
Después de muchas especulaciones sobre un posible “voto de genero” a favor de “la candidata” durante la campaña presidencial, me puse a pensar en el grado de participación de las mujeres en la política mexicana, ya que quedó comprobado que una mujer puede ahora llegar al primer nivel político siendo otra cosa que “primera dama” (así como lo demostró la nueva alcaldesa de Monterrey y las múltiples elegidas neoleonesas).
¿Será que nuestras hermanas, esposas e hijas están actualmente representadas equitativamente en las instituciones nacionales? Esto no me parece necesariamente conforme a la realidad. Si bien es verdad – ¡y es de alegrarse! – que los derechos electorales de las mujeres mexicanas están plasmados en la Constitución desde hace más de medio siglo, falta todavía mucho para lograr la equidad.
Sí es cierto, hoy en día la participación social y el compromiso de las mexicanas es siempre mayor y más fuerte. También es innegable que cada vez más mujeres tienen “voz y voto” en su casa como en la vida pública. Pero a pesar de las mejoras de los últimos años, siguen siendo menospreciadas en el mundo político, como lo demuestra su limitada presencia en el Congreso (donde representan apenas el 32% de los miembros).
No totalmente satisfecho con esta constatación, se me ocurrió comparar el número de diputadas mexicanas con sus homólogas francesas, ya que el país galo también acaba de renovar totalmente su Cámara de Diputados. Y ¡oh sorpresa! Me di cuenta que un país supuestamente muy democrático y progresista como Francia tiene aún menos representantes públicas que México. Es más, la UMP – partido del ex presidente Sarkozy – prefirió pagar mega multas que respetar la ley de equidad que obliga a los partidos a postular un mismo número de mujeres y de hombres… ¡Cuando fueron ellos mismos los que propusieron y votaron dicha ley! Argumentaron que no podían “arriesgarse” en una elección compleja… Excelente ejemplo de doble moral a la francesa.
Resultado: apenas 27% de los diputados franceses son diputadas… ¡y eso que se trata de la mejor representación femenil de la historia de la Cámara francesa!
Investigando un poco más, caí en la cuenta que definitivamente el machismo político no tenía frontera, ya que países europeos como Hungría o Malta cuentan con menos de 10% de representantes mujeres. Sólo algunos como Holanda o Suecia conocen una equidad de género real en su representación nacional… En América Latina, el promedio de elección de mujeres a puestos en los parlamentos es de 20%, con sólo tres países cuyo promedio es de 40%: Argentina, Costa Rica y Cuba.
¿Qué nos dice esto de México? Que falta mucho por recorrer hacia la igualdad de género, tal como en la mayoría de los países del mundo occidental. De hecho, al ritmo actual de crecimiento de la representación de las mujeres, esta última sería una realidad en el Congreso de la Unión y las cámaras locales en… ¡2087! Asimismo, el actual gabinete cuenta apenas 3 mujeres por 19 secretarías; la Suprema Corte de Justicia solamente 2 mujeres jueces; y únicamente 6 han logrado la hazaña de ser gobernadoras… Lejana parece la perspectiva de una mujer presidente como en Chile, Brasil, Argentina o Costa Rica…
Ahora bien, la pregunta sería: ¿más mujeres para qué? ¿Habría diferencias en el ejercicio del poder entre hombres y mujeres? ¿Harían mejores leyes; habría menos corrupción? Probablemente no. Ser mujer no significa mayor competencia o más honestidad, ni siquiera mejor actitud respecto a las mismas mujeres.
Simplemente, creo que el tema de la equidad de género es una cuestión de democracia y de igualdad de derechos entre ciudadanos. Así como no debería de haber discriminación en contra de los mexicanos más humildes, de las minorías sexuales o de los indígenas, espero que las mujeres dejen de ser consideradas por algunos como “ciudadanas de segunda” y que un día alcancemos la equidad como resultado de un cambio de mentalidad, sin necesidad de leyes o de contingentes.
Esto sólo se logrará con pequeños avances, como podría serlo la composición del próximo gabinete, donde una señal de esperanza sería la presencia de mujeres fuera de los cargos “de mujeres” (es decir los sociales). Qué gran paso sería ver una mujer encabezar Gobernación o Hacienda, ¿no cree usted?
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