Alguien le quiere encender un infiernito al rector de la UANL, Jesús Áncer Rodríguez en la facultad de Ciencias de la Comuncación, luego de una sucesión de terciopelo que operó en la escuela de Medicina.
Sucede que ya son varias las ocasiones que en algunos medios se difunden los deseos de los “suspirantes” a la silla que hoy ocupa Roberto Silva y dicen que cuando el río suena, agua lleva y que la grilla en esta escuela de mis recuerdos se escucha con tanto ruido, como en semanas pasadas ocurrió como en el río Santa Catarina, que hasta bramaba.
Seguramente Áncer ya sabe mucho de esto y sus más cercanos dicen que está “harto” molesto con quienes han sido despatados “quesque” porque todavía no son los tiempos.
Los nombres de mis estimados colegas de la comunicación, Patricia Cerda, Mario Rojo, Joseba Iñaki Alzugaray, el mismisimo Napoleón Neváres y el “tapado” se han dejado sentir en todos los corredores de la facultad de Ciencias de la Comunicación y ya han llegado hasta el quinto piso de la Rectoría de la UANL.
Hay quienes navegan con la bandera de contar con la “bendición” del de Palacio de Cantera y la Rectoría, pero esas actitudes no son bien vistas en la Casa de los Auténticos Tigres de CU de la avenida Universidad.
La decisión la habrá de tomar, en su momento, el rector Jesús Áncer, porque su deseo no es despertar al Perico dormido de Comunicación.
El Doctor, como le conocen, sabe operar, ya lo demostró en la facultad de Medicina, donde todos los encuerdados, decidieron irse por el camino que más convenía a la UANL y todo salió como lo planeó Jesús Áncer.
El rector de la UANL sabe que en Comunicación las grillas difundidas en algunos medios reacomodó grupos que se han organizado para impedir una imposición.
Dichos grupos, contrarios a la imposición, buscarán un acercamiento con Rectoría para hacerle saber que la facultad de Ciencias de la Comunicación debe recuperar liderazgo, reforzar la investigación, depurar su plan académico e impulsar profesionistas que dominen las nuevas tecnologías de la información.
Cuántos de los que quieren tienen un verdadero plan que le permita a la Facultad de Ciencias de la Comunicación insertarse en el plano internacional, ganar espacios en la educación a distancia y atraer estudiantes y recursos de otras entidades y naciones.
Pero también valdría la pena preguntarse cuántos de los que suspiran por la dirección de Comunicación lo hacen sólo por asegurar “su jubilación” a costa de sus supuestas influencias sin ofrecer una revolución educativa que favorezca la calidad educativa.
De Ciencias de la Comunicación debemos esperar mucho, lástima que volveremos a estar en el centro de las grillas peleando por un hueso, más que buscar el bienestar colectivo.
El rector de la UANL tiene la palabra, antes que se desaten las pasiones entre los comunicólogos que aspiran a la dirección de la FCC.