¿Usted me creería si le dijera que en lo que acaba de leer esta columna editorial, murieron seis personas en accidentes viales?, ¿sería difícil verdad?
¡Casi 25 mil mexicanos mueren al año debido, en la gran mayoría, a la estupidez humana; ¿lo quiere más claro?, cada minuto mueren dos personas en promedio por los accidentes viales.
En todo el mundo, los accidentes viales son la causa principal en muerte de jóvenes entre los 15 y 29 años de edad y la novena en los decesos ocurridos en la población abierta.
En México, el 95 por ciento de los accidentes son responsabilidad de los conductores por las más estúpidas causas que se pueda imaginar.
Estos escalofriantes datos arrojados a nivel mundial y nacional por la Organización Mundial de la Salud, ubican los decesos en accidentes automovilísticos como la primera causa de muertes en el planeta.
Además de las muy lamentables pérdidas humanas, los daños económicos a las economías nacionales llegan hasta el cinco por ciento del Producto Interno Bruto.
Conste, no estamos hablando de guerras, narcotráfico, enfermedades… estamos hablando de ¡accidentes viales!, mismos que en la gran mayoría pudieron haber sido evitados.
Según la OMS en todo el planeta mueren anualmente más de 300 mil seres humanos al año, mismos que en el 80 por ciento de los casos fueron responsabilidad de los conductores al circular con velocidad excesiva, conducir ebrios, no respetar los señalamientos viales, o simple y sencillamente hacer a un lado los derechos mínimos de peatones y ciclistas.
Lo más lamentable, es que el 62 por ciento de todos los accidentes viales se registran exclusivamente en solamente 10 naciones… la peor noticia es que ¡México ocupa el séptimo!
Peor aún, a nivel latinamericano, nuestra nación ocupa el nada honroso ¡tercer lugar!, en decesos por accidentes viales, siendo la segunda causa nacional en dejar a menores en la orfandad.
Según las investigaciones posteriores a los trágicos accidentes, la gran mayoría pudieron evitarse si los conductores, ahora muertos, hubieran portado desde el cinturón de seguridad, regla básica, haber obedecido las señales de Tránsito, verificar previamente las condiciones mecánicas de sus vehículos….
¡NADA QUE NO NOS HAYAN MACHACADO TODOS LOS DÍAS!
Debemos recordar que las primeras campañas preventivas para el uso del cinturón de seguridad inició a finales de los 80, cuando el entonces comandante de la Policía de Caminos, Jorge Vergara Berdejo (qepd), estaba convencido de la relevancia de esta simple pero profunda medida.
¿Entonces, por qué seguimos matando inocentes y dejando en la orfandad a nuestros hijos?
Y aunque muchos puedan asegurar que las carreteras, mismas que por cierto en el 80 por ciento a nivel nacional se encuentran en condiciones aceptables, son corresponsables…o que los baches… o que el perro que se me atravesó; lo cierto es que ya es hora que le bajemos.
Que le bajemos a las velocidades inmoderadas con que la mayoría de las veces nos transportamos, es hora de que hablemos con nuestros jóvenes y les hagamos ver la delgada y sumamente delicada línea que los separa de la vida y la muerte.
Es hora de que entendamos que no conducimos bólidos en pistas de carreras, y que nuestros acompañantes, ciclistas y peatones no son ¡de hule!
Porque buenos…buenos para manejar, como que a los regios no se nos da…y si no me cree vea nada más la bola de carambolas que suceden por cualquier lluviecita tercemundista.
¡Carajo, como si no tuviéramos con la bola de locos que nos están matando!
Y en estas cosas ni modo que le echemos la culpa a Rodrigo Medina, a Fernando Larrazábal o a Felipe Calderón… el control lo tenemos nosotros… y debemos enfrentarlo.
¡Es hora de tomar medidas y hacer conciencia vial, por nuestro bien, el de terceros…pero sobre todo por el futuro de miles de mexicanos!
Muchas gracias.