A través de la historia el periodista siempre ha buscado las entrevistas exclusivas y rascar en las investigaciones especiales que el mundo jamás olvidará como el Watergate del diario The Washington Post, mismo que obligó a la renuncia del entonces presidente de Estados Unidos, Richard Nixon.
Mienten quienes digan que durante la II Guerra Mundial hasta los periodistas de los países aliados encabezados por Estados Unidos y Gran Bretaña, enemigos de Alemania, no intentaron llegar hasta Adolfo Hitler aunque después fueran acusados de traidores.
Hasta en las fuentes de información menos duras como El Vaticano, entrevistar al Papa en turno como lo hizo Valentina Alazraki para Televisa México con Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, son logros que muy pocos pueden alcanzar.
En el mundo deportivo y en diferentes épocas, DiStefano, Pelé, Maradona y Messi han sido acosados por infinidad periodistas que representan a influyentes periódicos, revistas, radios, televisoras y medios digitales del planeta. Y la mayoría se queda en eso.
En la actualidad en México los espectáculos tienen mayores espacios en los medios de comunicación relegando los eventos culturales a páginas interiores, o noticias de tercero o cuarto bloque en un espacio informativo.
En el mundo muy pocos pueden presumir que un día pusieron su grabadora ante el pintor Salvador Dalí, al escritor Gabriel García Márquez o Rudolf Nuryev, emblemático bailarín del Ballet Bolshoi.
Y sólo algunos periodistas mexicanos, recuerdo a Jacobo Zabludovsky, tuvieron en vivo en su estudio del noticiero 24 Horas a María Félix y Mario Moreno “Cantinflas”.
¿A poco las principales televisoras y los influyentes diarios de Estados Unidos, aun siendo el principal enemigo de su país, no intentaron llegar a Osama bin Laden, responsable de atentar contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono?
Claro que sí, porque los medios de comunicación buscan tener o incrementar su prestigio ganando a la competencia sin importar pisotear el nacionalismo. No hay que olvidar que finalmente el periodismo es un negocio y se vale todo.
Un caso reciente y polémico fue el semanario francés Charlie Hebdo, que tras sufrir un atentado el 7 de enero de 2015 y cuando sus ventas estaban por los suelos, se valió de ese baño de sangre para sacar provecho y elevar sus tirajes y ventas hasta el millón de copias.
Sus editores, seguramente, no escatimaron en intentos para entrevistar a líderes extremistas islámicos, autores intelectuales del atentado, y presentarlos en portada ante el asombro y la condena de quienes lloraron a sus muertos.
El caso del Charlie Hebdo es una prueba que el periodismo también es una jaula con chacales.
Regresando a México, hace años el periodista fallecido fundador del semanario Proceso entrevistó y apareció en una foto con el líder de un sanguinario grupo del crimen organizado, Ismael “El Mayo” Zambada.
Mientras las fuerzas federales habían puesto precio a su cabeza, con órdenes de aprehensión y siendo uno de los delincuentes más buscados en Estados Unidos, “El Mayo” posó muy quitado de la pena junto a Julio Scherer.
Para el mundo del periodismo fue un exclusiva y envidiable entrevista, pero también fue una burla para la inteligencia de México y Estados Unidos que tenían años localizando al narcotraficante sin éxito.
Antes y después de “El Mayo”, lo más que un periodista había obtenido en ese terreno tan fangoso eran entrevistas encubiertas con supuestos sicarios, esposas, hijos o halcones, dejando muchas dudas si eran reales o para una novela sobre narcos.
Si lo que hizo la actriz Kate del Castillo en su cercanía con “El Chapo” es periodismo: bienvenido. Porque los documentales también están en la mente de los periodistas en los años recientes.
Pero si la mexicana y su colega Sean Penn querían solamente hacer negocio con el narcotraficante, pasando como encubridores, eso entra al terreno de la justicia de México y Estados Unidos.
Como Pilatos: “Me lavo las manos”. Porque si alguien me hubiera ofrecido entrevistar a “El Chapo” en lo más profundo de la sierra de Sinaloa, seguro no hubiera rechazado esa tentación periodística.