
Para algunas personas, entre ellas el gobernador Samuel García, la mejor manera de enfrentar los problemas es ignorarlos, hacer como que no existen.
Solo así se puede entender la posición que ha asumido en las últimas semanas donde han surgido diversas investigaciones que revelan el modus operandi con el que estarían enviando recursos provenientes de contratos públicos a la empresa de asesoría fiscal de su padre, Samuel Orlando García Mascorro, donde el mandatario todavía es socio.
Según las revelaciones, el sistema patentado y perfeccionado por los García es que el gobierno del Estado entrega un jugoso contrato a una empresa y ésta tiene que al despacho fiscal de la primer familia del Estado para pagar millones de pesos en “asesorías fiscales”.
Las pruebas que han circulado en los medios son contundentes pero ¿qué fue lo que hizo el mandatario estatal? ¿salió a desmentir los hechos? ¿prometió que si le comprobaban algo renunciaba?
No, simplemente se fue al extranjero.
Primero agarró a su esposa Mariana y a su bebé, y con cargo al erario público acudió a una quesque reunión de alto nivel de la ONU, de ésas que hacen cada tercer día, para presentar el plan de Nuevo León de combate al cambio climático.
No faltaron quienes cayeron al piso víctimas de la risa local cuando tenemos al mandatario de uno de los estados con mayores índices de contaminación en el mundo, queriéndole picar los ojos a los delegados de la ONU presentándoles su plan de cómo enfrentar la crisis ambiental.
Nadie en Nuevo León compró la versión de que este era un viaje de trabajo. Bastaron las historias compartidas por Mariana Rodríguez donde sin ningún pudor presumía los hospedajes de alto lujo donde se quedaron y sus compras en la Quinta Avenida y tiendas más exclusivas de la Gran Manzana.
Incluso no faltaron las selfies con un par de mexicanos residentes en aquella ciudad quienes reconocieron a la pareja. Por cierto, ¿ya se habrán dado cuenta que esta estrategia de publicar estas fotos ya no es tan efectiva como hace un par de años? O sea, ya nadie se cree que el gobernador de Nuevo León tiene posibilidades de un día ser presidente de la República.
Como Samuel se dio cuenta que durante su presencia en Nueva York las aguas no se calmaron, decidió extender su ausencia en la entidad y se fue de vacaciones ¡a Turquía!
Lo que parece que el gobernador no entiende es que las dudas y los cuestionamientos por el exponencial crecimiento de su fortuna personal continuarán en Nuevo León esperando a que regrese, con los pies llenos de arena y los oídos repletos de reclamos.
De hecho con este viaje Samuel demuestra que ya no le interesa guardar las formas y que los cuestionamientos sobre su estilo de vida ya no le afectan pues, seguramente cree, que nadie lo puede sancionar.
En otros asuntos para lo que sí tuvo tiempo el mandatario estatal de atender durante sus vacaciones fue jalarles las orejas a sus contactos en el Tribunal Electoral de Nuevo León quienes, en una verdadera jugada de squeeze play, lograron tumbar la sesión donde iba a resolverse la impugnación presentada por Mariana Rodríguez.
Las fuentes consultadas revelaron que el ponente del caso, el magistrado Jesús Eduardo Bautista Peña, presentaría un proyecto que desechaba los alegatos presentados por la esposa del gobernador, quien espera anular la elección para alcalde de Monterrey donde perdió por varias decenas de miles de votos.
El fallo declararía como legítimo ganador del proceso a Adrián de la Garza Santos.
Sin embargo, al ser notificado de que la cosa venía así, el mandatario le jaló la correa a sus representantes en el Tribunal, Claudia Patricia de la Garza Ramos y Fernando Galindo Escobedo, quienes lograron tumbar la sesión culpando a la Fiscalía General de Justicia en la entidad de que no había presentado unas pruebas y, por lo tanto, no podía darse una sentencia.
Ahora el suspenso se extiende al menos unos diez días más mientras continúan los estira y afloja entre los magistrados que están más que convencidos que los alegatos de Mariana Rodríguez no tienen sustento y son ridículos, y los que van a defender la causa de la pareja gubernamental a fuego y sangre.
Cambiando de canal, muy reveladora resulta ser la entrevista que aparece publicada en esta edición de Hora Cero con Cristina Díaz, la todavía alcaldesa de Guadalupe.
Entre los puntos más interesantes de la conversación es la opinión que tiene de todo este relajo que se está armando alrededor de los intentos de reelegirse como dirigente nacional del PRI de Alejandro Moreno “Alito”, quien ya le dicen el nopal por aquello de que a diario le encuentran más propiedades.
Sin dudarlo, Cristina asegura que no tiene rencores con su partido que desdeño a su hijo, Tomás Montoya como candidato a la alcaldía no obstante era uno de los mejor posicionados para el cargo.
Y continuando en el municipio guadalupense, quien está muy pero muy ocupado es el alcalde electo, Héctor García, quien enfrenta la disyuntiva de que afuera de su oficina hay una fila más larga que la de las tortillas de personas quienes le están solicitando chamba.
Pero no se apuren, que este asunto no le quita el sueño al alcalde electo, quien sabe perfectamente cuál es el perfil que anda buscando entre las personas a quienes va a invitar a colaborar con él en el Ayuntamiento durante los próximos tres años… seis si las cosas salen bien.