldía de Monterrey fue ganada por los albiazules con 271 mil 74 votos, mientras que Guerra Garza logró 200 mil 825 escrutinios, con una asistencia a las urnas de 55.1 por ciento de los votantes.
Sin embargo, en los ocho distritos locales que corresponden a la capital de Nuevo León, Rodrigo Medina de la Cruz obtuvo 246 mil 358 votos contra 223 mil 878 de Fernando Elizondo Barragán.
Posterior a las elecciones de ese 2009 y ante la evidencia del voto cruzado, un fuerte hedor suponía que la maquinaria panista había operado el domingo de los comicios para castigar a Elizondo Barragán y favorecer a Medina de la Cruz.
Meses antes el Comité Ejecutivo Nacional sacó de la jugada a Larrazábal Bretón como su candidato a la gubernatura y la nueva cúpula albiazul, comandada por el ahora alcalde de Monterrey renunciado, tuvo que conformarse con mantener la hegemonía en la capital del Estado.
Y pese a una polémica administración evidenciada por actos de corrupción con Madero Quiroga al frente, el PAN no tuvo rival: Larrazábal Bretón barrió y su nueva meta estaba en la sucesión gubernamental de 2015.
Ahora, una vez superado el escándalo que olía a corrupción de los ricos quesos oaxaqueños que supuestamente vendía su hermano Jonás en varios casinos, el candidato a diputado federal tendrá una encomienda que no parece fácil: retener la alcaldía de Monterrey, misma que lo pondría -de resultar cierto- como candidato natural del PAN al ejecutivo estatal.
Para ello será la mano que mecerá la cuna en la campaña de Margarita Arellanes, la ex delegada federal de la Secretaría de Desarrollo Social que prácticamente era una desconocida para los electores, hasta que comenzó una campaña para darse a conocer con panorámicos y en otros medios.
Con el escándalo de los quesos de Jonás, el favorito de Larrazábal Bretón se cayó y fue vetado desde el CEN del PAN. Pero Miguel Ángel García Domínguez tendrá un rol importante en esta campaña, como coordinador general de una estrategia que buscará derrotar al compadre de Enrique Peña Nieto.
Felipe Enríquez, con mejor fama de operador electoral del PRI que candidato, fue ungido por el tricolor como abanderado de la causa regiomontana, pese a que no era el favorito de Medina de la Cruz, pues -de ganar- sería muy incómodo para el gobernador a quien le restarían tres años en el puesto a partir del 1 de julio.
En contra, Enríquez tiene la avalancha de votos que cayeron en contra de Guerra Garza en 2009, pero a favor obra su talento como operador, mismo que demostró en las elecciones de Yucatán y Aguascalientes, donde su partido derrotó al PAN y recuperó las gubernaturas.
De la misma manera su compadre Peña Nieto lo requirió cuando el candidato a la presidencia de la República ganó las elecciones en el Estado de México, puesto que lo catapultó dentro de su organismo político y está -según las mediciones de diferentes casas encuestadoras-, a dos meses de ganar las elecciones.
Enríquez se aferró a ser el candidato a la alcaldía de Monterrey cuando no pudo encabezar la fórmula del Senado. Fue muy terco y su nombre aparecerá en las boletas, y sabe que su futuro político se decide en dos meses.
Si él recupera Monterrey y Peña Nieto es presidente, será un alcalde que le hará sombra al gobernador, como en su tiempo fue Sócrates Rizzo García para Jorge Treviño Martínez, en tiempos de Carlos Salinas de Gortari.
Toda una generación de habitantes de Nuevo León recuerdan el “ahí te encargo Sócrates”, palabras que pronunció Salinas de Gortari en 1986, cuando el entonces presidente de México encargó al alcalde la reconstrucción de la capital tras los embates del huracán Gilberto, mientras Treviño Martínez, como gobernador, sólo se quedó mirando.
Si las sospechas fueron ciertas que Larrazábal Bretón ayudó a Medina de la Cruz para que el panismo de Monterrey, en 2009, cruzaran el voto, entonces no puede descartarse que el PAN haría el favor al gobernador para descarrilar a Enríquez y asó quitarse un priista incómodo para 2015.
Ante ese escenario, Larrazábal Bretón se presentaría como probable candidato al gobierno y Medina de la Cruz podría devolverle favores, si antes no deja el puesto tras los rumores de que al ganar Peña Nieto lo invitaría a su gabinete.
Por eso mismo, la elección para la alcaldía de Monterrey no será entre Enríquez y Arellanes, sino entre Enríquez y Larrazábal.
Sin embargo, en base a la encuesta de Hora Cero que aparece en esta edición, la ex delegada de Sedesol en Nuevo León arrancó con una ventaja de seis puntos sobre Enríquez, y de confirmarse esta tendencia y gana, en menos de tres años Arellanes estaría haciendole sombra a Larrazábal por la candidatura al gobierno.
Entonces, ahí les encargo lo que se juega el 1 de julio, si Margarita Arellanes supera este obstáculo en las urnas.
Twitter: @hhjimenez