Cada 60 minutos una familia mexicana sale despavorida con sus tiliches para buscar refugio y protección legal en alguna de las apacibles comunidades en el sur de Texas.
Más de 25 mil familias, principalmente de Nuevo León, han emigrado en los últimos dos años para abrir negocios y comprar viviendas, ante la creciente inseguridad y extrema violencia en este país.
Así fue la cruda radiografía presentada por empresarios de Estados Unidos hace unas semanas por esta “tierra de nadie”.
Fue durante el evento Investment Tour 2011, en donde los directivos señalaron que la compra de casas por parte de mexicanos en Texas crecieron más de 500 por ciento entre 2009 y 2010.
El responsable del evento, Raymundo Platas Merino, dijo que el gobierno de Texas ofrece muy atractivos estímulos y exenciones fiscales a quienes abran empresas y generen empleos en ese estado.
En los últimos dos años se calcula que más de 25 mil familias mexicanas se han movido a Texas para hacer negocios y en ese mismo rango debe estar la compra de propiedades.
Pero en la mayor parte de los casos lo hacen para huir de las balaceras, de los granadazos, de los bloqueos, de los secuestros, de las extorsiones que ya es el pan de cada día en Nuevo León.
Para los mexicanos que inician un negocio, la autoridades texana les aplica una ayuda en los sueldos de los trabajadores, así como tarifas preferenciales en costos de agua, electricidad y gas, entre otros.
También se facilita un subsidio a los impuestos locales y con eso los mexicanos quedan exentos de pagar esos tributos durante varios años mientras el negocio se fortalece.
Los trámites para emprender un negocio en Texas se pueden concretar por Internet y en algunos casos no tardan más de 24 horas para quedar aprobados por las autoridades.
En el gobierno de Rick Perry lo importante es ofrecer las herramientas necesarias para los mexicanos que buscan hacer negocios legítimos en el estado de la Big Star.
De eso no cabe la menor duda.
Pese a la crisis financiera de años recientes, la región del sur de Texas, el corredor de McAllen a Mission, es la zona de mayor recuperación económica en la Unión Americana.
Los mexicanos han desplegado negocios en rangos que van desde los 100 mil dólares y hasta los 10 millones de dólares, de acuerdo a su capacidad financiera del momento.
Entre los rubros donde participan mexicanos se encuentran los hoteles, restaurantes, salones de belleza, gimnasios, salones de diversión para niños y otro tipo de comercios muy variado.
“Este tipo de negocios te permite tramitar más fácilmente tu visa de inversionista porque ya tienes empleados, hacer negocios en Estados Unidos es impresionantemente sencillo”, expresó Mr Ray.
Por su parte, el presidente de la desarrolladora residencial Grev Construction, Michael Pavón, recalcó que la compra de viviendas por parte de mexicanos ha sido explosiva desde principios de 2009.
“Nosotros calculamos que las ventas de casas a mexicanos subieron más de 500 por ciento, ha sido algo mucho muy acelerado, y creemos que esto va a seguir por más tiempo.
Pavón agregó que “miles de familias de México se están viniendo a Texas a comprar sus casas y luego andan abriendo negocios y más negocios.
“Esa gente tiene la sensación de que están más seguros en Estados Unidos, en el sur de Texas, se vienen por los graves problemas que hay de seguridad en México.
“Normalmente las gentes que van de aquí de México busca casas de entre los 100, 200 y 300 mil dólares”, comentó.
Por ejemplo, en el sur de Texas se puede conseguir una vivienda de 100 mil billetes verdes, equipada con tres recamaras, dos baños y medio, cochera doble, con 250 metros de construcción y 600 metros de terreno.
El financiamiento tradicional de vivienda en Texas para los mexicanos es entre un 10 a 25 por ciento de enganche y el resto va financiado con tasas desde 4.75 por ciento hasta el 6 por ciento anual.
Aquí en esta triste Sultana del Norte una casa de esas dimensiones tiene un costo aprox de 350 mil dolaritos, y con criminales tasas bancarias al triple que las aplicadas por las financieras texanas.
Son alrededor de 100 mil mexicanos que por las tristes circunstancias de esta nación, han decidido lanzarse a reiniciar una nueva vida, embarcarse en un negocio, vivir tranquilos y en paz.
Mientras los texanos se entregan en cuerpo y alma para fomentar los family business, aquí en estos lares sucede todo lo contrario.
