
Imparables, los tiempos y plazos del llamado Año Electoral ya llegaron aunque pareciera que en Nuevo León desde hace mucho los ciudadanos viven rehenes de las permanentes campañas de los actores políticos, tanto de quienes cobran como funcionarios públicos como de aquellos que quieren ocupar un cargo de elección popular y, obvio, vivir del presupuesto público ejerciendo el poder.
Estos 10 meses que faltan para los comicios del primer domingo de junio del 2015 sólo serán una continuación, magnificada y con algunos ajuste, entre ellos sólo el agregado de los nombres de los candidatos oficiales de todos los partidos, de lo que se ha vivido en el último año: ataques y críticas entre los oponentes, acusaciones y demandas penales y mediáticas, las más de ellas infundadas, guerra de lodo y, sobre todo, promesas y más promesas de cambio y mejoras en seguridad pública, educación, salud, transporte y empleo, la mayoría de ellas inviables de cumplir.
Pero será la guerra de lodo, el tratar de desprestigiar y descarrilar de sus aspiraciones al oponente, más que las propuestas y los proyectos y programas de los candidatos lo que saturará al potencial elector, es decir, convencer al ciudadano de a pie de que el otro candidato es peor que el de tal o cual partido. Y pal baile vamos.
Si no pregúntele al diputado federal Martín López, coprotagonista del más reciente videoescándalo en que se vio envuelto junto con otros compañeros de bancada del PAN, y a quienes, en el fuego amigo que se vive en las filas del blanquiazul, le causó un daño severo.
López logró salir airoso del golpeteo que en diciembre y enero pasados vivieron los diputados federales panistas, acusados por diversos alcaldes emanados del PAN de cobrarles cuotas o moches, por el simple y sencillo hecho de legislarán a favor de recursos públicos federales para sus municipios, pero del videoescándalo en el que se le ve tocándole los glúteos a una fémina en una fiesta con mujeres de un tabledance, aparecido a pocos meses de que se defina la candidatura a la alcaldía de Monterrey, habrá que esperar cuál es resultado, favorable o desfavorable a sus aspiraciones.
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Desde Semana Santa, de manera sincronizada diversos medios impresos de la Ciudad de México se manejan versiones sobre posibles cambios en el gabinete del presidente Enrique Peña Nieto, los cuales ocurrirán después de su segundo informe de actividades el 1 de septiembre.
Se habla de la salida de Rosario Robles de Sedesol, Emilio Chuayffet de Educación, Miguel Ángel Osorio Chong de Gobernación y de Ildefonso Guajardo de Economía, por razones tanto operativas como políticas: ahora crecen las versiones de la incorporación de Rodrigo Medina de la Cruz al círculo de poder presidencial, principalmente por sus resultados positivos en materia de seguridad púbica.
Curiosamente, estos comentarios proceden de priistas cercanos al mandatario estatal, quienes le ven atributos para llegar al gabinetazo, medida que para muchos sería positiva, pero para otros no, ya que en las dos últimas renuncias de gobernadores al cargo, las salidas de Sócrates Rizzo García en 1996, y de Fernando Canales en el 2003, abrió las puertas para que el PRI y el PAN, respectivamente, perdieran las gubernaturas y la mayoría en el Congreso y alcaldías en disputa frente a sus partidos oponentes.
Así que hagan sus apuestas, quién se va del Gabinete y quién llega. Eso sólo lo sabe el presidente Peña.
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En donde se librara una nueva guerra política es en la definición de los consejeros electorales para el proceso federal y estatal, debido a que será el pleno del nuevo órgano, el Instituto Nacional Electoral, el que definirá a quienes serán los responsables de organizar, vigilar y calificar las votaciones.
Sólo un puñado de consejeros electorales pasó una prueba de conocimientos y aptitudes aplicado por el INE a través del Ceneval, lo que obligará a buscar a varios cientos de personas aptas para el cargo, y todo al cuarto para las 12. Y aunque se supone que ni PRI ni PAN ni otras fuerzas políticas ni intereses políticos como el gobernador o el Presidente de la República afectarán su designación, sí podrían darse imposiciones lo cual afectaría el desarrollo de las campañas, las elecciones y la evaluación del resultado final.
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Cuando la perra es arisca, hasta a los de casa muerde, y esa parece que fue la premisa aplicada por la Secretaría de Educación de Nuevo León que aún dirige Juana Aurora Cavazos, al rechazar que los alcaldes del PAN de cuatro municipios, Santa Catarina, San Nicolás, Guadalupe y Monterrey (San Pedro Garza García se cuece aparte), entregaran miles de útiles escolares a los alumnos de primaria en este inicio del ciclo escolar 2014-2015.
Pues sí, bajo el argumento de sumar esfuerzos con la autoridad y no afectar las clases, no se permitió el ingreso a los planteles educativos a Víctor Pérez, Margarita Arellanes, Rolando Ambriz, y Pedro Salgado, pero de paso, tampoco se dejó que diputados locales, federales e incluso las senadoras Marcela Guerra, Ivonne Álvarez y Cristina Díaz, se quedaron con las brigadas en stand by, en espera de que les dieran el Vo.Bo para repartir los materiales a los alumnos.
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En la guerra como en la política todo se vale, incluso si se causan daños colaterales a los del mismo bando.
Como se ve que ya huele a precampañas y para promocionarse ante la ciudadanía cualquier motivo es bueno. La excusa de los políticos en los últimos días fue el viral reto del ‘Ice Bucket Challenge’ que les vino a caer a los políticos neoloneses en el momento más adecuados.
Claro que todos bajo el argumento de apoyar la lucha contra la esclerosis ni tarde ni perezosos comenzaron a subir a sus redes sociales los videos en los que terminan empapados por agua y hielo, no sin antes retar a sus amigos políticos.
Así lo hizo la alcaldesa de Monterrey, Margarita Arellanes Cervantes; el edil de San Nicolás, Pedro Salgado; los diputados locales del PRI, Carlos Barona y Daniel Torres y la senadora tricolor Ivonne Álvarez.
No cabe deuda de que los más agradecidos con el fenómeno del #IceBucketChallenge, además de las asociaciones que luchan contra la enfermedad, son los políticos que anhelan aparecer en las boletas de las próximas elecciones de 2015.
Y ya que andamos metidos en carreras electorales adelantadas, el que se metió un autogol de nivel vergonzoso fue el presidente del PRI en Santa Catarina, Guilberto Treviño Aguirre, quien el 18 de agosto denunció ante la Comisión Estatal Electoral al alcalde panista de ese municipio, Víctor Pérez, por “obstaculizar actos proselitistas de otros partidos en el municipio” o por lo menos eso fue lo que declaró ante los medios de comunicación.
Al ser cuestionado por los reporteros si ya eran tiempos para realizar actos proselitistas, el dirigente del tricolor no supo que responder y entre cantinfleadas pidió al alcalde de Santa Catarina dedicarse a gobernar y no a hacer política a favor de su partido.