Para tratar de abrir una empresa en NL es obligado cubrir un centenar de burocráticos trámites federales, estatales y municipales, aderezados todos ellos con una alta dosis de corrupción.
Todas las dependencias de marras buscan cómo fregar a los nuevos emprendedores, les ponen miles de trabas, los tratan con una patada en el trasero, los humillan.
Arrancar un negocio de cualquier giro productivo obliga a pagar soborno tras soborno tras soborno, desde meros inspectores de obra hasta llegar a los más encumbrados secretarios del gobierno en turno.
Y luego de abierta la compañía hay que soportar las amenazas, los chantajes de las centrales obreras.
¿Recibir estímulos fiscales?
No, eso ni de risa loca; solamente los que tienen palancas con gente de gobierno o son compadres de algún burócrata de medio pelo pa’ arriba tienen acceso a los apoyos oficiales.
Los empresarios texanos le están apostando a que la avalancha de violencia expulse del norte de México a por lo menos 200 mil familias en los próximos cinco años.
A ese ritmo, allá por el 2020, habrá comunidades texanas con más población mexicana en plena huida que el número de habitantes en una ciudad medianita en este vapuleado país.
By the way.
Al momento de teclear estas líneas confusas, tan sólo en los primeros dos meses de 2011, ya suman 210 las víctimas por los enfrentamientos de la delincuencia organizada en Nuevo León.
ALARMA A LA IP REGIA LA GALOPANTE DELINCUENCIA
Los barones del dinero siguen aterrados por la imparable ola de criminalidad con la que arrancó el 2011 y que parece no tener solución por ningún lado.
Hace unos días los empresarios revelaron que en enero de este año el robo a negocios se incrementó en un 75 por ciento y los homicidios dolosos en un 526 por ciento, comparados con el mismo lapso en 2010.
El robo de autos en San Pedro Garza García se incrementó en un 620 por ciento, al pasar en enero de 2010 con cinco coches robados a 36 unidades hurtadas en enero de 2011.
Dentro de los límites que debe de vigilar la Policía Regia se registraron 191 robos en enero de este año, 31 por ciento arriba del mismo mes en el 2010.
Mientras que en la zona de vigilancia de la Policía Estatal la situación es aún peor, ya que se registraron 203 robos, un disparo de 157 por ciento contra el mismo mes de un año antes.
Frente al descarado control de las bandas de cacos, los de la IP le exigieron al RodriGober que explique las anormalidades entre las tendencias delictivas en Monterrey y las zonas vigiladas por la policía estatal.
Durante el mes de enero, un total de mil 709 personas denunciaron el robo de su vehículo, una cifra equivale a un promedio de 55 automóviles robados diariamente en la entidad.
Cifras difundidas por la Procuraduría de Justicia estatal exhiben que del 4 a 17 de enero se cometieron 778 robos de vehículos.
Y luego del 18 y el 31 de enero, al implementarse los filtros de seguridad, fueron robados 805 automotores, un promedio de 57 por día.
La cúpula empresarial concluyó que la creciente ola de delitos en Nuevo León, principalmente el robo de vehículos y homicidios, obedece a una colusión entre policías y delincuentes.
No hay vuelta de hoja.
En la misma sintonía, el sector restaurantero de la entidad reporta un desplome de hasta 75 por ciento en ventas nocturnas, ante la escala de violencia en Nuevo León.
El presidente de Canirac, Jorge Guerrero Martínez, dijo que en las últimas semanas se han perpetrado por lo menos 10 asaltos violentos a negocios afiliados.
Ciertamente en el transcurso de 2011 se ha recrudecido la violencia en algunos restaurantes en la zona metropolitana, subrayó el directivo.
Un centenar de socios han decidido instalar “botones de pánico” y reforzado la vigilancia debido a los constantes hechos delictivos en las semanas recientes.
Los negocios ubicados sobre la avenida Madero han reportado una caída de hasta 75 por ciento en ventas nocturnas, mientras que los restaurantes en la avenida Garza Sada indican una baja del 15 a 20 por ciento.
Al parecer se trata de una banda de asaltantes que se ha concentrado en el segmento de restaurantes para cometer los atracos, con un modus operandi muy bien ensayado.
La Canirac ha distribuido desde finales dexx 2010 un manual de seguridad a unos 10 mil restauranteros para orientarlos a tomar decisiones adecuadas en casos de violencia.
¡Sálvese quien pueda!
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